Los disparos, los combates, los secuestros, los desplazamientos y todos los hechos que tuvo el conflicto armado marcaron el corregimiento de Estados Unidos, jurisdicción de Becerril, Cesar.
Este corregimiento, ubicado en las estribaciones de la Serranía de Perijá y en donde anteriormente según sus habitantes solo llegaban foráneos porque eran secuestrados, hoy se ha convertido en un destino escogido por turistas nacionales e internacionales.
Sus riquezas naturales, avistamiento de aves y las huellas que dejó la guerra, hacen parte de las rutas de este turismo comunitario que cuenta con el respaldo de organizaciones independientes, entre ellas rutas turísticas por los bosques y la paz, y también del orden nacional.
Uno de los promotores de esta iniciativa es Erasmo Villar, quien hace parte de esa mayoría de habitantes que tuvieron que dejar su territorio por los riesgos que vivían por el conflicto armado; sin embargo, regresó a esa tierra que lo vio nacer.
Villar destacó que la ruta turística inició con el destino Huellas del Pasado, “aquí contamos nuestra historia como es y no como anteriormente venían personas a visitarnos para contarla. Hoy precisamente podemos mostrar toda esta ruina, todas estas casas que se ven destruidas y que esos dueños no han venido hasta este lugar a buscarla porque a muchos de ellos les mataron los familiares y, quizás, pues no se han podido recuperar de aquellas secuelas. Estados Unidos tenía 2 mil habitantes en esa época, por causa de la violencia, muchos nos fuimos a pueblos diferentes”, expresó.
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Villar comentó que el turista llega al corregimiento y escucha todos esos relatos que dejó el enfrentamiento armado, pero también se va con ese ejemplo de lucha, resistencia de cada uno de los habitantes y, además, de las bondades naturales.
Otra de esas personas que sufrió por el conflicto y que hace parte de esta iniciativa turística es Yesenia Hernández, quien es propietaria de uno de los sitios más atractivos de la ruta.
Yesenia reside junto a su esposo Wilfrendo Monsalve, en una finca ubicada en la Serranía de Perijá. En este espacio el turista no solo disfruta de un agradable clima, sino que también puede visitar las cascadas, avistamiento de aves y montar a caballo.
Para esta mujer hace turismo en su finca es algo que jamás pensó por lo duro que fue el conflicto en esa zona. “Esto es algo increíble porque a nosotros mismos a veces nos daba miedo subir y bajar, era difícil. Nosotros veíamos gente diferente en nuestra zona y esos eran los secuestrados, gente que los traían aquí de paso y los llevaban, pero que vinieran de otros países de otras partes, era muy difícil”, acotó.
No obstante, Yesenia expuso que a través de esta iniciativa han sido formados para atender a los turistas y demostrar que sus predios no fueron hechos para la guerra, sino para que los colombianos disfruten de sus riquezas naturales.
Uno de los grandes atractivos de esta ruta turística se encuentra en el corregimiento de Don Diego, allí miles de turistas van solo para conocer la Pyrrhura Picta (Periquito Pintado), un ave endémica.
“Siempre vienen turistas de varios países, de varios departamentos a ver la Pyrrhura y bueno (…) yo me siento muy contenta porque pues por un lado, nosotros nos hacemos conocer de la gente, mostramos otra cara de nuestro territorio y conocemos personas nueva. Este es un proyecto muy bueno para la economía, las familias y de todos los habitantes de esta zona del departamento del Cesar”, expresó Rosa Pacheco, dueña de uno de los predios pertenecientes a la tura turística.
Juan Carlos Cortez, oriundo de Becerril, quien por poco pierde la vida al estar en el medio de un enfrentamiento cuando era muy niño, es uno de los guías de esta iniciativa denominada ‘Turismo por los Bosques y la Paz’.
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Este joven explicó que gracias a este proyecto pudieron reconocer las riquezas naturales que tiene el departamento, “aprendimos sobre guianza turística, también algunas recetas de cocina, establecer esa ruta en donde podemos encontrar hongos, aves, cascadas, ríos, todo esto lo teníamos, pero realmente nosotros no lo sabíamos. Ya sabiendo dónde están, podemos ofrecerlas como un sitio turístico”.
Juan reconoce que gracias al Acuerdo de Paz muchos grupos se desmovilizaron de esta zona, dándole espacio a un lugar tranquilo y que cuenta con un escenario hermoso para el disfrute de los turistas.
“Estos territorios, que fueron “zona roja”, ahora son territorios de paz. En medio del recorrido el turista puede conocer la historia que vivió cada parte de nuestro municipio, el cual fue una zona muy afectada. Aquí hemos tenido la visita de muchos extranjeros, de embajadas, entre ellas la de Reino Unido y han venido otros tipos de personas de mucha importancia sin necesidad de un acompañamiento policial o sin necesidad de un acompañamiento militar porque realmente hoy en día es zona de paz”, expuso.
Los habitantes de estos territorios destacan que las huellas del conflicto no se borran; aún así, la resiliencia y las ganas de salir delante de cada uno de los residentes de esta zona son más fuertes que aquellas balas que alguna vez generaron terror en el Cesar.