Bailes folclóricos, una lucha por su permanencia en la actualidad
El departamento de Boyacá es reconocido por su fascinante historia, marcada por su relevancia tanto en la época precolombina como durante la colonia española. Su papel en la historia independentista de Colombia es destacado, junto con sus tradiciones culturales representadas en atuendos distintivos.
Este lugar se distingue por su riqueza cultural y natural. Sus paisajes montañosos albergan encantadores pueblos, reservas naturales, lagunas y vestigios arqueológicos que son testigos de la rica historia ancestral de la región.
Sofía Fonseca, investigadora y gestora cultural, compartió con el equipo de Radio Nacional de Colombia detalles sobre la evolución de la danza folclórica, tradicional y popular en Boyacá y la región andina en su conjunto.
"Boyacá está compuesto por 17 provincias que han recibido influencias no solo de España, sino también de África y diversas partes de Europa. La diversidad cultural es evidente debido a la mezcla de distintas culturas entre las que destacan las danzas y músicas andinas, especialmente el Torbellino, el Pasillo, la Guabina y el Bambuco", destaca la investigadora.
Uno de los bailes típicos resaltantes en la región es el Pasillo, evocado en la canción "Juego de Aguadoras", que narra la historia de las tradicionales Aguadoras de Tunja. Estas mujeres eran figuras importantes en la sociedad, encargadas de distribuir agua a los habitantes y consideradas capaces de influir en las jerarquías sociales.
Fonseca describe: "La danza de las aguadoras está inspirada en estas mujeres, que solían recolectar agua en la 'Pila del Mono'. Eran mujeres hermosas contratadas por familias adineradas para llamar la atención; eran excelentes bailarinas de Pasillo".
Este baile ilustra la vida cotidiana de las aguadoras, desde su labor de recolectar agua hasta sus interacciones y coqueteos con aquellos que acudían por este recurso, destacando una actividad que, con el tiempo, fue desapareciendo.
La preservación de estas danzas tradicionales se debe al esfuerzo de personas como Sofía Fonseca, de la Fundación Haskala, dedicada a explorar los sonidos tradicionales de Boyacá, buscando involucrar a las nuevas generaciones y que se sientan parte de esta herencia cultural.
"Tenemos un proceso de formación estructurado, con información registrada en libros y coreografías con derechos de autor. Los jóvenes que se acercan no solo aprenden sobre nuestra cultura, sino que también se sumergen en un rico patrimonio artístico", explica Fonseca.
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Así, la diversidad de danzas y costumbres de Boyacá se mantiene viva, preservando el legado ancestral y buscando un mayor disfrute y participación en esta expresión artística.
