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Mindfulness: una técnica para mantener la calma durante la pandemia

Gabriela Macías, especialista en psicología clínica, cuenta cómo practicarla.

Por: Nazlhy Viviana López

La crisis sanitaria por el Covid- 19 generó un impacto en la salud mental de la población que puede manifestarse de diferentes maneras: incertidumbre, ansiedad, tristeza o miedo son reacciones normales frente a situaciones inusuales que suponen niveles elevados de estrés. En medio de este contexto, las personas han buscado métodos o prácticas para conservar la calma, una de las que ha destacado es el mindfulness.

El mindfulness o conciencia plena se ha convertido en una herramienta para combatir y regular las emociones causadas por el Covid- 19, permitiendo prestarle mayor atención a las personas que nos rodean y actuar de mejor manera frente a situaciones complicadas, reconociendo lo que está sucediendo en el presente y aceptarlo.

La conciencia plena es una técnica basada en la meditación vipassana, que consiste en ser completamente consciente de los estímulos internos y externos que surgen en el momento, centrarse en las experiencias presentes, para aceptarlas, sin juzgarlas, rechazarlas, ni crear expectativas. Asimismo, hace referencia a diversas formas de practicar la meditación con el objetivo de concienciarnos frente al mundo que nos rodea y nuestros hábitos de comportamiento.

“Normalmente, la manera como actuamos frente a diferentes situaciones de la vida es queriendo controlar que algo no pase, mientras que lo que nos enseña el mindfulness es que podamos estar presentes en situaciones que muchas veces nos generan dolor, o una emoción difícil, sin juzgarlas sino por el contrario aceptarlas”, explica Gabriela Macías, especialista en psicología clínica.

Las prácticas de mindfulness comenzaron a utilizarse en el contexto médico y en el de la psicoterapia a nivel de psicología clínica, pues ayudan a generar consciencia sobre sensaciones del cuerpo que normalmente pasan desapercibidas, a mejorar la inteligencia emocional, potenciar la creatividad, combatir el insomnio, mejorar la capacidad de concentración y controlar el estrés y la ansiedad.

“Asimismo, se ha encontrado que esta técnica desarrolla la empatía y compasión hacia uno mismo y los otros, para ayudarnos a entender por qué una persona responde de una forma diferente a la nuestra, aceptarla y desde ahí poder llevar mejores relaciones, sin tener que llegar a constantes conflictos y peleas”, manifiesta Macías.

Un estudio realizado por investigadores del Hospital General de Massachusetts, de la Universidad de Arizona, del Santa Barbara Institute for Consciousness Studies, de la Universidad de Boston, y de la Universidad de Emory, encontró cambios en la región de la amígdala cerebral después de practicar la meditación, en el procesamiento emocional, con la disminución de la reacción ante eventos o imágenes negativas; es decir, baja la puntuación en tests de estados depresivos.

Antes de la pandemia, la cuarta Encuesta Nacional de Salud Mental realizada en el país en el año 2015 reportó que, de un total de 16.147 personas encuestadas, 53% sufre de ansiedad, mientras que 80% padece depresión. Asimismo, un estudio de Profamilia sobre la ansiedad, depresión y miedo durante el distanciamiento físico en Colombia, reportó que 75% de las personas que contestaron la encuesta señalaron haber tenido un síntoma o más asociado con el deterioro de su salud mental.

Según describe Gabriela Macías, la cuarentena y pandemia es una época que ha generado muchas emociones, principalmente ansiedad e incertidumbre por no saber qué va a pasar, el mindfulness permite conectarse con vivir el presente, el aquí y el ahora sin preocuparse por lo que va a pasar en un mes.

“Desde las prácticas del mindfulness podemos permitirnos vivir una experiencia que jamás habíamos vivido e influenciarnos de manera positiva. En este caso, estar encerrados y vivir la nueva normalidad, sin relacionarla con sufrimiento y ansiedad, sin tener que controlar cosas que están fuera de nuestro dominio, como la aparición de la pandemia, sino poder hacer cosas desde lo que está a mi alcance con las condiciones actuales”, comenta Macías.

Los beneficios no se tratan exclusivamente de desarrollar esta cualidad para enfrentarse a situaciones problemáticas de la vida, sino también para manejar cualquier tipo de situaciones, permitiendo que de cierta manera pueda tener prácticas que permitan reducir la ansiedad frente a una situación o a manejar el estrés frente a una problemática, por ejemplo en el ámbito laboral.

“Sin embargo, es muy importante que estén en compañía de un profesional en el tema y de un proceso psicoterapéutico que te pueda dar otro tipo de herramientas e incluir lo que necesitas dentro del proceso, no es que por practicar el mindfulness desaparezca la ansiedad y depresión. Esta práctica se debe hacer responsablemente, pues puede generar efectos secundarios”, expresa Macías.

El mindfulness está convirtiéndose en un recurso cada vez más valorado por distintas disciplinas relacionadas con la salud mental y la educación, según explica el informe ‘Mindfulness e investigación-acción en educación secundaria. Gestación del Programa Treva’. Se ha comprobado que dedicar un mínimo de 10 a 15 minutos al día de meditación mindfulness produce resultados positivos a nivel emocional y académico en los estudiantes.

Se ha identificado en muchos espacios académicos como estas prácticas permiten que los estudiantes puedan tener un proceso de atención y concentración más efectivo en sus actividades académicas, además de aumentar la capacidad de regular las emociones, para no reaccionar inmediatamente, sino que al contrario detenerse y actuar con mayor serenidad tanto en el ámbito escolar como en la vida diaria.

Según explica Macías, especialista de Psicologa.co con formación en procedimientos basados en la evidencia del mindfulness, esta es una cualidad que necesita de práctica para desarrollarla, se puede realizar mediante dos opciones, una de ellas son las prácticas formales, por medio de meditaciones guiadas e instrucciones sobre lo que se debe hacer paso a paso. En muchas de estas prácticas se debe prestar atención a la respiración, los pensamientos, sonidos y otros aspectos que están muy focalizados durante la meditación.

“La segunda opción son las prácticas informales, que se pueden realizar mientras se ejecutan actividades de la vida cotidiana; es decir, al caminar o comer, prestando atención a la experiencia sin necesariamente juzgar, sino por el contrario observar lo que pasa alrededor, viviendo la experiencia desde el presente sin tener que dar esos saltos al futuro o al pasado”, aclara Macías.

Cabe aclarar, que estas prácticas no están destinadas a eliminar el dolor o la emoción, sino a saber manejar las emociones y aprender a tomar una postura de apertura y aceptación frente a lo que está pasando. “Sin embargo, desde los orígenes estas prácticas se empezaron a utilizar más que todo en el dolor físico o crónico, la literatura nos muestra que no solamente es el manejo a nivel mental, sino a nivel físico, para soportar un dolor sin necesariamente tomar un medicamento”, concluye Macías.

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