Pasar al contenido principal
CERRAR

Marta Granados: una rebelde del cartelismo y el diseño gráfico

Su trabajo ha puesto en primer plano la necesidad de darle al diseño gráfico un lugar específico dentro de la sociedad.
Marta Granados | una mujer en el diseño gráfico en Colombia
Foto: Radio Nacional de Colombia
Santiago Díaz Benavides

En un entorno dispuesto y regido completamente por hombres, la participación de las mujeres en el campo del diseño gráfico era algo que no tenía cabida en el imaginario de la época entre los años 50 y el inicio de la década del 70. Sin embargo, tanto en el arte como en la gráfica, siempre ha habido una que otra rebelde que se anima a hacerle frente a la tradición para reformarla y, en muchos casos, mejorarla.

Esa es, pues, la forma en la que aparece en el radar una mujer como Marta Granados quien, con el tiempo, y quizá sin intuirlo, terminó convirtiéndose en uno de los referentes del diseño gráfico moderno en el país. Ella, junto a nombres como el de Dicken Castro o David Consuegra hace parte del grupo de pioneros que se atrevieron a llevar más allá el significado de las artes gráficas colombianas.


Este contenido hace parte del especial 'Nuestros trazos': historia del diseño gráfico en Colombia, conócelo aquí.


Granados nació en Duitama, Boyacá, en 1943. En sus días como estudiante al interior del Colegio Santa Clara de Tunja, tuvo sus primeros acercamientos con el paisajismo y la teoría del color. Hacia el año 1963, luego de haber coqueteado con el dibujo durante un buen tiempo, se graduó de la Facultad de Arte y Decoración Arquitectónica en la Pontificia Universidad Javeriana y empezó a estudiar en la Facultad de Diseño Gráfico de la Universidad de Los Andes bajo la tutela de David Consuegra. Su tesis de grado se anticipó a lo que sería uno de los sellos distintivos de su obra. Con ‘El cartel turístico’, Granados inició su etapa de exploración por el cartelismo.

Al interior de dicha institución, compartió con el pintor Juan Antonio Roda, de quien aprendió la técnica de la pintura y entendió la importancia de las inquietudes creativas y artísticas en el campo de la gráfica. Producto de esa relación, Granados viajó a París y cursó un posgrado en Diseño en la École Nationale Supérieure des Arts Décoratifs, entre 1966 y 1968. Estando allí vivió de cerca la revolución de aquel año y tuvo que sobrevivir con cualquier oficio que pudiera medianamente desempeñar. Lavó platos y limpió baños, todo para poderse contagiar de lo que representaba aquella época tan particular.

Foto: YouTube Intuit Lab Francia Escuela

A su regreso a Colombia, en la década del 70, ingresó como profesora en las facultades de Diseño Gráfico de las universidades Nacional y Jorge Tadeo Lozano, y en la facultad de Comunicación Social de la Pontificia Universidad Javeriana. Empezando la década, hizo parte del Primer Salón Panamericano de Artes Gráficas en el Museo La Tertulia de Cali y también vio acción en la Bienal Americana de Artes Gráficas.

Granados tuvo su primera exposición en el año 1972, al interior del Centro Colombo Americano, con una exhibición individual que tituló simplemente ‘Diseños’. Dos años después, empezó a trabajar para el Instituto Colombiano de Cultura, en el que durante algún tiempo realizó los diseños de varias colecciones: Autores Nacionales, Historia Viva, Biblioteca Básica Colombiana y la Colección Popular, entre otras.

Imagen: Afiche de Marta Granados para “Célebrer Paris” / francia.embajada.gov.co

Sumado a los trabajos que realizó durante este periodo, Granados diseñó carátulas de discos de colecciones populares y varios carteles para eventos culturales, entre los que cabe destacar el del cortometraje ‘Palabras de Poeta’ de Luis Alfredo Sánchez y el del ‘Clásico del cine mudo’, en 1973.

Colombia participó en la Bienal de Artes Gráficas en Checoslovaquia que se realizó por esos años y Marta Granados representó a país. Estando allí, obtuvo una beca del Consejo Británico que la llevó a Londres a estudiar animación cinematográfica en el Sain Martin’s College of Art. Trabajó los proyectos de filme ‘The man and the line’ y ‘Magic box’, y se vinculó a la Sociedad Mundial de Animación. Su experiencia allí la llevaría a crear más tarde la compañía Tapir Fim Animación, en asocio con el documentalista Roberto Triana.


Te puede interesar: Carlos Duque, el último profeta del diseño gráfico permanente


Su primera gran época llegó en 1983, cuando expuso en el Salón OP de Artes Gráficas, junto a los ya mencionados Dicken Castro y David Consuegra. Aquello fue un verdadero hito, pues en un solo lugar se reunían los nombres de quienes más adelante lo cambiarían todo. El trabajo de los tres despejó el camino para las futuras generaciones que se dedicarían a las artes gráficas en el país.

En aquella exposición, Granados dio a conocer su serie de carteles ‘Colombia es’, en la que los colores y las líneas sencillas recreaban, o intentaban dar cuenta de las riquezas naturales de Colombia, el agua, la fauna, la flora; la energía, lo verde, la libertad. De ahí en adelante, solo buenas cosas pasarían. Trabajos emblemáticos como los que realizó para el MamBo, el Festival Iberoamericano de Teatro, el Camarín del Carmen o el Museo Nacional, entre muchísimos otros. Habría que diseñar todo un catálogo para abordar la gran obra de Marta Granados, quien supo reinterpretar mejor que nadie los grandes hitos culturales del país durante los últimos cuarenta años.

Marta Granados. Cartel Colombia es libertad - 1983. Impresión offset 70 x 50 cm. Colección del Museo de Arte Moderno de Bogotá - MAMBO © Derechos Reservados

Su trabajo ha puesto en primer plano la necesidad de darle al diseño gráfico un lugar específico dentro de la sociedad, como un oficio que tiene una función social en relación con el entorno en el que se desarrolla. De allí, un poco, surgen las inspiraciones de sus diseños, las figuras geométricas, la luz, los colores, lo orgánico en los trazos. De alguna forma, Granados se ha encargado de exaltar mucho de lo que ningún otro diseñador ha intentado abordar, por ello su influencia es notable.

Su marca personal combina formas específicas del ‘art noveau’ con imágenes poéticas que van cargadas de metáforas y analogías que plantean diversos juegos visuales, la mayoría de ellos influidos por la escuela del cartel que se desarrolló en Polonia durante los años 70 y 80. Esos carteles suyos, que son probablemente lo más destacado en su obra gráfica, le han permitido dejar tras de sí un legado que es comparable solo consigo misma, cargados todos ellos de amplias referencias a la cultura colombiana y su imaginario gráfico. Muchos han sido exhibidos en bienales en México, Estados Unidos, Europa Central y algunos países de Europa del Este.

Imagen: bienalcartel.org

Es tan extensa la obra de Marta Granados que le ha permitido moverse en múltiples frentes. No solo ha sido cartelista o diseñadora de colecciones y logotipos, también ha trabajado como ilustradora y diseñadora editorial. Ilustraciones suyas han acompañado libros de poemas, novelas y cuentos, y han servido de antesala para adornar las exposiciones de artistas de la talla de Rodolfo Abularach, Feliza Bursztyn, Manuel Hernández y Alejandro Obregón, entre otros, que han pasado por el Museo de Arte Moderno de Bogotá.

Hoy, su aporte a la gráfica es valorado en distintos países del mundo y en Colombia tiene ganado un puesto en la historia de este campo. Probablemente, no sea reconocida como merece, pero no cabe duda de que su influencia es severa. Un tanto disgustada por el curso que ha tomado el cartel en el país y el poco apoyo por parte de los gobiernos, lamenta que su diseño esté siendo ignorado y que se crea que todo puede salir del computador de la misma manera que surgía de las manos de un artista. Para ella, la gráfica es un testimonio de un quehacer cultural y por tanto merece registrarse. “¿Dónde ha quedado todo eso?”, se pregunta.

Artículos Player

ETIQUETAS