“Origen” es el nombre de la más reciente entrega del exitoso cantante antioqueño Juan Esteban Aristizábal. En ella decidió hacer un homenaje a músicos y canciones que lo han influenciado a lo largo de su vida, desde la más tierna infancia hasta hoy. De ahí que se haya decidido a interpretar en su estilo piezas famosas en sus versiones originales, de artistas como Julio Jaramillo, Juan Gabriel, Fito Páez, Kraken, Joaquín Sabina, Bruce Springsteen, La Familia André y Juan Luis Guerra. Respecto del clásico “Sin medir distancias”, de autoría de Gustavo Gutiérrez y popularizado por Diomedes Díaz, dice Juanes: “me lleva a mi época en Medellín cuando amaba el vallenato y por alguna razón en mi adolescencia me conecté mucho con esta música a pesar de que yo era más rockero, pero las novias, las fiestas, me llevaron a apasionarme con esa música”.
“Llegar a cien”, Juan Consuegra
La voz del vallecaucano Juan Consuegra se asocia inmediatamente a la de sus familiares que integran la popular saga Arellano. Como solista ha trabajado en terrenos del pop y la música andina colombiana, al igual que con sus dos compañeros del ensamble Oí. El año pasado, en medio de la desesperanza de la pandemia, un tío abuelo suyo llegó a sus cien años de vida, y eso, más los 98 años de su abuela, lo llevaron a inspirarse para componer este vals, que grabó al lado de su colega peruana Luz María Carriquiri. Así surgió lo que Consuegra ha llamado “un canto a la vida, una voz de ánimo frente al temor generalizado y los males que aquejan actualmente a la humanidad”.
“Onda”, Verdulero
Verdulero es el proyecto de Manuel Rivera, músico, cantante y compositor caleño que vive en Bogotá hace 20 años. Él define su sonido como “Groove Colombiano”, en el que cada canción tiene su propia personalidad. “Hay canciones que pueden salir en poco tiempo, otras se toman su tiempo de cocción”, afirma. “Es la ventaja de ser músico independiente: produzco en los tiempos y al ritmo que puedo”. La nueva creación de Verdulero se llama “Onda” y es una mezcla de cumbia con funk. Fue grabada en Medellín bajo la producción de Federico Lorusso y luego se hizo un video en las playas de Tolú. Su mensaje, nos dice Manuel Rivera, es “un canto a la búsqueda interior, un grito sandunguero para sacudir la mala vibra”.