Ríos de Colombia: tesoros naturales que nutren el alma de las comunidades
Colombia es un país que se caracteriza por su diversidad de estructuras ecológicas dentro del territorio, donde destaca la presencia de ríos que son de importancia para la flora, fauna y las comunidades que interactúan alrededor de ellos, ya que garantiza su desarrollo.
Dentro del río ocurren dinámicas económicas, sociales y culturales, que lo hacen un contador de historias sobre las acciones que han realizado las comunidades para su conservación y protección.
Al transportar agua que proviene de otras estructuras hídricas, los ríos son una fuente importante de vida para los colombianos. Sin embargo, son objeto de acciones que desmejoran su calidad, como la mala planificación urbana o la contaminación por residuos tóxicos.
Por eso, en Radio Nacional de Colombia conversamos con colectivos sociales y expertos de algunas regiones del país sobre la pregunta: ¿Cuál es la importancia que dan las comunidades colombianas a los ríos?
Los ríos del Amazonas: viviendo en el territorio del agua
En la región de la Amazonía se encuentran ríos como el Amazonas o el Putumayo, donde comunidades campesinas, indígenas y afrocolombianas viven de actividades como la pesca, la agricultura o la minería.
Su importancia está relacionada por el abastecimiento de agua para la vida en la región, ya que “nacen de los páramos, viajan por el piedemonte y llegan a la llanura amazónica, estas aguas están abonando a los suelos de la llanura amazónica y posibilitando la biodiversidad”, explica Kristina Lyons, representante del colectivo Ríos y Reconciliación.
Pero el papel que juegan los ríos no solo implica lo local, Lyons explica que estas fuentes hídricas permiten a “las selvas y el bosque amazónico producir una gran cantidad de ríos voladores que viajan hacia el continente”, creando precipitaciones que abastece a los páramos de los Andes y que lleva el agua a las grandes ciudades.
Para las comunidades de la región, los ríos poseen un significado ancestral y espiritual, al ser “fuente para las leyendas, la parte mística y de recreación”. Incluso, algunos llevan nombres ancestrales, como yaco que significa “agua” en Inga o Tungurahua para designar al río Amazonas, que significa “rey de las aguas”.
“Los ríos están conectados en todos sentidos a la vida, el bienestar, la espiritualidad, en la recreación, la alimentación, los cultivos, la agricultura amazónica y en la supervivencia de la biodiversidad en las selvas amazónicas”, agrega Kristina Lyons.
Su colectivo apuesta por generar una reconciliación con los ríos del Amazonas, ante problemáticas por contaminación del agua, mala planeación en la expansión urbana y el extractivismo. Por eso, hace un llamado: “no debemos tratar de mitigar (los cuerpos de agua) (…) nosotros estamos viviendo en el territorio del agua”.
El río Tunjuelo: no le saque la piedra al río
En el embalse de Chisacá, dentro de del páramo de Sumapaz, surgen los 73 kilómetros de río que componen al Tunjuelo, el cual atraviesa las localidades de Tunjuelito, Usme, Ciudad Bolívar y Bosa en Bogotá.
Es el segundo río más grande la ciudad, compuesto por el río Chisacá, Mugroso y Curubital, que está dividido en 3 cuencas. Camila Marín, integrante del Colectivo Ambiental Conciencia Limpia (Cacli), subraya que “es ecosistema en su cuenca alta y, mientras va transitando, se encuentra con un proceso de expansión urbana donde recibe todas las aguas negras, sucias”.
Lo anterior, impacta sobre la población al “cambiar su concepto de río a caño” de acuerdo con Marín. Mientras los habitantes de la cuenca alta se bañan en el río “a pesar de que ya es una parte contaminada”, en las bajas, “lo entienden como algo sucio” porque está cerca al relleno Doña Juana y de zonas industriales.
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“No siempre ha sido un río lleno de contaminación (…) los y las habitantes del territorio tienen muchos recuerdos arraigados al río, porque este es un espacio que habitualmente se utilizaba para hacer paseo de olla, entrar al río o pescar”, relata la integrante de Cacli.
El río Tunjuelo ha quedado rezagado, debido a los procesos de expansión urbana en el sur de Bogotá. Por eso, Camila Marín destaca el trabajo de las organizaciones comunitarias y colectivos, como Cacli, para generar procesos de educación popular y de concientización, con el que “no se le saque la piedra al río”.
“Debemos trabajar en articulación desde lo comunitario, institucional para poder garantizar la vida y los derechos de las fuentes hídricas que tenemos en los territorios porque somos nosotros y nosotras quienes tenemos la responsabilidad de revitalizar el sur de la ciudad y la cuenca del río Tunjuelo, que es nuestra expresión sobre lo ambiental”, concluye Marín.
Los ríos del Orinoco: transporte, pesca y seguridad alimentaria
Bajo el sol mañanero, alumbran los ríos Guaviare y Orinoco, que hacen parte de una región que “está a la vuelta de Monserrate”. Saulo Usma, experto en agua dulce del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), afirma que las fuentes hídricas son de “vital importancia para nuestra supervivencia”.
En la región, los ríos se destacan como medio de transporte de mercancías y personas, Usma aclara que, si bien la Orinoquía “no se caracteriza por una gran infraestructura vial, (los ríos) siguen siendo muy importantes a la hora de comunicar distintas comunidades”.
Agrega Usma que “los ríos, lagunas, madreviejas y morichales son fuente de una gran cantidad de biodiversidad que nosotros utilizamos en la pesca, de camarones, tortugas y de peces (…) en muchas de nuestras comunidades locales, son la principal fuente de proteína. Tiene un impacto muy grande en lo que tiene que ver con seguridad alimentaria de esas comunidades y su salud”.
Además, el experto resalta que los ríos de la Orinoquía juegan un papel como “principal fuente del acueducto desde donde toma el agua Bogotá (y las grandes ciudades)”, en el que pueden bañarse y realizar sus actividades diarias.
La alerta que hacen estos líderes y expertos está centrada en la acción por los ríos colombianos, con enfoque participativo y colectivo para su defensa ante escenarios de una crisis climática que amenaza a estas estructuras hídricas, así como un llamado para el uso responsable y sostenible del agua.
