En el marco de la implementación del Acuerdo de Paz de 2016 se creó la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD). En todo el territorio nacional podemos encontrar diferentes historias de personas que hicieron parte del conflicto armado y que hoy aportan en la búsqueda de las víctimas que padecieron la desaparición de un familiar o un amigo en medio de la confrontación armada.
Ferney Agudelo es un firmante de paz y lleva seis años trabajando de la mano con la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas.
“Primero que todo fue algo que nació en los acuerdos de paz, algunas personas decidimos contribuir en la documentación y búsqueda de personas desaparecidas en medio del conflicto armado. Nos dimos en la tarea que como combatientes que fuimos de las Farc, entonces éramos los mejores documentadores porque fuimos quienes estuvimos al interior de esta organización”, aseguró Agudelo.
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El departamento de Meta es el segundo del país con más casos documentados de personas desaparecidas, según la Unidad de Búsqueda, solo es superado por Antioquia. Por esto, se torna indispensable la labor que realizan entidades como la UBPD y el Comité de la Cruz Roja para hallar las personas desaparecidas y así ser entregadas a sus familiares y poder brindarles una digna sepultura.
“Uno se siente contento, feliz, que aquella persona, aquellos familiares, tengan la satisfacción de que la persona que estuvo desaparecida durante tantos años hoy pueda llevárselo y darle cristiana sepultura. Para mí es una gran satisfacción, porque me siento más orgulloso, me siento que sí se está haciendo algo, y que llevamos este proceso en serio”, comentó Ferney.
Han sido varias las personas que han sido halladas en Meta, de acuerdo con la información dada por Ferney en este proceso en donde seguirá contribuyendo a encontrar más personas desaparecidos en el territorio.
“Aquellas familias que aún tienen sus seres queridos desaparecidos, seguir luchando por la localización de estas personas que todavía son miles en Colombia, en el país desde que estemos unidos, todos podemos”, concluyó el firmante de paz.
Buscadoras y buscadores en Tolima
En el marco de este complejo proceso de ubicar, vivos o ya sus restos, a quienes fueron arrancados del seno de sus hogares, se creó un grupo de familiares de personas dadas por desaparecidas que ayuda a las labores de búsqueda. De este equipo hacen parte, en Tolima, 32 personas, una de estas es María Shirley Acevedo Arango, quien padeció la desaparición de 11 miembros de su familia en el departamento de Meta. Resultado de las amenazas que recibió, le tocó llegar en 2009 a Ibagué y hoy hace parte de la Fundación Menonita Colombiana para el Desarrollo – MENCOLDES- y del Movimiento Nacional de Crímenes de Estado – MOVICE.
Entre 2000 y 2005, María Shirley y su familia estuvieron en medio de la guerra en el departamento de Meta.
“Allá llegaba el Ejército revuelto con los paramilitares y decían que todos los que estábamos allá olíamos a guerrilla, porque esa región figuraba como zona roja. Fue donde empezaron a asesinar mucha gente, porque fue mucha la gente que asesinaron allá”, relató la líder de víctimas.
“Ahí fue cuando, de mi familia, fueron desapareciendo de uno en uno, hasta que ya un día desaparecieron a mi hija Vanessa Montánchez Acebedo, que tenía 15 añitos y de ella no se supo quién la desapareció, porque fue en pleno combate entre paramilitares y guerrilla. Eso fue en Piñalito, Meta. No se supo si la mataron o qué hicieron con ella, porque esta es la hora de que no he podido descubrir la verdad”, agregó.
Luego fue su hermano, Jorge Aníbal Acevedo Arango, de 33 años, quien la estuvo ayudando a buscar a su hija.
“Ahí sí supimos que fueron los paramilitares revueltos con el Ejército, quienes lo desaparecieron. A él lo cogieron a las 9:00 de la mañana y a las 11:00 de la mañana se lo llevaron a un internado que había en Barranco Colorado, jurisdicción del municipio de Puerto Rico, Meta. Lo tuvieron secuestrado seis días porque eso fue entre el 19 y el 25 o 26 de noviembre. A él lo uniformaron como si fuera un paramilitar o un guerrillero, y hasta el sol de hoy que no he sabido nada”, relató María Shirley.
A la desaparición de Vanessa Montánchez Acevedo y Jorge Aníbal Acevedo Arango se suman la de Santiago García Flores, de 24 años, desaparecido en Piñalito. Meta; Efrén Flores Henao, de 20 años; Orlando Echeverría García, de 20, y Nápoles Pamo Perdomo, de 22, desaparecidos en Puerto Esperanza, zona rural de El Castillo, Meta.
También Rubén Adelmo León, de 21, desaparecido en la vereda Santo Domingo, entre los municipios de San Juan de Arama y Mesetas, Meta; Amado León Jhosma, de 19, desaparecido en zona rural del municipio de La Uribe, Meta; Javier León García, 16; Erasmo Vega, 24, desaparecido en Barranco Colorado, zona rural de Puerto Rico, Meta; y Omar Luna Damian, 35 años, del cual se desconoce su lugar de desaparición.
Acciones de búsqueda y resiliencia
En ese contexto, sale Acevedo Arango desplazada y llega a Tolima porque, según cuenta, “me buscaban pa’ matarme”. Entonces se radica en Ibagué y ahí conoce a la Fundación Mencoldes.
“Me dieron unas capacitaciones y me hicieron volver una mujer berraca. Luego llegué al Movice que es el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, que también me ha apoyado muchísimo. Y, entre Mencoldes y el Movice me integré al equipo de buscadoras y buscadores, porque no solamente es buscar mi familia, hay que buscar a todos los desaparecidos de Colombia”, reseña.
El equipo de Buscadores y Buscadoras de desaparecidos lo integran 32 personas de los municipios de Líbano, Ortega, Guamo, Prado, Planadas, Chaparral, El Espinal, entre otros municipios. “Fuimos tocando puertas y cuando ya fue saliendo más gente con familiares desaparecidos, luego otro que mi esposo, otro diciendo que el hermano, otro con el cuñado, que mi sobrino, bueno. Entonces ya fuimos formándonos la red aquí en el Tolima creamos un grupo grande. Entonces nos volvemos investigadores, porque nos toca hacer documentadores e indagadores”, explica María Shirley.
“[…] Y lloramos, reímos, cantamos, bueno, hacemos muchas estrategias para resarcir el daño causado. Nosotros nos consideramos una familia, todos nos queremos, todos nos abrazamos. Si el uno llora, pues la mayoría lloramos; pero también decimos: ‘con llorar no sacamos nada; tenemos que sacar fuerza para seguir buscando’", relata Acevedo Arango.
"Ahorita con la Unidad de Búsqueda, Mencoldes, Casa Dulima, la Cruz Roja Internacional, los defensores de Derechos Humanos. Ahora hay muchas más organizaciones que se están uniendo a nosotros. Entonces, eso es una alegría y un apoyo muy grande porque ya se va sintiendo uno que la organización va creciendo día tras día en Tolima”, explica.
Tanto ha sido el trabajo y la incidencia del trabajo de esta mujer del Meta que su casa ahora se convirtió en referente de memoria colectiva.
“Aquí tenemos un mural de la memoria en la vereda La Martinica, parte media, sector Colinas del Mirador. Entonces aquí me apoyaron con ese mural y pues es un mural muy bonito y ya aquí lo bautizaron como Casa de Memoria de las Víctimas del Conflicto Armado del Tolima”, lo que se convierte para María Shirley Acevedo y para otros que le han desaparecido familiares en el marco de la guerra en un acto de resiliencia colectiva.
Tanto la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas como el Comité Internacional de la Cruz Roja son organismos extrajudiciales. Esto quiere decir que la persona que entregue datos de ubicación de algún lugar donde se encuentre una fosa con restos humanos no se verá inmersa en procesos legales.