En zona rural del municipio de Mesetas, Meta, se encuentra el antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Mariana Páez, hoy Centro Poblado Mariana Páez, como lo resaltan sus habitantes.
En este lugar conviven alrededor de 270 firmantes del acuerdo de paz y sus familias. Allí se han creado tres asociaciones y cuatro cooperativas importantes para la realización de proyectos productivos de agricultura, ganadería, panadería y ecoturismo, entre otros; con los que los reincorporados buscan generar ingresos económicos, y también mitigar el impacto ambiental.
Con ese fin de organización y de conciencia por el medio ambiente, llevan alrededor de dos años trabajando en el desarrollo de su propia planta de reciclaje para darle un manejo adecuado y aprovechable a los residuos sólidos no peligrosos que se generan dentro del espacio.
El proceso
A esta iniciativa se ha involucrado y comprometido Arcángel España, quien desde que inició a rodar el proyecto se responsabilizó de la ardua tarea de recolectar materiales servibles y, con carretilla en mano, transita aún por el lugar recogiendo la mayor cantidad de elementos que se puedan reutilizar.
Así mismo, los habitantes del centro poblado han recibido capacitaciones para aprender a separar los desechos que cada uno produce, evitar que los aprovechables vayan a la basura y contribuir con esta idea sostenible.
Cartón, papel, hierro, plástico, vidrios, residuos biodegradables y demás, son llevados al sitio en el que establecieron la planta recicladora que cuenta con algunas máquinas para su separación y transformación.
Productos resultantes
En la planta se realiza la labor de separar, picar, recoger, prensar o introducir en las máquinas el plástico que se derrite para posteriormente ser colocado en moldes y finalmente convertirse en resistentes postes. Para su elaboración, Arcángel expresó “que es preferible el plástico proveniente de botellas de agua y gaseosa blancos u oscuros y, de otros objetos de contextura gruesa como canecas y sillas”.
Además, se adecuó un criadero de lombrices y los residuos orgánicos como cáscaras de frutas y verduras, semillas, heces de animales, por mencionar algunos, son utilizados para alimentarlas y producir humus líquido, un abono natural que provee de nutrientes a las plantas y estimula el desarrollo de cultivos.
Dificultades y sueños
A pesar de contar con un sitio amplio para acumular materiales, poseer algunas máquinas para procesarlos, producir postes y, además almacenar humus; el principal obstáculo para aumentar su productividad es la falta de un medio de transporte para expandir las zonas de recolección, ya que, por esta carencia, deben conformarse solo con lo que recogen dentro del centro poblado.
Por último, Arcángel continúa en la cabeza de este proyecto y desea al menos un motocarguero para que esta planta de reciclaje crezca y abunde material para trabajar, aumentar la fabricación de postes, crear una red de recolección con los municipios cercanos, mover a la zona urbana el material prensado, comercializarlo y ser económicamente rentable.