¿Cómo identificar el acoso escolar y cómo actuar?

El primer jueves de noviembre de cada año como se conmemora el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela, incluido el ciberacoso, como una forma de evidenciar la gravedad de esta violencia en el entorno escolar y cómo atenta directamente contra los derechos de los menores, su salud y bienestar. El bullying puede ser un arma silenciosa que no necesariamente ataca a sus víctimas a través de la agresión física o verbal.

En Contacto Directo, José Fernando Mejía, director del programa Aulas en Paz, explicó que el bullying es un comportamiento agresivo de una persona en contra de otra, el cual abusa de su poder por medio de la opresión y el hostigamiento. Se presenta cuando hay un desbalance de poder y se comete de forma repetitiva.

“Se trata de una agresión sistemática y sostenida que se presenta en un desbalance de poder. Bullying no es cualquier cosa, es decir, no toda agresión entre niños lo es. Tiene que tener un desbalance jerárquico, que es lo que realmente lo hace problemático, ya que quien ha sido agredido queda expuesto a una situación de vulnerabilidad y no tiene cómo defenderse”, explicó.

En la mayoría de ocasiones, el agredido carece de herramientas psicológicas y físicas para hacer valer sus derechos ante quienes los atacan, quienes suelen tener posiciones de poder; bien sea porque tienen muchos amigos, son muy populares, son fuertes, entre otros.

“En estas situaciones se configura una relación en la que alrededor del 20% de los niños pueden ser víctimas en una situación de vulnerabilidad y que usualmente los adultos no lo ven porque, como víctimas, no tienen la fuerza para defenderse ni tampoco para avisar que algo está pasando”, aclaró.

Mejía insistió en que el bullying no necesariamente implica agresiones fuertes. “No siempre se presentan situaciones que llevan al menor agredido a pensar en quitarse la vida, sino que tiene que ver con acciones repetidas como por ejemplo decirle a un niño que es feo, bobo, hacer cosas para excluirlos, que no se sientan parte de la comunidad. Eso es muy problemático, nocivo y puede traer consecuencias muy serias”.

Una característica clave del bullying es la repetición de los hechos, ya que para considerarse como tal debe ser recurrente y ser experimentado durante semanas, meses, e incluso años. Dicho acoso puede incluir agresiones físicas, verbales y psicológicas; agresiones que pueden ser muy sutiles pero sumamente destructivas.

“Hay que hablar con nuestros hijos y preguntarles si esto está pasando, no solamente en contra de ellos, sino en general en sus colegios. Los niños se dan cuenta de lo que sucede, así que vale la pena preguntarles si hay compañeros que la esté pasando mal porque lo excluyen o maltratan. De ser así, hay una oportunidad para hacer algo”, explicó.

“Entre los signos de alarma los padres podrán identificar que algo sucede y está mal en la escuela cuando sus hijos no quieran ir al colegio (que claramente se vea afectado por ir porque hay miedo o ansiedad. Que lleguen con sus cosas rotas o que las pierdan, que no los inviten a nada, que no tenga amigos, que no hable de lo que ocurre en el colegio, que cambie sus hábitos de alimentación o sueño”, indicó al insistir que los padres deben evitar dar alguna situación por sentado y que por el contrario se recomienda ahondar e indagar.

Mejía aclaró que el bullying no es un asunto exclusivo del agresor y del agredido dado que, por tratarse de un fenómeno social, “los terceros cumplen un papel fundamental: pueden hacer algo para hacer parte de la agresión (incluso no hacer nada) o manifiestan que no les agrada lo que está sucediendo y apoyan a quienes están siendo vulnerados”.

A través del portal web www.aulasenpaz.org en el link 'recursos' hay información útil para padres y maestros acerca del acoso escolar y cómo manejar situaciones de bullying al interior de la escuela.