En el corregimiento de Santa Bárbara, zona rural de Pasto, se encuentra el Páramo de las Ovejas, un lugar lleno de frailejones y que se ha convertido en un ecosistema primordial para la ciudad por ser una fuente hídrica; desde el plantel educativo Los Ángeles se inició con un proyecto ambiental que permite sensibilizar a la comunidad de la importancia que tiene.
Según la docente Paula Andrea Torres Erazo, de la I.E.M. Los Ángeles, lo primero que se hizo fue tener un acercamiento con la comunidad que habita en el lugar, donde se desarrollaron etapas de conocimiento de lo que representa un páramo para la tierra y lograr una sensibilización ambiental.
“A través de procesos de investigación entre padres de familia, comunidad y docentes, se logró diseñar una cartilla lúdica para enseñar a los niños, niñas y adolescentes, que puedan reconocer su entorno”, indicó la docente Paula.
A esto se le suma una maleta didáctica que apoya a los estudiantes a crear historias, rompecabezas y contextualizar sobre el páramo, permitiendo tener historias de padres de familia que hoy conocen más su territorio y el por qué se debe cuidar las fuentes hídricas y el medio ambiente.
“Los estudiantes se han convertido en los voceros y cuidadores de su ecosistema, como también replicadores de lo que aprenden, una de las experiencias fue la que se presentó hace un año llamada ‘Los Relatos del Páramo’, en ella cada estudiante con su propia voz relataron historias contadas por sus mayores sobre personajes míticos que se ubican en el páramo”, precisó Paula Torres.
En la zona existe una problemática ambiental que se evidencia como es la tala y extracción de la materia vegetal para la elaboración del carbón, donde los niños y jóvenes desde pequeños se los utiliza para esta práctica.
A través de los que se ha realizado se ha podido cambiar esa cultura por la siembra de productos agrícolas siendo los estudiantes los voceros de su cuidado y protección.
“Con esto hemos notado que habido una disminución en realizar acciones que atenten en contra de la naturaleza en especial en el páramo, son 300 los estudiantes que han participado desde el inicio del proyecto y que a pesar de que han salido a la universidad mantienen esa cultura de ser unos guardianes de la tierra”, señaló la docente de la I.E.M. Los Ángeles.
Corazón Verde
Del colegio a la casa, al barrio, al entorno fuera de la parte académica, un grupo de estudiantes en Pasto, que hacen parte del proyecto ambiental Green Team, buscan generar conciencia en la protección del ambiente, ahí nació ‘Corazón Verde’, un espacio donde se forman a nuevos líderes ambientales.
Diana Paola Moncayo, docente del Colegio Sagrado Corazón de Jesús Bethlemitas, manifestó que se ha logrado vincular a 28 estudiantes de primaria y bachillerato que tienen la motivación de realizar acciones a favor de la tierra y el medio ambiente.
También puedes leer:
“Ahí se tienen diferentes líneas como la formación y la sensibilización en diferentes aspectos que se pueden trabajar en el plantel educativo, entre ellos el reciclaje por la variedad de desechos que se tienen en el establecimiento. Logramos alianzas estratégicas con diferentes instituciones que se encargan de manejar estos residuos”, puntualizó la docente.
Se ha conseguido que los estudiantes tengan el compromiso de arrojar los desechos como papel, cartón o botellas en el lugar que corresponde, en cada salón de clases se ubicó una caja ecológica donde se colocan los papeles, y al finalizar la semana se los lleva a unos contenedores, explicó la docente Diana.
“Una de las estrategias que se impulsa es lograr la disminución del consumo de bebidas en botellas de plástico y lo que se recolecta se le entrega a una familia recicladora que se apadrina y se encarga de su disposición”, señaló Diana Paola Moncayo.
Para cuidar el planeta no solamente se debe pensar en papel o plástico, los aceites que se usan en la cocina también requieren un buen manejo, por lo que se instalaron contenedores especiales donde se ubica lo que se consume en el colegio y en las casas de los estudiantes, para que luego este producto sea transformado en biocombustible.
Lo más satisfactorio según los docentes, es cómo los estudiantes inspiran a otros compañeros en la necesidad de realizar procesos de reciclaje, los de primaria motivan a los de bachillerato y viceversa.
‘Conocer para valorar y llamar para proteger’, es otro de los proyectos que adelantan estudiantes de este plantel educativo donde se enfoca en otra parte de la tierra que es la fauna y flora. A través de una alianza con el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt se pudo identificar por medio del uso de herramientas tecnológicas poder caracterizar las plantas y animales que hay en el colegio.
“La motivación y el contacto con la naturaleza ha sido lo más importante para que los estudiantes tengan esa sensibilidad, además, poderlos ver cómo generan acciones para motivar a otras personas en el colegio y fuera, genera un proceso de imitación”, señaló la docente Diana.
Asociatividad rural
La asociatividad se ha vuelto en una estrategia para la recuperación y protección de la tierra, es el caso de una iniciativa que se encuentra en el corregimiento de Buesaquillo en la zona rural de Pasto, ahí 12 mujeres y 4 hombres construyeron un invernadero donde se inició con la germinación de semillas de hortalizas, frutales y aromáticas.
“Hemos logrado recuperar algunas semillas que se habían perdido, como también que se conozcan otras especies de hortalizas que da la tierra, y que las personas puedan sembrar aromáticas en sus propias casas”, manifestó Edgar Fernando Botina de la Asociación Agropecuaria Horticuy del corregimiento de Buesaquillo en Pasto.
A través de la asociación se logra recibir grupos de estudiantes de diferentes planteles, con el fin de explicar cómo es el proceso de un invernadero y el impacto que tiene para la protección del planeta con la producción de alimentos orgánicos sin la necesidad de utilizar fertilizantes.
“Buscamos que las personas tengan conciencia de realizar un manejo adecuado de la tierra y evitar las erosiones con la utilización de los abonos orgánicos, para que así no exista contaminación y que esta experiencia se replique”, indicó Fernando Botina.
Se ha logrado la elaboración de insecticidas naturales con ají, ajo y cebolla, logrando que las personas tengan mayor conciencia del cuidado que le debemos tener a la tierra.
“En los colegios se ha socializado este proyecto para que los alumnos puedan replicar esta información en sus hogares y como en sus casas pueden crear sus propios invernaderos.