La directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), Alejandra Barrios expresó su preocupación por las actuaciones violentas que han surgido en medio de la presente campaña electoral, en el marco de la denuncia presentada por el candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro, sobre el plan que se estaría orquestando para atentar contra su vida.
Además de rechazar la amenaza que pone en riesgo al candidato, Barrios le hizo un llamado a las autoridades judiciales para que investiguen cualquier denuncia relacionada con la vida y el riesgo al que pueden verse expuestos los candidatos en medio de la contienda.
La MOE reiteró su llamado de preocupación debido a la información que ha reportado el Observatorio Político Electoral de la Democracia de la MOE, el cual notificó que, entre el 13 de marzo de 2021 y el 13 de marzo de 2022, se han identificado 581 agresiones a líderes políticos, sociales y comunales en todo el territorio nacional.
Según el reporte, esta campaña ha sido la más violenta durante los últimos tres procesos electorales que se han desarrollado en Colombia.
“Los liderazgos políticos han sido objeto del 41,6 % (242) del total de las agresiones y de la mayoría de los atentados registrados hasta el momento (35), así como de una serie de amenazas colectivas que enuncian dentro de sus razones la filiación política de los mismos”, expresó la MOE.
La Misión también aseguró que hace algunos años, en medio de una campaña electoral o en meses cercanos a unas elecciones, no se presentaban situaciones de violencia y riesgo de seguridad por la presencia de grupos armados en diferentes territorios, particularmente en los más vulnerables.
“Este panorama genera preocupación, pues los líderes políticos son los principales participantes en los procesos electorales, y la experiencia desde 2014 evidencia que, en el marco de los mismos, las agresiones contra este tipo de liderazgos tienden a aumentar; situación que nuevamente ocurre en el 2022”, aseguró Barrios.
Finalmente, la MOE instó al Gobierno Nacional a tomar medidas y a hacer presencia en los lugares que más ausencia del Estado y poca seguridad presentan para garantizar las actividades y liderazgos sociales, políticos y culturales.