Con la convicción de que el arte puede contribuir a reconstruir la memoria colectiva, el músico ha publicado obras que buscan ser exterminadores del olvido.
“Olvidar es morir, desistir es cobardía y rehuir al compromiso es indolencia”, Román Torres. Del disco Las Voces de El Salado.
Hace 24 años, del 16 al 20 de febrero de 2000, en El Salado (Bolívar), se perpetró una jornada atroz en la que cientos de paramilitares asesinaron a más de 60 personas. Adultos, ancianos y niños fueron agrupados en la cancha de basquetbol para acabar con sus vidas. Fueron baleados, degollados, o estrangulados frente a los ojos de su familia. Testimonios de saladeros, rezan que, como en una rifa de la muerte, con números escogían a quién iban a matar. Y así, vieron asesinar hijos, madres, padres y amigos.
Se dice que, durante el exterminio, los paramilitares tocaban acordeones y tamboras; que prendían equipos de sonido en su macabro festín de sangre.
De los horrores que Colombia jamás deberá olvidar. Usar la cancha, -sitio de sus reuniones-, y su música, es matarle al pueblo la cultura. Dejarlos sin nada.
Que vuelva la música, que cure el silencio
En el año 2010, en una iniciativa del Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, dirigida por el músico César López, algunos de los sobrevivientes de la masacre grabaron un álbum que buscó transformar el horror en canciones y plasmar sus anhelos de un mejor futuro: Las Voces de El Salado.
López se encargó de escoger a los artistas y de la producción (junto a Ada Sanabria en la producción de campo y por Julio Monroy en las consolas).
La gente de la comunidad le iba señalando quién cantaba o componía, y quién declamaba. Las letras y la música fueron hechas por ellos. Grabaron las interpretaciones y poesías en el pueblo y registraron también los ambientes de El Salado en distintos sitios y horas: lo que se escuchaba en la noche y en la mañana. Audios en la cancha, los gallos, los burros, todo para que quien escuche el trabajo, se acerque y sienta cómo es el pueblo.
El álbum tiene décimas, vallenatos y poemas. Abre con la voz de Samuel Torres relatando lo acontecido. La composición de Abimael Hernández lo dice todo con su título: “El dolor que toitos sentimos”. John Montes y John Jairo Medina rinden homenaje a las mujeres que fueron victimizadas. Lucho Torres, líder comunitario, exalta la resistencia del pueblo, y Dalgis Cárdenas canta sobre las dificultades del retorno y las carencias de entonces.
Sobre lo jocosos y dicharacheros que son los saladeros, el porro sabanero, y las fiestas populares, canta Edilma Cohen. Y engrosan la placa los testimonios de Eneida Narváez, que en un apartado resume uno de los objetivos de grabar el disco: “Luchar contra la impunidad y recordar a nuestras víctimas”.
El trabajo también estrenó el himno de El Salado -nunca había tenido -. La letra es de Román Torres, escritor, muy respetado por la comunidad y la música la hizo López, quien recuerda: “Algo curioso es que lo cantan inicialmente los niños del pueblo y luego son ellos los que terminan enseñándoselo a los adultos”.
El 22 de octubre de 2010, en la plaza principal del pueblo se lanzó Las Voces de El Salado. Los artistas presentaron en vivo sus obras. Ese día vivió la música.
“Hasta que amemos la vida”, nombrar y nunca olvidar
Una canción publicada en 2020, homenaje a los líderes y lideresas sociales asesinados en el país, a quienes cayeron en los falsos positivos y en otros episodios violentos. Muertos de todas las esquinas del conflicto.
El tema es un ejercicio hecho con respeto hacia ellos, sus familias y amigos, en el que López nombra entre muchos a Bernardo Cuero, Temístocles Machado, Bernardo Jaramillo, Rodrigo Lara Bonilla, Jaime Garzón, José Antequera, María del Pilar Hurtado, Diego Felipe Becerra, Dylan Cruz, Manuel Cepeda, Luís Carlos Galán, Eduardo Umaña Mendoza, Diana Turbay, Carlos Pizarro, Jorge Eliecer Gaitán, los ocho niños bombardeados en el Caquetá, Nelly Bernal, Dimar Torres, Pardo Leal y Guillermo Cano. La pieza es una síntesis del conflicto nacional y también del viaje de más de 20 años del artista recorriendo muchos lugares del país, trabajando con comunidades y conociendo historias de primera mano.
“Si nos quedamos callados nos matan
Si hablamos, también
Dijo Cristina Bautista, antes de caer”
Canta César, incitando a “encontrar la verdad y buscar la salida, hasta que amemos la vida”. Y narra: “En una ocasión, una víctima me dijo que la memoria es un espejo roto del que todos tenemos un pedacito. El día en que todos nos unamos y unamos los pedacitos, vamos a estar completos”.
Toda Bala es Perdida
Toda Bala es Perdida (2009), es el resultado de una expedición por muchísimos lugares del país, - con su escopetarra al hombro-, dando talleres y conciertos de No violencia e interactuando con jóvenes. En sus sesiones de grabación maniobró con una prominente lista de invitados. Algunos de ellos: la agrupación caleña Superlitio, Amós Piñeros (músico de la banda bogotana Ultrágeno) y Andrea Echeverri, (vocalista de Aterciopelados). El resultado fueron 17 canciones de diversos calibres motivados por relatos de víctimas, testimonios de mujeres gladiadoras en medio del conflicto, voces de líderes sociales, narraciones de jóvenes armados etc.
El disco incluye títulos como “Apartadó”, que invoca esa tierra antioqueña que sufrió dos masacres en septiembre de 1996 y febrero de 1997, y que años después fue atacada de nuevo, a pesar de haberse declarado como Comunidad de Paz.
“Apartadó te recuerdo olvidado
Levantando tu canto al sol en medio del campo”, dice la letra.
O la canción “Plegaria” que propone acompañar desde la ciudad el dolor de tragedias como la sucedida el 2 de mayo de 2002, en Bojayá (Chocó), en la que murieron 119 personas -de las que aproximadamente 45 eran niños-, cuando miembros de las FARC que se enfrentaban con paramilitares, lanzaron una pipeta de gas a la iglesia del pueblo donde los habitantes se refugiaban de las balas.
El álbum tiene un librillo con impresionantes fotografías, textos y reflexiones que aluden hechos que han marcado el país. Un disco guía del recuerdo, en el que resuena nuestra historia.
Mira aquí el capítulo de César López En Clave con Deysa Rayo