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Ricardo Gutiérrez Gutiérrez, el juglar coleccionista de la música vallenata

Un vinilo de 78 revoluciones del sello Carrizal fue el primer tesoro de Ricardo Gutiérrez Gutiérrez, visionario del folclor del Caribe, que empezó hace décadas a acumular álbumes de estudio y a grabar parrandas.
Ricardo Gutiérrez Gutiérrez
Crédito: Andrés Llamas
Andrés Llamas

Este empresario vallenato descubrió rápidamente que algo pasaría con la música que popularizó Guillermo Buitrago en Barranquilla, con su guitarra y Abel Antonio Villa con su acordeón. Es como si hace más de 50 años hubiera entendido que las nuevas generaciones necesitarían la prueba de que esas músicas existieron.

Por eso se convirtió en un coleccionista y, aunque su colección no está cuantificada, asegura que posee todos los álbumes de música vallenata que existen.

Guarda innumerables vinilos o populares long play de 78 RPM, casetes de audio y de video en formato VHS, discos compactos o CD. En ellos se escuchan las canciones de Alejo Durán, Calixto Ochoa, Alfredo Gutiérrez, Lisandro Meza, Los Betos, Binomio de Oro, Hermanos Zuleta, Jorge Oñate con Los López y todos los acordeoneros que lo acompañaron, así como la discografía de Diomedes Díaz.

Videos y audios de las parrandas de todos ellos, representantes del folclor en el Magdalena Grande, la sabana, los montes de María y otras subregiones. 

“Una vez me conseguí una grabadora en estéreo, esa para mí fue una gran cosa, en casetes. Luego pasé a minidisc, luego a todos los aparatos existentes para música. Compré unas cámaras de video y tengo muchas grabaciones de parrandas a compositores, intérpretes, costumbristas de la región”, dijo Gutiérrez.

Abel Antonio Villa fue el padre del acordeón y de la música vallenata, pero Ricardo Gutiérrez no duda en afirmar que el primero que grabó un vallenato en estudio fue Francisco ‘Pacho’ Rada. “Pero no lo hizo en un estudio de grabación, lo hizo en una emisora de Barranquilla, para un programa de 5:00 a.m., a 6:00 a.m., seis años después es que se graba con fines comerciales”, agregó. 

Su vocación de coleccionista, a la que llama desahogo, catarsis, descanso de los ajetreos de la vida, lo ha llevado por distintos países del continente nuestro y de otros, recorriendo las tiendas de música, nuevas y viejas, como los juglares hacían por los pueblos para cantar el acontecer. 

Ricardo Gutiérrez

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De esa manera ha logrado hallar ejemplares de los sonidos de Latinoamérica, por eso su colección no se limita al vallenato, pero esa es otra historia para más sobre las melodías de América, que se puede contar en otra oportunidad, principalmente todo lo que tiene que ver con su fundación Música sin Frontera, que congrega a coleccionistas y músicos del país y fuera de él.

" - Una vez estuvo López Michelsen en mi casa. Le dije ‘doctor López usted canta’
- No, yo no canto, Dios no me dio garganta para cantar vallenatos, pero me dio corazón para vivirlo. 
- Le voy a poner un video.
- Eso no existe.
- Sí existe. Usted cantó una vez.
- Cuando le mostré el video en donde canta, levantó la silla en la que estaba sentado y la partió.
- Yo no puedo creer que esto exista. Esto debe guardarse en el mejor museo", relata. 

Coleccionista de ´prestamos´

Es quizá uno de los temas más espinosos del vallenato. Hoy les llamamos plagios, pero en las primeras décadas de la industria un músico escuchaba una melodía en la radio y la ‘tomaba prestada’ para ponerle otra letra. No había una noción sobre los derechos de autor y conexos. El resultado es historia y esa historia reposa en la colección de Ricardo Gutiérrez, pero para no revivir viejas heridas, despertar muertos, dice el santo, pero no el milagro.

“Esa canción no la compuso él”, dice sobre un renombrado paseo. “Esa famosa canción en realidad es un himno de un municipio de Colombia, ¡increíble!”, comenta sobre un afamado merengue.

“Tengo a Moralito cantando todas sus canciones, incluso aquellas que le cogieron su melodía, como ‘La negra Rendón’, todo eso es para fascinarse uno. Puedo demorarme meses hasta llegar al fondo del asunto, de quién es la melodía y de quién es la letra”, agrega. 

Vallenato
Foto tomada de Música Sin Fronteras / Facebook. 

Juglar digital

“Tener vinilos es interesante, pero no es manejable. Eso está metido en un baúl y cuándo te consigo lo que me pides, pero tu me pides ahora cualquier canción y en un segundo yo te la pongo, te cuento la historia de la canción y del compositor”, manifiesta. 

Un día descubrió el computador y de inmediato empezó a digitalizar todo su archivo, de manera que lo que posee en vinilos, casetes, CD y otros ya lo tienen en más de 10 discos duros alojados en su casa y tiene copias en su celular.

Este sorprendente coleccionista de antaño no saca un vinilo para demostrar su arte, en su lugar empuña un celular Android y pregunta: “¿qué canción quieres escuchar? Tengo más de 40 versiones de 'Qué criterio', que también conocemos como ‘La gota fría’”.

Y agrega: “Ahora salieron unos aparatos nuevos, M2 se llama, pequeñas memorias de 5 terabytes, con mucha música interesante. Tengo todo ahí, lo metes en un computador y listo”.

Ricardo Gutiérrez cierra este diálogo con Radio Nacional de Colombia lamentando el poco reconocimiento que considera se le ha hecho al pilar de la música vallenata, antes que cualquier otro que se nos pueda ocurrir. Como cualquier campesino que abre trochas con su machete para que otros pasen, casualmente en la época en que no había carreteras hacia el centro del Caribe y del país, Guillermo Buitrago Henríquez está en el olvido. Así lo siente el coleccionista. 

“Lástima que a Guillermo Buitrago Henríquez no se le ha dado la importancia que se merece. Ese señor murió de 29 años, era locutor, tenía programas de radio, hacía jingles, propagandas políticas, y fue quien cogió la música nuestra, que era de parranda y de provincia, las llevó a Santa Marta y Barranquilla y las volvió populares. Recuerda que nosotros no teníamos carreteras…”, concluye. 

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