El Tolima cuenta con 18 afluentes hídricos que conforman cuerpos de agua importantes para el desarrollo de las comunidades y ecosistemas de la región. No obstante, en los últimos años, se han visto afectados por proyectos extractivos (mineros y de hidrocarburos), hidroeléctricos, agroindustriales y de infraestructura que amenazan su curso natural y han obligado a las comunidades a tomar decisiones en defensa de lo que ellos han denominado “la vida misma”. El río Coello, río Combeima, río Saldaña y río Prado, por mencionar los más significativos para el departamento hoy registran una reducción de hasta el 40% de sus caudales en los últimos 50 años.
El río Saldaña es el más largo con un área de 9.800 km² que equivale a un 45,1% del área del departamento, de su caudal se conforma el distrito de riego que surte cultivos en los municipios de Saldaña y Purificación. Sus afluentes son: el río Cucuana, río Luisa y río Amoya. De la vertiente oriental de la cordillera central nace el río Coello con un área de influencia de 2000 km² y afluentes como el río Cocora, río Combeima y río Anaime. De este nace el distrito de riego para El Espinal, Guamo y del río Recio se conforma el distrito de riego para los municipios de Guayabal y Ambalema.
En Prado está la hidroeléctrica y la reserva más grande de agua dulce del centro del país con un área de 34 km² alimentada por el río Prado y río Cunday pero estas aguas nacen en el occidente de la cordillera oriental. Y así otros afluentes importantes que bañan al departamento como río Lagunillas, Opía, Anchique, Chenche, Atá, Totare, Gualí, y Tetuan, lo que hace al Tolima un territorio con una hidrografía con un cuidado especial encabezado por sus comunidades.
Ordenanzas para defender las cuencas hídricas
La primera es la 006 del 1 de mayo de 2020 que ordena proteger y salvaguardar la cuenca mayor del río Coello, integrada por la cuenca del Combeima y sus afluentes como el río Guamal, Las Perlas, La Plata, Cay, El Billar, La Honda, entre otras, y además al río Chipalo y Opía que surten de agua a los municipios de Alvarado, Piedras, Espinal, Flandes, Cajamarca y Coello.
La segunda es la 0046 del 26 de agosto de 2021, la más reciente que busca proteger los ríos Totare, Gualí, Recio y Lagunilla, que abastecen a los municipios de Anzoátegui, Venadillo, Murillo, Casablanca, Herveo, Fresno, Mariquita entre otros. Todas estas cuencas hídricas tienen influencia en el Parque Nacional de los Nevados.
Estas ordenanzas nacieron, para decirlo de alguna manera, para “imponer la justicia ambiental y la protección a los ecosistemas” y en especial para conocer el riesgo que se vive cuando no se les protege. Por eso desde ya se obliga a autoridades ambientales del Tolima a diseñar la estrategia de respeto, protección, garantía y promoción de los derechos para los mismos.
Lo natural como baluarte ineludible
Juan Felipe Valbuena, es director general de Finca la Rivera, primera y única reserva natural de la sociedad civil del cañón del Combeima. Él tiene claro el significado de estos ríos que nacen en las estribaciones de la cordillera central y surten de agua a gran parte de la población del departamento, incluida la capital musical (Ibagué).
“El Combeima posee un área de más de 24 mil hectáreas con uno de los parques naturales más importantes del departamento del Tolima y provee de agua a más de 400 mil personas que dependen exclusivamente de este afluente, y alimenta cultivos de papa, frijol, arveja, habichuela, mora, granadilla, lulo, tomate, café, hortalizas (…) más abajo los otros afluentes surten cultivos de arroz, sorgo, maíz, algodón y ganaderías. Estamos hablando aproximadamente de un millón de personas”, indicó.
La palabra Combeima viene de lo cultural y ancestral: Comba es igual a Puma y aima significa camino, sendero o territorio, según relata Carolina Moreno Cruz, habitante del corregimiento número siete juntas en el cañón del Combeima, quien desde niña ha tenido la oportunidad de disfrutar de la diversidad en flora y fauna que existe en su territorio.
Estudios muestran que solo el río Combeima ha perdido cerca del 40% de su caudal en los últimos 40 años y el nevado del Tolima en los últimos 200 años ha perdido más del 90% del glacial, lo que constituye una amenaza para cerca del 90% de la población que provee y que va creciendo en un 300% en los últimos 50 años.
Defender el territorio es defender la vida misma
A pesar de todo esto y lo que se muestra negativo para el ecosistema, aún se conservan diferentes especies de animales y de vegetales. Investigaciones de la Corporación Vida Andina en el Tolima, encabezada por Felipe Carranza, en esta área protegida se pueden encontrar mamíferos como osos de anteojos, pumas, jaguares, venados, lapa, tigrillos, guatines y zorros.
En aves, el loro orejiamarillo, coroniazul, la caminera tolimense, el colibrí cabezicastaño, cóndor de los Andes, águilas reales de montaña, entre otras, e importantes especies de vegetales como los bosques de palma de cera, árbol nacional con más de 700 mil palmas de unos 70 metros de altura; orquídeas, bromelias, pinos, floramarillo, cacai y cedros, por destacar algunos.
Juan Carlos Arango Suarez, del grupo Vigías del Medio Ambiente y habitante del municipio de Venadillo, vive a la orilla del río Totare, otro de los afluentes importantes del departamento que nace en la cordillera central en la parte más alta cerca de los nevados del Tolima y Santa Isabel. Para él, proteger estas fuentes hídricas es defender la vida misma de las nuevas generaciones, es defender su hogar y sus distintas manifestaciones tradicionales. No cuidarlas, “es no dejar que se siga surtiendo los centros poblados de esta región y dejar de beneficiar a productores de café, plátano, maíz, arroz y frijol que son la base fundamental de la economía campesina de esta región, además es acabar con el hábitat de muchas especies silvestres”.
Todos ellos representan las comunidades indígenas, afro, campesinas, y creen que la generación de prácticas adecuadas en lo referente a la conservación del agua, la defensa del territorio, la autonomía territorial, la gobernanza ambiental, con propuestas de investigación y participación ciudadana orientadas a la conservación, restauración, protección de estas fuentes hidrográficas en el departamento, es entre otras cosas, es “la razón de la vida misma”.