A 45 minutos de Cartagena, Bolívar, se encuentra asentado el consejo comunitario El Mango de Púa II, en la vereda Silverio del municipio San Estanislao de Kostka. Un paraíso natural donde 42 familias víctimas del conflicto armado se han propuesto ser las propias generadoras de su seguridad alimentaria, fortalecedoras de sus costumbres y sanadoras de sus propios dolores.
La razón está en su reserva natural desde la que promueven el turismo comunitario. Así como lo describe la representante del consejo comunitario y orgullosa de sus raíces afrodescendientes, Sandra Milena Campo.
“Tenemos una zona de reserva natural donde conservamos y defendemos los animales y plantas que allí se encuentran. En esa reserva podemos hacer un recorrido a través de túneles del árbol de Limoncillo que nos conducen al encuentro con comida vegetariana que hemos cultivado en nuestros patios productivos; así como degustar platos típicos de animales que criamos en el campo como la gallina, el cerdo y el carnero”, describió emocionada.
Para estas 42 familias conseguir los alimentos es solo cuestión de ir al patio y alcanzar la comida sana, que incluso, asegura Sandra, ha influido en que en la vereda haya pocas enfermedades. Pero no es solo la comida la que ha hecho de este consejo comunitario un atractivo natural, las mujeres tejedoras le han dado color al consejo, así como las frutas se lo dan a los árboles.
“Ofrecemos mochilas, ropas tejidas y accesorios, bolsos con palma de iraca. Además, tenemos la sección de palmas, donde los turistas pueden refrescarse y mecerse como si se tratara de una terapia para relajarse”, explicó mientras tocaba sus largos aretes tejidos.
A pesar de que el consejo comunitario está asentado en la vereda Silverio desde hace cinco años, solo hasta el año pasado tienen una serie de áreas tituladas por la Agencia Nacional de Tierras. Para Sandra, uno de los mayores logros.
“Gracias a esta titulación colectiva, en nuestro consejo comunitario todo lo que tenemos es de todos y nadie es dueño de nada. Para nosotros ha sido el mejor logro de este mundo, ya que por el desplazamiento forzado andábamos de un lado para otro”, señaló.
Desde la vereda Silverio en San Estanislao de Kotska, este territorio con antecedentes indígenas se proyecta para consolidar un museo, la vista no tiene excusa para perderse en el inmenso paraíso natural de este territorio que también cuenta con un mirador desde el que se puede contemplar el Canal del Dique y plantas medicinales como el eucalipto.
“Tenemos una persona encargada de enseñar las virtudes de las plantas medicinales como la hierba de limón y el eucalipto, además preparamos té a base de la Flor de Jamaica”, expresó la líder afrodescendiente.
Pero si la cuestión es sentirse cómodos y a la vez contribuir al medio ambiente, el consejo comunitario El Mango de Púa II, sí que supo cómo combinar esta idea.
“Sembramos todos los árboles que podamos, tanto frutales como maderables, pero cuando identificamos árboles que están enfermos, los aprovechamos y transformarlos en sillas y mesas. Aquí nada es plástico, todo se hace con esa misma madera”, añadió.
Y sí, este consejo comunitario también es guardián del medio ambiente y saben más que el precio, el valor que tiene la reserva donde habitan.
“Rechazamos la caza de los animales silvestres, mejor les hacemos casas de madera. Estratégicamente les colocamos frutos en árboles de Almendras y Palmas de Corozo, para que, aunque haya personas cercanas, las ardillas, conejos y osos hormigueros se sientan seguros de ir y volver”.
Es así como el consejo comunitario El Mango de Púa II le apuesta al fortalecimiento de sus tradiciones ancestrales y la conservación del medio ambiente. Una historia que descubrimos en medio del primer Diálogo Regional Vinculante que se desarrolló en el municipio de Turbaco, Bolívar, escenario desde el que Sandra Campo, representante de este consejo comunitario envió un mensaje contundente: “Me he sentido escuchada, pero esperamos que haya programas de acción para desarrollar las propuestas que hemos planteado”, concluyó.