Los jóvenes de Puerto Alegría se reúnen en una de las calles principales de éste corregimiento para discutir qué uso tiene la yuca y cómo se incorporó este producto a sus vidas y a su cultura. Ese es el objetivo de un proyecto que se financió con recursos de regalías y que administra la Universidad Nacional de Colombia en conjunto con Colciencias.
Duber Ferney Zamora Becerra, es quien coordina la realización de este proyecto. En los últimos años se ha perdido tanto la cultura al interior de las diferentes comunidades, que una de las metas del proyecto es que los mismos adolescentes aprendan que la yuca es uno de los insumos importantes para cualquier expresión de su cultura.
“La base fuerte de la alimentación de las personas aquí es la yuca y el pescado. Pero, ¿qué más se puede elaborar con la yuca?, ¿qué productos se pueden hacer?, ¿cómo nosotros podemos mantener esa cultura?”, comentó Duber Zamora.
La vida para este mocoense, que un día le dijo sí al proyecto, cambió por completo y poco a poco se ha venido adaptando a las incomodidades de dormir en una habitación donde algunos productos de su mercado personal, en ocasiones, se los roba alguna rata de monte que tienen sus madrigueras a la orilla del río Putumayo.
“Solo en el transporte de Mocoa (Putumayo) hasta acá, me gasto 300.000 pesos. Yo diría que estamos en una isla. La gente poco puede salir por eso, no hay esa posibilidad, todo el mundo no tiene 100.000 o 200.000 pesos para trasladarse. Para irse aquí a Leguízamo les cobran 100 mil pesos, ida y vuelta son 200 mil pesos”, señaló el filósofo, candidato a magister en Psicología Educativa.
Tras unos meses de estar viviendo en esta localidad, Duber Ferney ha dado cuenta de las necesidades primarias que tienen sus habitantes, una de estas es cortar la dependencia que tienen con Puerto Alegría. Algunos alimentos como la panela, llega con altos costos provenientes de Pasto (Nariño).
“Una de las problemáticas grandes que veo es que se necesita que les traigan proyectos. Proyectos productivos, emprendedores, los productos aquí son caros. Una panela puede costar 7.000 pesos, un kilo de arroz 5.000 pesos. Usted sabe que en una ciudad o en un pueblo lo consigue en 3.000 pesos, súper caro”, señaló Zamora.
El clima y la riqueza que tienen los suelos de esta región son propicios para cultivar la caña de azúcar y otros productos que no necesitan tanto abono o de suplementos químicos para cosecharse.
“Siempre les digo -qué bueno que ustedes puedan empezar a cultivar caña y se vuelvan fuertes en la panela-. De Pasto traen la panela a Leguízamo y de Leguízamo la traen acá. Pero, ¿por qué si esta tierra es tan fértil? Aquí se da de todo, esta tierra aquí no necesita ser abonada”, puntualizó el académico.
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