Antiguos miembros del Ejército reconocieron su responsabilidad por ‘Falsos Positivos’ en el departamento de Casanare, en el marco de un acto de reconocimiento ante la Comisión de la Verdad que se realizó este miércoles.
“Qué fácil es hacer de la guerra el escenario del éxito de algunos pocos, que nos pedían resultados a diario y litros de sangre. Nada de lo que dejamos consignado en los documentos era real. Todo era organizado, era falso”, dijo Faiber Alberto Amaya, sargento segundo (r) del Ejército, durante el acto de reconocimiento.
Durante su relato este hombre, padre de dos hijos, dijo que desde que entró al Ejército les enseñan a que todo lo que se hace es por orden. “Si el comandante no autoriza, uno no puede hacerlo. Desde ahí se inicia la subordinación. Y nos lo meten tan de fondo en el cerebro, que obedecemos sin decir una sola palabra, los comandantes nos calificaban esas órdenes y esa subordinación me llevó a tomar esas decisiones que no debí tomar nunca en mi vida”, por lo que pidió que esto no se tome como una excusa a su responsabilidad.
Agregó que esas malas decisiones hicieron “sufrir no solo a una familia, sino a todo un departamento, porque el departamento fue estigmatizado y señalado. Se les hizo daño a muchas personas por culpa de nosotros”.
Por último, dijo que quiere seguir aportando a la paz. “Hacer la guerra es fácil, pero venir aquí a reconocer el daño que hemos hecho es muy difícil”.
Por su parte, Gustavo Soto Bracamonte, mayor comandante del Gaula Militar Casanare entre 2006-2007, dijo enfáticamente ante las víctimas que lo peor que le pasó al Ejército fue la comandancia del general Mario Montoya.
"Siempre nos evaluó pidiéndonos litros de sangre y por esos litros de sangre que nos pedían es que hoy estamos respondiendo aquí. Yo no tuve la gallardía para negarme a realizar estos actos. Siempre se miraron las estadísticas, y estas eran si esta unidad dio 10 muertes, este año deben ser 15, ahí no se preguntaba si hay enemigo”, contó.
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Agregó que siempre pasaron a víctimas inocentes como pertenecientes a grupos armados ilegales. “No quiero delegar mi responsabilidad, yo soy el responsable de estos actos y estoy totalmente arrepentido de esto que pasó, porque sé que detrás de cada una de las víctimas había una familia. Ahora me compete pedirles perdón a todas las víctimas y al pueblo colombiano, porque les falté”.
Por último, dijo que hoy, gracias a la JEP, se habla de 6.402 víctimas ejecutadas por ‘falsos positivos’, pero está seguro que esa cifra va a subir muy pronto, porque son muchos más. “En los años 2006, 2008, en el mando del general Montoya fue donde se desbordaron estos hechos, pero esta práctica viene de mucho antes en el Ejército”.
Víctimas
Durante este encuentro también hablaron las víctimas de este flagelo, como Jorge Avendaño, del municipio de Sácama (Casanare), quien dijo estar agradecido. “Mi familia ya no tiene rabia ni sed de venganza gracias a este proceso. Nos hemos dado cuenta de que somos seres humanos y que esto no me devolverá a mis hijos”.
Además, aprovechó la oportunidad para pedirle a otras víctimas que tengan paciencia, que no desfallezcan. "Sé que es duro, pero hemos estado insistiendo gracias al apoyo de muchas entidades y ya tenemos personas que están reconociendo los hechos y eso es un gran avance”.
Añadió que su familia quedó destruida, “pero nos estamos recuperando gracias a esto que nos dicen los responsables. Queremos que limpien el nombre de nuestros hijos, de nuestras familias”.
Por último, dijo que “gracias a Dios surgió la Jurisdicción Especial para la Paz, porque tuve la oportunidad de descargarme de todo este peso, porque esto es un peso que uno va cargando encima y no lo deja a uno estar tranquilo”.
Casanare, uno de los ‘focos de los falsos positivos’
Vale la pena resaltar que Casanare, con un 7,9 % de los casos totales, registra la segunda cifra más alta en cuanto a la ocurrencia de ejecuciones extrajudiciales en el país, según la sala de reconocimiento de la JEP, entidad que para darle inicio a la investigación del caso 03 priorizó seis territorios críticos, entre los cuales se encuentra este departamento.
Según cifras de la JEP, entre el 2002 y 2008, 246 personas fueron víctimas de ejecuciones extrajudiciales en este departamento, donde operaban el Batallón Contraguerrillas No. 23, el Gaula Casanare del Ejército, el Batallón de Infantería No 44, el Grupo de Caballería Mecanizado No 16 y el Batallón Contraguerrillas No 65, las cuales son las unidades militares a las que se les atribuyen estas graves violaciones a los derechos humanos.