El movimiento del libro y la promoción de lectura descentralizada, es una manifestación latente que se ha dado durante años en el municipio de Piedecuesta, Santander. Hay un norte claro por parte de los colectivos y agentes culturales que se idean año tras año iniciativas para promover un acceso libre y que permita gozar de la oferta sin ningún tipo de distinción.
Varias han sido las voluntades y los procesos que se han sentado a pensar en las iniciativas de acceso cultural y una de ellas, se gesta de la mano de la biblioteca itinerante ‘Bibliomotico’ que hace parte de la Corporación Literatónica liderada por Sebastián Peña, un santandereano que le ha dedicado varios de sus días al fomento de la lectura y auspiciar un buen libro en las comunidades y veredas que le permitan llegar.
A este proyecto se le suman colectivos como Señal Sur, La Batucada Guaricha y artistas como Edson Velandia, Adriana Lizcano, Chino Jesús, Lady Blue, Miguel Durán entre otros más, que con la guianza de la comunidad le dan vida a la biblioteca popular La Bellecera, una espacio comunitario sensible que permite imaginar a través de un buen libro y a la vez se convierte en ese refugio cultural en el que se desarrollan actividades pedagógicas y creativas desde la literatura, el cine, la música, iluminadas por la perspectiva de género en todo lo que se emprende.
La consolidación de este proceso ha sido orgánica, estratégica y de calidad desde todas sus áreas. Sus ramas de acción fortalecen la promoción de lectura, de escritura, oralidad y memoria; esta llamada ‘OLE’ de la mano de la Corporación Literatónica. La línea musical va de la mano de un laboratorio creativo dirigido por Edson Velandia, donde se nutren procesos de orquesta, apropiación de instrumentos musicales y composición. A su vez, La Batucada Guaricha comparte conocimientos y también enseña de esta expresión musical a niños, niñas y mujeres.
El cine comunitario también ha sido una herramienta poderosa donde Señal Sur le da guianza a este espacio, donde habitantes del barrio y veredas se acercan y crean un ejercicio colectivo alrededor del séptimo arte y las posibilidades de narrarse también, a través de la imagen.
“A la comunidad hay que ir, hay que llegarle, no esperar a que lleguen al espacio esto anclado a Alfredo Mires que dice que no hay mayor tesoro que lo comunitario, que la comunidad misma. Cuando eso pasa, todos también se van vinculando en lo que realmente les gusta de todo lo que hemos podido construir. No todos y todas quieren participar en las mismas cosas y eso está bien”, reflexiona Sebastián.
En este sentido, más allá de las acciones que se emprenden por parte de los colectivos, es de suma importancia resaltar que este es un espacio donde la comunidad es la principal raíz, por ende, la ciudadanía, los vecinos, la familia, el barrio es el que guía, respalda y alimenta un proceso abierto a la escucha.
Es así como, en medio de todo este universo de fomento, nace la necesidad de narrarse, contar sus propias historias y es así como se materializa un nuevo campo de construcción al evolucionar al mundo editorial: hacer libros.
Su principal objetivo ha sido poder empoderar a todas las voces y desmitificar la creencia de que hacer libros es complejo y darle el valor a las historias, a los hechos, a la memoria del barrio. Es así como crean iniciativas “Garladera en la Bellecera”, un espacio pensado para estudiantes de secundaria de colegios de Piedecuesta para hablar de sus necesidades, memoria y paz.
Luego se crea el concurso municipal de microrrelato "En algún lugar de la cuadra" que acumula dos versiones y dos libros que compilan estas realidades que se pretenden fortalecer desde las comunidades y responder a los cuestionamientos de ¿cómo está siendo narrada Piedecuesta y sus veredas?, y de esta manera, responderlas de manera intergeneracional, desde lo propio y fortalecer el derecho a escribirse como sujetos.
“Ya no solo promovemos lectura o acercarles a la lectura, también compartimos desde la palabra para que escriban desde la memoria y los recuerdos. Hemos descubierto que desde el convite y el junte, parte importante de todo esto es escucharnos. Escuchar a nuestros viejos, niños y amigos en eso que tienen por decirle al mundo” afirma Sebastián Peña.
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Por ello, la lectura misma de la comunidad desde este proceso seguirá abriendo caminos para todas las posibilidades que hay en medio de trabajar en colectividad. Su misión es continuar un trabajo consciente y que responda a fortalecer desde el arte, cine, música, deporte, oralidad y diversidad ese objetivo principal de decirle a la comunidad que su apuesta, propiedad y creatividad es de todos y todas.