Durante las expediciones que se realizan en la isla de Providencia para evaluar los daños a la biodiversidad que pudo ocasionar el paso del huracán Iota, investigadores del Institutos Humboldt y Sinchi identificaron tres especies endémicas de lagartos. Esta buena noticia para la ciencia demuestra la alta capacidad de resiliencia de estos animales en medio de estragos naturales.
La expedición también logró el registro de hasta 100 ranas de la especie Leptodactylus insularum, endémica de la isla, en las zonas aledañas al embalse Fresh Water Bay; y más de 16 especies de reptiles y anfibios. Estos hallazgos sirven para la creación de la estrategia de recuperación y restauración ecológica de Providencia.
Estas especies corrían gran peligro al ubicarse en zonas que fueron altamente afectadas por los vientos huracanados superiores a los 200 kilómetros de velocidad, como el bosque seco y el manglar, y por eso era una gran preocupación de las autoridades ambientales. Sin embargo, los primeros reconocimientos de campo evidencian que no sufrieron mayores pérdidas.
Uno de los primeros hallazgos fue del lagarto de Providencia (Anolis pinchoti), un reptil endémico de la isla. “Antes se pensaba que esta especie era la misma que el Anolis concolor o lagarto de San Andrés. Pero la ciencia, a través de estudios moleculares, demostró que era una especie distinta y las separaron. El Anolis pinchoti no habita en ningún otro sitio del planeta”, explicó Andrés Acosta Galvis, curador de la colección de anfibios y reptiles del Instituto Humboldt.
Este lagarto preocupaba porque no está casi en tierra, sino que depende de arbustos y de la vegetación que más se vio afectada. “Tan solo en una rama identificamos hasta cinco lagartos. Estos reptiles, con tamaños entre los cinco y 10 centímetros, cuentan con una población abundante en la isla”, dijo Acosta.
Otros reptiles que pudieron ser observados en la expedición fueron el gecko Aristelliger georgeensis, nativo del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y que también habita en algunas islas de las Antillas y Centroamérica, y el lagarto negro (Ameiva fuliginosa), otro de los reptiles endémicos de la isla.
Asimismo, fueron vistas 100 Leptodactylus insularum, una rana que en Colombia solo habita en Providencia. “Es semiacuática, es decir que habita en cuerpos de agua que no son permanentes. Su canto es similar al que hace una gota al caer en un cuerpo de agua. Este sonido lo hacen los machos para llamar a las hembras, quienes construyen un nido de espuma donde se desarrollan los renacuajos”, contó el herpetólogo del Instituto Humboldt.
La expedición Cangrejo Negro por Providencia no solo tiene el objetivo de evaluar los daños a la fauna y flora de la isla por el paso de Iota, sino que también es necesario analizar las nuevas especies que fueron introducidas en el ecosistema de la isla con el fuerte oleaje y los vientos, y corroborar que no impliquen un peligro para las especies nativas.
“Hay información documentada desde 1919 sobre la introducción de especies en el archipiélago, como la boa y una iguana gris rayada que fueron introducidas por el hombre en diferentes momentos (...). La introducción de especies desbalancea las poblaciones nativas y endémicas, por lo cual debemos estudiar el tema a profundidad y darle prioridad. Estas afectaciones, a largo plazo, son una forma de extinción”, concluyó Acosta.