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¿Cómo le fue a Rodolfo Hernández en la Alcaldía de Bucaramanga?

Su gestión incluyó aspectos positivos, como el saneamiento de las cuentas públicas y un cambio en la política de la ciudad; y negativos, como incumplimiento de proyectos y escándalos de corrupción.
Rodolfo Hernández, candidato presidencial
Foto: Colprensa
Yaneth Jiménez Mayorga

Dos de los mayores logros de los cuales se enorgullece el hoy candidato presidencial Rodolfo Hernández durante su paso por la Alcaldía de Bucaramanga es haber saneado las finanzas públicas de la ciudad y obtener, al final de su mandato, un 84% de aprobación de su gestión por parte de la ciudadanía.

“No obstante, al hacer un balance de su gestión es necesario revisar principalmente dos aspectos: el que señala las cifras, los datos, y el político, el de su liderazgo y su relación con las instituciones. Hay sectores que dicen que Bucaramanga floreció y renació después de su alcaldía, y otros que afirman que su gestión fue pésima. Pero es claro que hay cosas positivas y otras en las que no se avanzó tanto como se piensa, en lo que tiene que ver su estilo de liderazgo y la forma de su ejercicio político”, indica Nadia Pérez Guevara, investigadora del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB).  

Durante su paso por la Alcaldía de la capital santandereana en el periodo 2016-2019 (periodo que no culminó, ya que renunció unos meses antes al ser sancionado por la Procuraduría General de la Nación por participación en política), Hernández tuvo resultados positivos, como por ejemplo en el manejo financiero, al reducir a cero el déficit de 236.000 millones de pesos que tenía la ciudad, aunque este punto, dice Pérez, “es discutible porque, si bien se redujo el déficit fiscal, la deuda pública de Bucaramanga no disminuyó”.  


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Frente a su política de austeridad, la entonces administración de Hernández informó una reducción de gastos en contratos de publicidad y medios de comunicación, que en el 2015 era de más de 3.200 millones de pesos y que al término de su mandato alcanzaba un poco más de 318 millones de pesos, y un disminución del gasto público en contratos de prestación de servicios que en el 2015 era cercano a los 37.000 millones de pesos a finalizar en septiembre de 2019 en un poco más de 26.000 millones de pesos.  

Durante el gobierno de Hernández, la investigadora destaca avances en aspectos relacionados con la infraestructura, la recuperación de espacios públicos, así como en la construcción de escenarios deportivos y ciclorrutas, y en la recuperación de la Biblioteca Pública Gabriel Turbay. A lo que se sumaron inversiones para la terminación del Teatro Santander (para adecuarlo como uno de los mejores del continente) y la recuperación de centros de salud y salones comunales. 

Uno de los aspectos más relevantes de Rodolfo Hernández al lograr la alcaldía de Bucaramanga, dice Pérez, “fue que su victoria significó un cambio en el ajedrez político de la ciudad, e inclusive de Santander, y eso es muy importante, teniendo en cuenta el proceso político que existía aquí de una hegemonía del partido Liberal y de prácticas clientelares. Con Hernández empieza a cambiar esa dinámica de la ciudad, al desplazar estas fuerzas políticas que siempre se hacían con el poder. Sin embargo, esta ruptura se vio menguada por el estilo de liderazgo de Hernández”. 

Señala que este fue un estilo que, con discursos anticorrupción efectistas y bastante mediáticos, le provocó inconvenientes para gobernar, afectando seriamente las relaciones con el Concejo de la ciudad, al tachar a todos los políticos y a las instituciones de corruptos. “Con ese discurso totalizante generó dificultades en el ejercicio de su mandato con el Concejo, con la prensa, y con la opinión pública”, apunta Pérez. 


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Deudas y asignaturas pendientes 

La administración Hernández dejó también balances negativos. Según datos del Informe de Calidad de Vida de Bucaramanga Metropolitana Cómo Vamos 2021, durante la época de gobierno de Hernández hubo un aumento sostenido de la pobreza monetaria y la pobreza monetaria extrema, presentando un deterioro constante en en el Área Metropolitana de Bucaramanga con una incidencia que pasó del 26% en 2016 a 31% en 2019. 

“El repunte de este indicador prende alarmas, pues mientras en el 2016, el 2,2% de la población vivía con ingresos inferiores a los necesarios para adquirir una canasta de bienes básicos alimentarios, en el 2019 fue del 4,6%”, señala el informe. Adicionalmente, explica la analista, “hubo un aumento en la desigualdad. Bucaramanga siempre había construido su imaginario en una ciudad de clase media, pero a partir del 2016 empieza a aumentar esa inequidad, desigualdad y pobreza monetaria”.  

Para la investigadora, durante la gestión de Hernández como alcalde de Bucaramanga, varios aspectos quedaron en entredicho y marcaron elementos muy complejos de su administración. “El Plan Escolar de Alimentación, PAE, generó un gran escándalo de corrupción, y si bien amplió la cobertura, quedó una zona gris con respecto a este tema. Así mismo, con el programa de los 20.000 Hogares Felices que buscaba superar el déficit de vivienda de la ciudad, y del cual al final dijo que no era un proyecto de vivienda, sino un plan para propiciar las condiciones para que se hicieran a futuro, más como una planeación urbanística”, apunta Pérez. 

Otro tanto ocurrió en cuanto a transporte y movilidad, temas en los que la ciudad no  avanzó. Metrolínea, el sistema de transporte masivo, duplicó su deuda con los operarios del sistema, al tiempo que se redujo el número de pasajeros casi en un 10%. “Inclusive las ciclorrutas, que fueron un gran acierto al introducir una discusión nueva en la ciudad que no pensaba en una movilidad multimodal, pero que terminaron siendo una imposición donde no se tuvo en cuenta ni a los ciudadanos, ni al comercio, ni a los sectores involucrados”, acota la académica.  

También fracasó en la implementación del plan maestro de espacio público, que no solo no logró superar la problemática, sino que provocó críticas al haber propuesto el cobro por el uso del mismo. Otra de las promesas incumplidas, añade Pérez, fue la creación del Centro de Bienestar Animal, el cual nunca se construyó.  


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Uno de los asuntos que empaña la administración Hernández es el que ha tenido que ver con el supuesto caso de corrupción y pago de coimas de Vitalogic, el cual aún sigue abierto en la Fiscalía General de la Nación, y por el que se le acusa al candidato de presunto interés indebido en la celebración de contratos, por haber direccionado la contratación de un consultor y en el que también está involucrado su hijo Luis Carlos Hernández.  

Con ese contrato, explica Pérez, se buscaba dar solución al problema de basuras y disposición de residuos sólidos que enfrenta Bucaramanga y reemplazar el relleno sanitario de El Carrasco, un proyecto que quedó truncado y en el limbo por temas de corrupción, una de las banderas que ha expuesto Hernández.   

En general, apunta Pérez, “no se puede decir que durante su administración, Bucaramanga floreció pero tampoco que la ciudad terminó en los peores estándares; sin embargo, se reconoce que a partir de la alcaldía de Rodolfo Hernández se empezó a tener una discusión sobre el modelo de ciudad que se quiere y que lleva a un nivel más alto el debate político”, señala la investigadora del Instituto de Estudios Políticos de la UNAB.  

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