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El poder del ‘marketing’: la mayoría de los jóvenes ignora los riesgos de las bebidas energéticas

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.
El poder del ‘marketing’: la mayoría de los jóvenes ignora los riesgos de las bebidas energéticas
Foto: The Conversation
Nuria Trujillo y Eduardo Sánchez

El consumo de bebidas energéticas se ha disparado en los últimos años, especialmente entre adolescentes y jóvenes. Estos productos, promocionados como potenciadores de energía y asociados a un estilo de vida dinámico y emocionante, esconden riesgos para la salud que pasan desapercibidos para la mayoría.

En un estudio publicado este año hemos analizado los hábitos y actitudes de jóvenes españoles de entre 14 y 34 años hacia estas bebidas. Los resultados son preocupantes: casi el 40 % de los encuestados consumen bebidas energéticas, una cifra que alcanza el 50 % entre los adolescentes de 14 a 18 años. Sin embargo, solo el 9 % de este grupo reconoce los riesgos asociados, lo que evidencia una preocupante falta de conciencia sobre los efectos adversos.

¿Qué hay en esas latas?

Las bebidas energéticas combinan cafeína, taurina, azúcar y vitaminas del grupo B para proporcionar un impulso rápido. Sin embargo, estos ingredientes pueden causar efectos secundarios como insomnio, ansiedad, taquicardias e hipertensión. Su consumo excesivo está vinculado a problemas cardiovasculares graves, adicción a la cafeína y aumento del riesgo de obesidad y diabetes tipo 2 debido a su alto contenido de azúcar.

Más preocupante aún es su relación con comportamientos de riesgo. El 15 % de los consumidores mezcla estas bebidas con alcohol, cifra que sube al 32 % entre adolescentes. Esta combinación aumenta el consumo de alcohol, ya que las bebidas energéticas enmascaran sus efectos, incrementando la probabilidad de intoxicaciones, accidentes y conductas imprudentes.

Riesgos sexuales y otras conductas peligrosas

El consumo de bebidas energéticas también está relacionado con comportamientos sexuales de riesgo. Diversos estudios han demostrado que los consumidores frecuentes son más propensos a prácticas como el sexo sin protección o con múltiples parejas, especialmente cuando se combinan estos productos con alcohol. Esto expone a los jóvenes a enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.

Además, el estudio encontró que los consumidores de bebidas energéticas tienen 3,8 veces más probabilidades de vapear que quienes no las consumen. Esta relación sugiere un patrón de conductas de riesgo que puede tener consecuencias perjudiciales para la salud a largo plazo.

El poder del marketing

El éxito de estas bebidas entre los jóvenes no es casual. Las marcas han diseñado estrategias publicitarias agresivas que vinculan sus productos con valores aspiracionales como diversión, aventura y éxito social. Redes sociales como Twitch, YouTube y TikTok están inundadas de contenido promocional, muchas veces protagonizado por influencers populares entre adolescentes.

Un estudio reveló que el 78,4 % de los usuarios de Twitch en España identificaron publicidad de bebidas energéticas durante transmisiones en vivo.

Esta constante exposición refuerza la idea de que consumir estas bebidas es parte de un estilo de vida moderno y emocionante. A pesar de las advertencias de expertos en salud, los jóvenes tienden a subestimar sus riesgos, en gran parte debido a este marketing sofisticado.

Un problema de salud pública

El consumo de bebidas energéticas representa un desafío importante para la salud pública. Numerosos estudios han demostrado su relación con trastornos del sueño, problemas psicológicos como ansiedad, y enfermedades metabólicas.

En respuesta, algunos países han tomado medidas regulatorias. Polonia, por ejemplo, ha prohibido la venta de estas bebidas a menores de 18 años.

En España, el Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda limitar el tamaño de las latas a 250 mililitros para reducir la exposición a sustancias nocivas como la cafeína y la taurina.

Sin embargo, estas medidas no son suficientes. Las bebidas energéticas también están relacionadas con otros comportamientos de riesgo como el vapeo. Este patrón sugiere que estos productos no solo afectan la salud física, sino que también fomentan conductas perjudiciales a largo plazo.

La educación como herramienta clave

Además de las políticas regulatorias, la educación desempeña un papel fundamental para prevenir el consumo desmedido de bebidas energéticas. La adolescencia es un período crítico donde las decisiones de salud están fuertemente influidas por la presión social y las tendencias. Es crucial informar a los jóvenes sobre los efectos negativos de estas bebidas y fomentar un pensamiento crítico frente al marketing.

Nuestro estudio subraya la necesidad de campañas educativas que aborden temas como la autoimagen y la influencia de la publicidad. Los adolescentes son especialmente vulnerables a mensajes que asocian el consumo de estas bebidas con el éxito social y físico. Promover talleres en escuelas que desmitifiquen estos mensajes puede ayudar a los jóvenes a tomar decisiones más informadas.

Un cambio necesario

A pesar de las crecientes evidencias sobre sus riesgos, las bebidas energéticas siguen siendo populares entre los jóvenes. Esto plantea un desafío urgente para gobiernos y profesionales de la salud.

Se necesita un enfoque multifacético que combine regulaciones más estrictas, educación integral y un control más riguroso del marketing dirigido a menores. Proteger a las nuevas generaciones de los riesgos asociados a estas bebidas es una inversión en su bienestar futuro.

Es hora de actuar, tanto desde las políticas públicas como desde la educación, para proteger a nuestros jóvenes y promover hábitos más saludables. Al final, cada sorbo cuenta.The Conversation

Nuria Trujillo Garrido, Profesora del Departamento de Enfermería y Fisioterapia., Universidad de Cádiz y Eduardo Sánchez Sánchez, Profesor de Enfermería, Universidad de Cádiz

 

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