Los primeros recuerdos de vallenato en la cabeza del bogotano Alberto Jamaica Larrota lo sitúan a él y a algunos otros de sus nueve hermanos al frente de la radio familiar en casa, en el barrio Bochica Central. Enamorado de esa música, en su adolescencia decidió conseguir una guacharaca y conformar un grupo con un vecino acordeonero, ya fallecido, de nombre Wilson Ibarra.
“Sucedía que cuando Wilson tocaba el acordeón solista, lo hacía perfectamente; pero cuando tocaba acompañado, se salía muy fácilmente de ritmo y no lograba encajar con los demás instrumentos”, cuenta Jamaica. El afán para que su colega pudiera corregir esos errores hizo que él mismo terminara aprendiendo a tocar el acordeón. “Wilson me iba enseñando pedacitos de canciones y yo a la vez le enseñé a llevar el ritmo en la guacharaca, de modo que lo podía ir corrigiendo y explicándole cómo la música es la unión de notas y silencios”, recuerda.
Tras la salida de Ibarra para irse a vivir a Venezuela, Jamaica convocó al acordeonero José Hernando Pedraza, que se tomaba el paso por el grupo como una afición. Y un día en el que Jamaica decidió tocar las piezas que le había enseñado su primer compañero en el acordeón, Pedraza decidió dar el paso al costado, ofreciéndole además el instrumento. “Se lo compré por $75.000 hace 40 años”, cuenta Jamaica. El pago lo hizo a crédito, con lo obtenido en sus oficios en la construcción.
Luego, convencido de su futuro, dejó la albañilería para juntarse con otros músicos como los hermanos Sierra, Juan Barros y John Bernal. “Ellos me enseñaron muchas cosas, y ya con las bases me dediqué a estudiar en serio el acordeón, e hice unos semestres en la Academia Luis A. Calvo”, cuenta Jamaica. En cosa de año y medio ya dominaba el instrumento a la perfección.
Con el conocimiento pleno sobre cada uno de los aires vallenatos, decidió presentarse en Valledupar por primera vez hacia 1993. Fueron 13 años de lucha hasta por fin coronarse como el Rey Vallenato número 39 en la categoría Profesional, en 2006. Uno de los temas que llevó hasta el escenario del Parque de la Leyenda Vallenata fue la puya “Toca cachaco”, compuesta especialmente para él por José Triana.
“Para mí, ser hasta ahora el único rey vallenato cachaco ha significado muchas cosas bonitas”, cuenta Jamaica. Agrega que: “Me ha representado alegrías y orgullo del bueno, como persona sencilla que soy. Ver mi nombre en la placa de reyes en la plaza Alfonso López es maravilloso. A través de mi corona he querido llevarle felicidad a la gente, así como un mensaje de amor a Dios, a nuestras familias y al prójimo”.
Desde ese entonces, Beto Jamaica se ha consagrado al oficio de la música como compositor, intérprete de estudio y de su propio conjunto, productor y profesor. De hecho, uno de sus alumnos, el boyacense Ronald Torres, logró hacerse a la corona de Rey Vallenato Aficionado.
El músico es continuamente invitado a diferentes países para representar a Colombia con su arte, y ha participado de más de 50 producciones discográficas, incluyendo colaboraciones con Los Tupamaros, Los Alfa 8 y la Orquesta Filarmónica de Bogotá, y con las agrupaciones vallenatas de Otto Serge, Alberto Fernández, Jairo Serrano y Penchy Castro.
Además de su disposición para alternar con sus colegas, Jamaica es reconocido por su generosidad y su afán por colaborar en causas sociales, conciertos a beneficio y otras iniciativas tendientes a darle una mano a quien lo necesita.
En la actualidad, Beto Jamaica se encuentra perfeccionando su voz, en su afán por convertirse en un juglar vallenato integral que cante, componga y toque el acordeón. Así mismo se ha involucrado en los senderos de la cumbia y ahora mismo se encuentra lanzando dos nuevos sencillos, el paseo “Una fecha especial” y el merengue “Soy parrandero”. Y de igual manera, se ha dedicado a producir los trabajos de artistas de todo género.
El 3 de abril celebramos el cumpleaños número 60 de Beto Jamaica, el único Rey Vallenato de Bogotá. Por eso es nuestro Artista de la Semana.