Bryan David Suárez, es un joven artista oriundo de Honda, Tolima, quien desde muy pequeño desarrolló un gusto particular por la pintura, gracias a los procesos formativos que tuvo con los maestros Carlos Vargas, Braulio, y Ricardo Paniagua. En la actualidad, plasma sobre piedras de río, lienzos y maderas sucesos que marcan la cotidianidad de los habitantes y reproducen la arquitectura colonial del municipio.
“Él pinta en piedras de río imágenes relacionadas con la pesca, al igual que la infraestructura del Centro Histórico de Honda, como es el caso de la Calle de las Trampas, la Casa del Sello Real, el Museo del Río, las iglesias, entre otros. Incluso, pinta en óleo sobre lienzo y óleo sobre madera. Poco a poco he tratado de que Bryan mejore, y en su camino ha tenido varias personas que le han colaborado”, expresó en diálogo con Radio Nacional de Colombia, David Suárez Arroyo, padre del joven artista.
Por cosas del destino, Bryan nació con una deficiencia auditiva conocida como sordera neurosensorial bilateral profunda, una situación congénita que no le ha impedido ejercer su labor artística, pero que a lo largo de su vida le ha generado una serie de inconvenientes que han limitado su desarrollo físico y psicológico.
“Yo fui el que me di cuenta, porque normalmente los niños pequeños cuando uno les habla voltean a mirar, pero Bryan no lo hacía”, dijo su padre.
A los tres años de edad, por una acción de tutela que ganó su padre, le realizaron un procedimiento quirúrgico para colocarle un implante coclear que le permitiría recuperar en un 80 % su capacidad auditiva. “En esa época, nos dijeron que no nos preocupáramos por el lenguaje de señas y lectura de labios, que con ese implante podía desarrollar un lenguaje y alcanzaba a escuchar en un 80 a 95 %”, comentó su padre.
Con este implante, vivió toda su niñez y adolescencia, y logró graduarse de bachillerato, aunque sufrió por los intensos dolores de cabeza que le provocaba este dispositivo.
Cuando cumplió los 18 años, se le reventó el implante y tuvo que ser llevado de urgencias a Bogotá. Allí, le retiraron el dispositivo y nuevamente perdió la totalidad de su capacidad auditiva. Esta situación afectó parcialmente su labor artística, teniendo en cuenta que uno de los efectos de este procedimiento fue la alteración de su pulso.
“Después de la última cirugía pierde su capacidad física y se encierra en la casa sin poder hacer nada, aparte se le suma un problema gástrico avanzado, y eso le afectó su labor de pintar porque le alteró el pulso. Hoy en día, ha vuelto a pintar haciendo mucho esfuerzo (…) “Paradójicamente le retiraron el implante y le desaparecen los dolores continuos de cabeza y su sistema nervioso le mejora un poquito, porque vivía muy estresado”, contó Suárez.
Hoy por hoy, además de no poder oír, Bryan tiene dificultades al momento de comunicarse porque su capacidad dialéctica es muy limitada; por lo tanto, difícilmente puede sostener una conversación. De hecho, solo puede pronunciar algunas palabras.
“Nosotros tratamos de comunicarnos de diferentes maneras, porque no manejamos el lenguaje de señas. Mi reto es que desarrolle un sistema de comunicación que lo haga independiente y libre, ya sea el de señas o lectura de labios. Así mismo, nosotros aprenderlo para comunicarnos de una mejor manera”, manifestó su padre.
A sus 25 años, el joven artista está retomando su carrera y continúa retratando los aspectos más importantes a nivel arquitectónico y cultural de su tierra, una pasión que surgió de sus constantes recorridos y traslados por la denominada ‘ciudad de los puentes’.
“Empezamos a pintar estos paisajes, porque nosotros visitábamos a la abuela que vive al lado del Río Magdalena. Allí, nos sentábamos a la orilla del río a disfrutar de la brisa, presenciar el proceso de la pesca y tomar fotos. Así mismo, tenemos un familiar que vive en el barrio Pueblo Nuevo, y para ir hasta ese lugar, se tiene que atravesar el Centro Histórico, entonces él veía todos estos paisajes y comenzábamos a retratarlos. Desde ahí comenzó a reproducir todas estas piezas”, relató.
Para el desarrollo de sus obras, el joven artista utiliza distintos vinilos y un sellante especial que funciona para fijar la pintura y prolongar el tiempo de duración. No obstante, su padre asegura que uno de los inconvenientes que se le ha presentado a su hijo ha sido el acceso a los materiales, debido a la escasez de recursos.
“Yo no busco que la gente le tenga lástima, busco el apoyo frente a su labor como artista, y el mejor apoyo que puede recibir es brindándole materiales o comprando sus obras. Yo sé que él puede mejorar su capacidad artística y con el tiempo lo va a lograr”, sostuvo.
Bryan no ha tenido la oportunidad de realizar una carrera profesional que le permita afianzar su talento, pero el sueño de su padre es que lo más pronto posible pueda ingresar a un centro de formación, que le posibilite mejorar sus capacidades artísticas.
Finalmente, Suárez indicó que el propósito ahora es promocionar y comercializar las obras de su hijo, además de visibilizar su trabajo en diversas convocatorias y concursos.
“Él está inscrito en un programa de la Gobernación en el que escogerán a 100 personas para brindarle un apoyo en materiales, y está registrado en una convocatoria del Museo del Río para comprarle parte de sus obras. Yo seguiré buscando apoyo, porque él necesita recursos para comprar sus materiales y mostrar su trabajo”, concluyó.