Por: Meller Miranda
Los Llanos Orientales tienen en su magia y encanto una variante de sonidos que provienen de instrumentos con raíces árabes, andaluces y de los pueblos indígenas, que se han conjugado con las voces inconfundibles de los hombres de la región, dando lugar al joropo, que en su temática habla del campo, las tradiciones, la fauna y la flora. El joropo se puede disfrutar en sus variantes como el pajarillo, el quitapesares, una kirpa o el zumba que zumba.
Dentro de esa riqueza musical encontramos el contrapunteo, que es una de las ramas del joropo que encierra la jocosidad, versatilidad y destreza de los hombres de esta llanura. Esta copla viva anima las parrandas y festivales cuando están por acabarse.
“El contrapunteo llanero es la confrontación con versos improvisados o coplas improvisadas entre dos o más copleros, que es como se denomina al improvisador de esta región, que en otras partes es el payador, el decímetro, el trovador o el poeta”, explica el gestor cultural y docente musical, Gildardo Cruz, que por años se ha encargado de investigar y participar en los diferentes encuentros de repentismo en Colombia.
Cruz también destaca que la improvisación llanera encierra una características y matices que van de la mano con el mundo de la literatura, que con el paso se va estructurando de acuerdo a las necesidades.
“El contrapunto llanero pertenece a la tradición oral. Está enmarcado dentro del repentismo como práctica o manifestación universal de los pueblos, es la herencia que dejaron los juglares de la edad medieval, incluso creo que hay unos antecedentes que van mucho más allá, pero con criterio investigativo fundamentado todavía no está como tan fuertes esas teorías”, manifiesta Cruz.
Para el compositor y cantante Isaac Tacha, el contrapunteo se puede interpretar al son de las diferentes modalidades del joropo, que se hacen presentes en cada rincón del cajón llanero.
“Nosotros tenemos la referencia de la piqueria, de la trova, pero en el llanos es el contrapunteo y es la forma como se canta expresando ideas coherentes con ciertas normas, con ciertas reglas que tiene que ver con la estructura de los versos: cómo se hacen las rimas, cómo se deben desarrollar los temas que tiene una serie de variables que deben ser cumplidas. No es la única norma, hay muchas normas dentro del contrapunteo, así como también hay muchas formas de cantarlo”, dijo el maestro Tacha.
Una de las grandes autoridades que tiene la región de la media Colombia en contrapunteo es el maestro Manuel Orozco, conocido en el mundo de la cultura como el ‘Clarín de llano grande’, celebré por éxitos como ‘Quebrada Blanca’, ‘Llanura aquí está hijo’, entre otros. Él explica que la coplería llanera es una de las ramas del joropo más difícil de interpretar, pues exige conocimiento y experiencia.
“El contrapunteo es una de las modalidades del folclor llanero, del acervo cultural de la música llanera, mejor dicho la más bonita, la más espectacular, la más ingeniosa y, por decirlo así, la más difícil que hay dentro del folclor de las llanuras. El contrapunteo es de rapidez, es de invención momentánea, de agilidad mental. Los rivales tienen que tener muchos conocimientos del llano, de sus costumbres, de su idiosincrasia del trabajo de ganadería, musicalmente tienen que tener muy claro todos los ritmos llaneros para cuando un jurado calificador o el público que le pida un contrapunteo por determinado golpe, por determinada faceta de joropo”, comenta Orozco.
En el Casanare, Arauca; en Vichada, Meta, y en los llanos venezolanos, se disfruta esta tradición oral cuyos cantos fueron declarados por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Se viven y vibran en el corazón de un pueblo que es fuerte e indomable como los centauros.