Emprendimientos en Catatumbo: vinos, pan, café y otras delicias típicas de la región
La falta de oportunidades ha llevado a que se active el talento a la hora de generar una forma de subsistencia y darse su propia oportunidad de crecimiento laboral y personal. Los emprendedores desafían muchas veces la competencia de las grandes empresas promoviendo el desarrollo del país.
En la región del Catatumbo, en Norte de Santander, mujeres, víctimas del conflicto, migrantes, o simplemente personas cansadas de no tener acceso al campo laboral, activaron su propia forma de auto sostenimiento. En esta oportunidad, destacamos varios de los emprendimientos que basan su producción en productos y materia prima de generada de la misma región.
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El aperitivo del abuelo, un legado de sabores y tradición
A sus 75 años, Noel Barbosa Sarabia es un ejemplo viviente de perseverancia y dedicación. Hace 14 años, decidió iniciar su propio emprendimiento en el mundo de la vinicultura, una pasión que lo ha llevado a explorar y perfeccionar la elaboración de vinos y aperitivos de frutas. Su trayectoria es una inspiradora muestra de cómo la experiencia y el conocimiento pueden transformarse en un negocio exitoso y lleno de sabor.
Noel comenzó su aventura vinícola con la producción de vino de uva, pero fue hace 10 años cuando decidió expandir su repertorio y comenzó a elaborar aperitivos de frutas, alcanzando un promedio de 15 sabores distintos. Entre sus creaciones más destacadas se encuentran: cocota (fruto propio del Catatumbo), guayaba arrayana (también típica de la región), flor de la barbatusca, mandarina, naranja, uva, piña, lulo, maracuyá, banano, ciruela peruana, borojó, chontaduro y una combinación especial, cola granulada y uva.
La dedicación de Noel a su oficio es impresionante. Aprendió de manera empírica, gracias a un amigo que le compartió la fórmula inicial, la cual ha mejorado constantemente con el tiempo. Ahora, su nieto de 12 años le acompaña en la preparación, asegurando así la transmisión de este valioso conocimiento a la siguiente generación.
Una de las características más notables de los vinos de Noel es su durabilidad; no tienen fecha de vencimiento y se almacenan en barriles que llevan más de 10 años en uso. Esta longevidad es un testimonio de la calidad y el cuidado con los que este emprendedor produce cada lote.
Noel, quien solía ser maestro de construcción y un destacado atleta, ganador de medallas de oro, plata y bronce en los juegos nacionales, ahora encuentra en su emprendimiento una nueva fuente de satisfacción y propósito: “lo que más me gusta es que uno debe tener algo que hacer, me siento útil”, comenta.
Aunque los años han pasado, su mente sigue tan activa y creativa como siempre. El emprendimiento de Noel Barbosa Sarabia no solo es un negocio, sino también un legado de tradición y pasión que sigue creciendo y deleitando a todos aquellos que tienen la oportunidad de probar sus exquisitas creaciones.
Regazo de María, innovación orgánica para el medio ambiente
Sonia Castilla es una de las integrantes de la Fundación El Regazo de María, organización que impulsa a un grupo de mujeres emprendedoras, todas ellas madres de niños de entre 0 a 5 años, en su búsqueda por salir adelante y contribuir positivamente a sus comunidades. Este emprendimiento surgió con el objetivo de ofrecer a estas madres una oportunidad para salir de casa y desarrollar habilidades productivas y sostenibles.
En sus inicios, estas mujeres comenzaron fabricando canastas artesanales utilizando fibras naturales como la cepa de plátano y la inea. Con el tiempo, y buscando siempre innovar, ampliaron su oferta de productos para incluir jabones orgánicos y naturales en barra, elaborados con ingredientes como cacao, café y romero. La aceptación y el éxito de estos jabones las motivó a seguir explorando nuevas oportunidades.
Actualmente, el producto más novedoso de este grupo de emprendedoras es un shampoo en barra, una alternativa sostenible y ecológica que ha tenido una gran acogida. Este proyecto cuenta con la participación activa de 70 madres provenientes del municipio de La Playa de Belén, Hacarí y sus alrededores.
La misión de este emprendimiento va más allá de la generación de ingresos; busca innovar a través de lo orgánico y aportar al cuidado del medio ambiente. Al utilizar ingredientes naturales y métodos de producción sostenibles, estas mujeres no solo mejoran la calidad de vida de sus familias, sino que también contribuyen a la preservación del entorno natural.
La Fundación El Regazo de María y las madres emprendedoras que la conforman son un claro ejemplo de cómo la colaboración, la creatividad y el compromiso con la sostenibilidad pueden generar un impacto positivo y duradero en la sociedad y el medio ambiente.
Empoderando mujeres a través de la transformación del café
En el corazón de Otaré, corregimiento del municipio de Ocaña, la Asociación de Mujeres (AMOSIF) se erige como un faro de esperanza y empoderamiento para las mujeres víctimas del conflicto armado y madres cabeza de hogar. Fundada en el año 2016, AMOSIF comenzó su andadura con 36 valientes mujeres en 2018 y ha crecido hasta contar en 2023, con 64, todas ellas comprometidas con su objetivo.
El viaje de AMOSIF comenzó con la crianza de cerdos, pero su visión y determinación las ha llevado a nuevos horizontes.
Hoy en día, AMOSIF, han transformado su enfoque hacia el café, un recurso emblemático de su región. No solo cultivan el café, sino que han perfeccionado el arte de tostarlo y molerlo, creando productos derivados de alta calidad bajo su propia marca.
Cada grano de café que procesan no solo es una muestra del sabor y la calidad de su tierra, sino también un símbolo de la resiliencia y la fortaleza de sus mujeres. Desde la finca hasta la taza, el café de AMOSIF lleva consigo las historias de superación y el arduo trabajo de sus asociadas.
En AMOSIF creen en el poder del emprendimiento para cambiar vidas. A través de sus actividades, buscan no solo generar ingresos, sino también brindar a sus mujeres la oportunidad de independizarse económicamente y de ganar un mayor empoderamiento. Su misión es clara: que cada mujer de su asociación tenga la oportunidad de prosperar y de contribuir al bienestar de su familia y comunidad.
Migrantes entre artesanías y panes dulces
María José Torres Colmenares llegó a Convención, Norte de Santander, hace siete años. Procedente de Venezuela, nacida y criada en el Estado Lara, María José dice que: “me costó bastante la adaptación de la ciudad a un pueblo, pero me encantó la gente de Convención y decidí quedarme”. Ahora se mueve por redes sociales para ofrecer su producto y recibir pedidos que está dispuesta a despachar fuera de la región.
María José quiso forjar su destino junto a sus hijas en esta localidad del Catatumbo donde encontró en abril de 2023, en la elaboración de donas en miniatura, su forma de subsistencia. Hoy tiene su propia firma, Minidonas Majitos. Pero para posicionar su producto no ha sido fácil. Recién llegada a la región, emprendió con la venta de platanitos ofrecidos en la venga informal caminando las calles del pueblo.
Ahora, hace énfasis en las donas cuyo producto fue perfeccionando. Las elabora con una máquina que les da forma y luego decora con diferentes motivos. Arequipe, chocolate, fresa, granola hacen parte de sus sabores, pero también tiene mini donas elaboradas con harina de avena baja en azúcar. Llama la atención la presentación de las donas por su reducido tamaño, pues sirve como pasabocas, pero su empaque elegante y adornado se puede presentar como un detalle para ocasión especial. María José ya no se siente una migrante más, sino una hija del Catatumbo.
Yajaira Bacca Abendaño es una mujer procedente de Venezuela, de padre y madre convencionistas, llegó inicialmente a Cúcuta donde trabajó en diferentes oficios. Luego se pasó a Convención en busca de los allegados de sus ancestros. Pero fue en este municipio colombiano donde aprovechó lo que aprendió de adolescente, a manejar las manualidades. Hoy tiene su propio emprendimiento, Manualidades Yaja. Lleva 15 años trabajando con el Foamy. Muñecos, decoraciones para celebraciones, carteleras hacen parte de su portafolio.
Como madre soltera, tiene que dedicarse al cuidado de sus hijos. Quedarse en casa sin hacer nada no era lo suyo y experimentó con la creación de manualidades: aprovechando la necesidad, hice los primeros muñecos que me quedaron fatales, pero encontré quien me enseñó, mejoré y volví a empezar hasta llegar a ser una de las mejores manualistas buscada por su talento”.
Pandeyuca convencionista
Para vender pan no se necesita tener panadería, o un local de gran superficie. Así lo han considerado los hermanos Julieth y Efraín Tejada, quienes se pusieron manos a la masa y crearon Pan el Auténtico. Un emprendimiento que inició con “pan de combate” el de $200, explica Efraín.
Pero decidieron no dedicarse al pan y optaron por un producto con el cual marcar diferencia y decidieron probar con el denominado pandeyuca, hecho con harina de calidad, queso de dos tipos, el costeño y doble crema, huevos, leche, es decir: “ya no es de combate” pues al que elaboramos no se le niega nada a la calidad”, dice Efraín.
Una micro empresa que se abre solo tres días a la semana; martes, jueves y domingo. Todos ayudan y trabajan en casa y se mueven en la modalidad de domicilio. Se han hecho a pulso con los valores de sus padres trabajando desde pequeños. No necesitan de un gran local, sino de los equipos necesarios para elaborar su producto, un horno que compraron con plata prestada, y moverse por redes sociales para recibir pedidos y en la moto familiar hacer las entregas. "Solo necesitamos WhatsApp y una buena atención".
