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Historia, mitos y curiosidades del cerro de Monserrate en Bogotá

Desde la época de nuestros antepasados muiscas hasta nuestros días, Monserrate es una parte fundamental de la historia de Bogotá.
Cerro de Monserrate | historia, mitos y curiosidades
Foto: monserrate.co
Eveling Rico Albañil

El cerro de Monserrate, a 3.152 m s. n. m. es un emblema cultural e histórico de la ciudad de Bogotá. Los registros de su importancia se remontan a la época prehispánica y a la cosmovisión de nuestros ancestros indígenas, para quienes, tanto Monserrate como Guadalupe eran sagrados. Los muiscas del altiplano cundiboyacense los conocían como “pie de abuelo” y “pie de abuela”.

Antonio Ochoa, historiador de Señal Memoria nos cuenta que con la llegada de los españoles se construyó la primera ermita entre 1640 y 1657, “van a ser lugares utilizados para la evangelización y la devoción de los santafereños, tanto españoles como indígenas y mestizos”, explicó. Este primer templo recibió su nombre por el monasterio de Santa María de Montserrat en Barcelona, bajo la advocación de la virgen morena de Monserrate en España.

Esculturas de la virgen de Monserrat en España (izq.) y en el santuario de Monserrate en Bogotá (der.) 

En el siglo XVII el monumento principal del templo pasa a ser ‘El santo Cristo caído a los azotes y clavado en la cruz’ o el Señor Caído de Monserrate como lo conocemos hoy en día, una obra del maestro escultor Pedro de Lugo Albarracín. “Desde el año 1650 en adelante, digamos que se vuelve en un sitio de peregrinación y la imagen se convierte en un referente de la religiosidad”, explicó Ochoa sobre esta tradición que se consolidó en el siglo XVIII.

Alrededor del Santuario de Monserrate y sus imágenes han surgido diferentes practicas religiosas, como las procesiones, novenas, penitencias, promesas y el tradicional vía crucis de Semana Santa, que representa los diferentes momentos desde la captura hasta la crucifixión y posterior sepultura de Jesús, según la biblia.

Foto: Colprensa

Una de las costumbres más conocidas es la de los ‘siete domingos al señor de Monserrate’. “Los devotos hacen promesas con intenciones personales, por la salud o el trabajo y está la costumbre de peregrinar siete domingos al señor de Monserrate, de hecho, allá arriba venden estas novenas (…) tradicionalmente se han visto muchas formas de expresar esa religiosidad, unas muy duras como las de subir de rodillas o descalzos por el sendero peatonal”, comentó el historiador.

De hecho, recientemente por cuenta de la pandemia del Covid-19 y como ha ocurrido en otros momentos de epidemias, sequías y desastres naturales, la escultura fue traía a la ciudad y realizó un recorrido desde la Catedral Primada de Colombia, pasando por la Arquidiócesis de Soacha, la Diócesis de Fontibón, la Catedral del barrio Engativá y la Catedral Castrense en el Cantón Norte.


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Ya en el siglo XX y luego de la destrucción de las anteriores iglesias por cuenta de diferentes terremotos, en 1915 comienza la construcción del santuario que conocemos hoy en día. Esta obra fue terminada en 1920 y coincidió con la inauguración y modernización de los sistemas de transporte como el teleférico y el funicular.

“El funicular se inauguró oficialmente en 1929, entonces digamos que también coincide con la modernización y el crecimiento que va a tener Bogotá a comienzos del siglo XX, o sea, también coincide con la llegada de los automóviles a la ciudad. Lo que hoy es Bogotá se fue modernizando y el cerro también hizo parte de eso”, explicó Antonio al señalar también que el teleférico entró en funcionamiento a partir de 1955.

Curiosidades y hechos en Monserrate

Si bien Monserrate comenzó a ser considerado no solo un lugar de importancia religiosa sino también deportiva, el 20 de diciembre de 1895 el cerro fue escenario de una hazaña sin precedentes en la historia de la capital, cuando el equilibrista canadiense Harry Warner atravesó 890 metros sobre el río San Francisco, en una cuerda floja, desde Monserrate hasta el cerro de Guadalupe y con los ojos vendados.

En la taquilla del teleférico fue colocada una fotografía junto a una placa conmemorativa sobre este hecho, que no fue la única proeza del señor Warner en este territorio, pues días antes había cruzado el salto del Tequendama con todos los inconvenientes logísticos y climáticos en su contra, los cuales no fueron suficientes para detener a este hombre que había atravesado las cataratas del Niágara a los 21 años.

Pero el cerro también fue escenario de producciones audiovisuales. Para el año 1971 los cineastas Carlos Mayolo y Jorge Silva realizaron el documental ‘Monserrate’. “Es una película que registró el vía crucis, los habitantes que peregrinaban, la lluvia que caía sobre el cerro y el santuario y el camino antiguo que subía a Monserrate”, mencionó el historiador sobre este cortometraje en 35 mm.

Un asesino serial en la montaña

Un hecho doloroso y escabroso, pero que también hace parte de la historia de Bogotá, es el caso de los feminicidios cometidos por Fredy Armando Valencia Vargas, llamado ‘El monstruo de Monserrate’. Valencia fua capturado en noviembre del 2015 por las denuncias sobre los fuerte olores que provenían de las cercanías a su cambuche ubicado en el bosque que rodea el cerro, pero entre las confesiones que dio a los agentes que estudiaban el caso y sus declaraciones en las audiencias hubo muchas incongruencias.

Por un lado, señaló que había asesinado a más de 100 mujeres, cuyos perfiles coincidían en que eran habitantes de calle y dependientes de las sustancias psicoactivas, a las cuales, según las autoridades, presuntamente engañaba, violaba y asesinaba. Luego negó las violaciones y en una fosa común fueron encontrados los retos de apenas 10 víctimas. Para el año 2017 fue sentenciado a 36 años de prisión, pero luego en 2020, un juez decidió absolverlo del delito de acceso carnal violento, argumentando que la Fiscalía no logró probar la comisión de este delito. El ente acusador anunció en ese momento que apelaría el fallo sin que aún se conozca una decisión final.

Foto: Colprensa

Un santuario natural y deportivo

Otra parte de la historia de Monserrate se ha tejido entre el bosque de niebla, hogar de cientos de aves emblemáticas de nuestro país como el colibrí. Año tras año extranjeros y colombianos se reúnen en las distintas estaciones dispuestas para el avistamiento de diversas especies, en un entorno que favorece la preservación y el estudio científico.

Pero además de las aves, el paisaje imponente de la ciudad y la cordillera también hacen de este un lugar entrañable de amaneceres y atardeceres. “Desde Monserrate se puede contemplar la ciudad de Bogotá, los cerros orientales, las montañas de la cordillera central y sus nevados, incluso la sabana de la capital”, destacó Ochoa.

Estas condiciones también lo han hecho propicio para las actividades deportivas como el senderismo. Incluso los amantes de los deportes extremos han recorrido el cerro cuesta abajo en competencias de downhill (una de las modalidades del ciclismo de montaña que consiste en descender lo más rápido posible una pista natural), que en su más reciente edición convocó 25 corredores de 11 países, quienes cruzaron 1.605 peldaños en un recorrido de 2.4 kilómetros, siendo este uno de los descensos más largos y prolongados en este tipo de pruebas a nivel mundial, según los expertos.

Foto: Colprensa

La ‘casa en el aire’

Pocos bogotanos conocen la historia de la casona donde hoy funciona el restaurante Santa Clara ubicado en Monserrate. Detrás de esta mansión existen todo tipo de relatos, empezando por el que asegura que hace más de 100 años, el dueño original de la casa, el magnate Carlos Navarro Menéndez luego de pasar más de 20 años en París, decide traerse esa misma vivienda para instalarla en su hacienda Las Mercedes, donde hoy está ubicado el sector de Santa Bárbara por la carrera Séptima.

Según el historiador Carlos ‘Toto’ Sánchez en un artículo para el diario El Tiempo, el relato señala que el palacio de estilo art déco fue desarmado en Francia y enviado por partes en barco hasta Puerto Colombia, Atlántico. Luego habría viajado por el río Magdalena hasta el interior del país con destino a Honda (Tolima) y finalmente llevada a lomo de mula hasta su destino final. La otra versión afirma que el palacio fue construido aquí en la capital inspirado en la arquitectura parisina.


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Tras la muerte de Carlos Navarro Menéndez, quien no dejó herederos, la casa pasa a manos de Guillermo González Zuleta, quien ante la inminente ampliación de la carrera Séptima y el riesgo de perder la casa, en 1974 deciden trasladarla hasta el cerro para protegerla, por iniciativa de Carlos Alberto Leyva, quien en ese entonces era gerente de Monserrate.

Según cuentan, la casa fue dividida en 33.000 partes para trasladarla en camiones hasta el centro de Bogotá y posteriormente subida parte por parte por el teleférico, para finalmente culminar su construcción a mediados de los 80, en una orilla del acantilado por temas de cimentación. Hoy en día esta zona de Monserrate es considerada un referente de la gastronomía colombiana.

Foto: Facebook Restaurante Santa Clara

Los mitos sobre Monserrate

A propósito de la casona del restaurante Santa Clara, en reportajes periodísticos de medios nacionales, algunos empleados comentan que, en las diferentes casas ubicadas en el cerro, a las personas les tumban los utensilios o les apagan las luces. También hablan de la presencia de dos niñas vestidas de primera comunión que aparecen y desaparecen en los ventanales.

Pero los misterios no cesan, pues algunos afirman que cuando han bajado la estatua del Señor caído, es mucho más pesada al intentar subirla de regreso, e incluso, que solo es posible bajarla si “él” así lo quiere, de otro modo se vuelve muy pesado haciendo imposible su traslado. Por otra parte, sobre esta imagen han surgido diversas creencias que le atribuyen milagros y sanaciones, llegando a afirmar que a la escultura le crece el cabello.


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Además de los milagros, otros aseguran que visitar Monserrate no solo es determinante para la fe y la salud sino para las relaciones, pues existe la creencia de que, si las parejas en etapa de noviazgo suben, su destino será la ruptura o el casamiento, generando incluso la resistencia de algunos a visitarlo con su pareja.

“Según el mito, dice que el Señor Caído, se encarga de separarlos si no hay conveniencia del uno por el otro, así mismo la leyenda cuenta que esto solo pasa si la pareja baja discutiendo de la montaña. Pero en caso contrario si todo es armonía y amor, se dice que este sentimiento alcanzará para unir a la pareja para siempre”, se lee en un artículo de Óscar Barrero para RCN Radio.

Y como las historias no terminan, una de las leyendas más populares señala que Monserrate es un volcán dormido, el cual puede hacer erupción de forma inminente sobre la ciudad. Sin embargo, según los análisis del Servicio Geológico Colombiano, la actividad volcánica que presentan las rocas del cerro es de procedencia marina, lo que indica que hace millones de años Bogotá y sus zonas aledañas estuvieron sumergidas en el mar. Lo anterior descartando la teoría del volcán activo, la cual se habría originado por la publicación de un artículo en la Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, en el año 2006, sobre el volcanismo que rodea a la Sabana de Bogotá.

Foto: Colprensa
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