La cebolla ocañera, un producto insigne en la cultura agrícola campesina del Catatumbo, en Norte de Santander, ha sido durante décadas el sustento de miles de familias logrando dinamizar gran parte la economía de la región. Sin embargo, desde hace cerca de 12 años se han disminuido los precios en las ventas, además de una reducción de las áreas de cultivo.
Inicialmente, el ingreso de contrabando de cebolla peruana se convirtió en el enemigo de los productores locales que veían cómo el producto procedente del exterior llegaba sin explicación alguna y a bajos precios. Esto ponía al bulbo local en desventaja ante los comerciantes y distribuidores que pasaron a preferir la cebolla peruana.
Las pérdidas de los labriegos del Catatumbo los llevaron a dejar de lado el cultivo de la cebolla ocañera y pasaron a sembrar semilla peruana para poder subsistir. La siembra y cosecha del bulbo peruano se expandió en gran medida, pues además es de menor tiempo de crecimiento, lo que llevó a que no se volviera a emplear la semilla local; fue así como desapareció la otrora tradicional cebolla ocañera y se perdió la capacidad reproductiva.
Sumado a esto, los altos costos en la producción y la ausencia del apoyo institucional para que el producto fuera más competitivo, han desmotivado a los campesinos a seguir la tradición. Por esto se está promoviendo por parte de asociaciones y entidades el rescate de la cebolla ocañera.
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Es así como nace el proyecto ‘Elaboración de un modelo de producción sostenible de cebolla de bulbo para la provincia de Ocaña’, liderado por la Corporación Agrosavia, entidad del gobierno dedica la investigación, en conjunto con la Asociación de Municipios del Catatumbo, provincia de Ocaña y sur del Cesar -Asomunicipios-.
Según lo ha indicado Edgar Pallares, director de Asomunicipios, “estos factores llevaron a que la Corporación Agrosavia, con el acompañamiento de la Asociación de municipios, plantearan un proyecto considerado ambicioso, innovador y de mucha trascendencia para no solo recuperar este cultivo, sino también ayudarlo a que sea competitivo, rentable y que signifique mayores ingresos para nuestras familias campesinas”.
Los municipios donde existe mayor producción son La Playa de Belén y Ábrego, teniendo el primero 1.200 hectáreas activas, así lo aseguró Jesús Evelio Acuesta Claro, representante legal de la asociación Asomesarica, quien además indicó: “lo que tenemos que mirar es que contemos con una asistencia técnica para volver a recuperar la semilla nuestra, que hace muchos años se perdió (…) nos tocó buscar otras semillas que son las que nos tienen hoy en la quiebra, si llegáramos a recuperarla vamos a mejorar la producción”.
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El proyecto va dirigido a 500 productores directos y 1.600 familias campesinas, quienes recibirán durante tres años el apoyo de profesionales que darán inducciones, compartirán aprendizajes y pedagogía que lleve a los campesinos a aplicar mejores prácticas para obtener cebolla ocañera.
Otro de los aliados y coejecutor es la Universidad Francisco de Paula Santander Ocaña, que según ha indicado Yanine Rozo, investigadora master del proyecto, “con un grupo de docentes se aportarán una contra partida en el desarrollo del proyecto, además de formar un capital humano que va a quedar en la provincia para que de manera permanente trabaje en más temáticas”.
Así mismo, ha destacado que lo que se busca principalmente es “conocer cómo se está dando este sistema productivo, quiénes son los productores de cebolla en la provincia de Ocaña, y se continuará haciendo presencia en el territorio desarrollando talleres de caracterización, haciendo las colectas y las visitas a los cultivos”.
Son once municipios en la región del Catatumbo donde se estará desarrollando este proyecto de recuperación de la cebolla ocañera, el cual tendrá una inversión de 5 mil millones de pesos aproximadamente.