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Aura Estela y su cumbia: reminiscencias sonoras para la paz en Putumayo

Oriunda de Florencia (Caquetá), Aura Estela ha hecho de música y la poesía las mejores herramientas para edificar la paz en Leguízamo, Putumayo.
Puerto Leguizamo Putumayo
Juan Miguel Narváez Eraso

Al son de la cumbia y de su inédita canción titulada ‘Como anhelo la paz’, Aura Estela Martínez, víctima de la violencia y dirigente cívica de la Amazonía colombiana, reconcilia a las familias de Puerto Leguizamo e induce a la juventud a refugiarse en las bellas artes.

“La canción y la poesía inspiradas en la vida y en el amor, son las únicas alternativas sociales y artísticas que tengo para unir corazones, alegrar familias y reconciliar a mis vecinos del barrio Rancho Lindo”, dijo la lideresa social.

“Reminiscencias”

“A pesar de sus dolencias físicas, Aura no escatima esfuerzos para desplegar sus cualidades artísticas las cuales integran y alegran a los leguizameños. Hace unos años cuando interpreté el tema ‘Como anhelo la paz’, las autoridades quedaron tan encantadas por su amplio contenido humano y social que lo declararon himno de la paz”, dijo Hernán Antonio Morales, esposo de Aura Estela.

Esa canción que se ha quedado en la mente y en el corazón de la comunidad también es danzada por el grupo cultural “Reminiscencias”, del cual Luzmila Llanos, Amelia Cote, Marleny Ochoa, Fidelina Triana, Griselda López y Rosa Nelly Taumarima hacen parte, y a su vez aseguran que la música y la danza siempre irán de la mano para la edificación de la paz.

“Doña Aura Estela y el grupo Reminiscencias son un ejemplo a seguir porque si bien es cierto la mayoría de adultas mayores tiene dificultades para movilizarse debido a su delicado estado de salud, toman fuerzas para arrancarle una sonrisa a la comunidad. A ellas lo único que les interesa es que en Leguízamo termine la violencia”, dijo el instructor cultural Miguel Ángel Saavedra.

Su vecina de barrio, María Tovar, argumenta que las odas, canciones y bailes de Aura Estela y del grupo de adultos mayores contagian de alegría a las nuevas generaciones. “Cada vez que corean y danzan en el parque Los Héroes o en otros lugares del municipio, a los jóvenes y señoritas se les nota el interés por seguir su ejemplo”, manifestó.


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Aura Estela Martínez ha compuesto 50 canciones y el marco musical está a cargo de su esposo Hernán Antonio Morales.

“Como anhelo la paz”

“Al mirar la inmensidad del azul en el inmenso firmamento y el extenso verde de los bosques nativos que se expanden desde puerto El Carmen en Ecuador hasta Soplín Vargas en Perú, no me queda otra opción que entonar Como anhelo la paz”.

“Esta es una de mis canciones preferidas en la que agradezco a Dios por toda la riqueza natural que en el sur de Colombia encontramos en los ríos Putumayo y Caquetá”, manifestó Aura Estela con una fuerte sonrisa.

Con esa tonada al ritmo de cumbia, asegura que en Puerto Leguízamo ha movido cientos de corazones porque en cada estrofa promueve el amor al prójimo, el respeto a la vida y sobre todo la paz. Asegura que sus canciones gustan tanto que las vecinas del barrio se unieron a las jornadas culturales que lidera.

“Ellas saben que la única manera de mantener la armonía ciudadana es cantando y disfrutando la belleza de la madre naturaleza. Mientras mi esposo domina la guitarra y yo entre mis dolencias causadas por la artritis reumatoide le canto incesante al amor, otro grupo de adultas mayores baila al compás de mí son”, exclamó.

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Aura Estela Martínez y su esposo Hernán Antonio Morales le encantan a Leguizamo con su canción “Como anhelo la paz”.

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“Tristes recuerdos”

“Las indelebles huellas de la violencia que marcaron mi juventud aún siguen latentes y la única manera de borrarlas es cantando, perdonando y olvidando”, expresó entre lágrimas y sollozos Aura Estela Martínez, una humilde madre de familia de 78 años de edad, natural de Florencia (Caquetá).

Esta campesina que después de recorrer el oriente colombiano y gran parte del norte de Venezuela, hace más de cuatro décadas pisó la Amazonía colombiana donde actualmente vive junto a su esposo e hijos.

Cuando llegó a Leguízamo en el departamento del Putumayo recuerda que no cesaban las lluvias y los truenos, por eso lo primero que hizo fue ubicar un sitio donde ‘templar’ su modesto rancho de madera, y el mejor lugar que encontró en ese entonces fue un pequeño lote en el barrio Rancho Lindo, en el que todavía retoñan algunos platanales y una que otra palma de coco.

“Cuarenta y siete años después de deambular por Valledupar y Norte de Santander, entre otras tierras ajenas en las que no tuve ni un mendrugo de pan para comer, continué mi errante caminar hasta que llegué al barrio Sierra Maestra de Maracaibo, en el estado de Zulia (Venezuela). En ese lugar donde lo único que logré fue estudiar hasta el quinto grado de primaria, viví durante 16 años”, expresó Aura Estela.

“Estoy en el paraíso”

Y fue en 1975 cuando llegó al “Paraíso Exótico del Universo”, como es ampliamente conocido Leguízamo, donde decidió dejar atrás sus penas y cantarle a esta nueva oportunidad que le estaba brindando la vida.

En este municipio de anaranjados atardeceres y de encantadoras tonadas de las aves, Aura Estela recuerda con alegría y mucha gratitud aquellos momentos en los que conoció a Hernán Antonio, quien dos años después de caminar juntos por las estrechas calles de Leguízamo se convertiría en su esposo.

“Una vez conocí al amor de vida y superé todos los desconsuelos e incertidumbres generados por el machismo y el terror de la violencia traducidos en todas sus manifestaciones, decidí componerle y cantarle a la vida y desde luego a la paz. Desde el primer instante en que miré la inmensidad del río Putumayo mi mente se despejó y empecé a describir cada encantador entorno que desde el sur de Colombia limita con Ecuador y Perú”, expresó.

Mientras acondiciona las cuerdas de la deteriorada guitarra con la que su esposo acompaña sus inéditas composiciones, Aura trae a su mente aquellos paisajes de la Amazonía colombiana que son fuente diaria de su inspiración.

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