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Pedro Morales Pino: 160 años del “padre de la música en Colombia”

Quienes tuvieron la posibilidad de ser sus discípulos siempre recordaron el profundo conocimiento que desplegaba el músico en torno a las tradiciones de cada estilo andino.
Radio Nacional de Colombia

Sus colegas de ayer y de hoy lo han llamado el “padre de la música colombiana”, y no es para menos. El músico cartagüeño Pedro Morales Pino fue el primero de nuestros representantes sonoros en codificar la rítmica del género andino por antonomasia, llevándolo hasta la partitura y dándole unas bases que aun hoy siguen siendo materia obligada en su interpretación. Todos los demás músicos venideros respetaron esos lineamientos por su altísimo grado de refinamiento.

Quienes tuvieron la posibilidad de ser sus discípulos siempre recordaron el profundo conocimiento que desplegaba el músico en torno a las tradiciones de cada estilo andino, situación que los contagiaba y los obligaba a estudiar más. Gracias a él, el tiple y la bandola dejaron de ser instrumentos simplemente campesinos para remontar a una condición de cámara.

El caldense Jaime Rico Salazar es el autor del libro “Pedro Morales Pino y la Lira Colombiana con Wills y Escobar”. Entre lo que ha anotado acerca del célebre compositor vallecaucano y su agrupación, la Lira Colombiana, sobresale lo dicho acerca de esos bambucos “que serían los que, a la hora de la verdad, ante la historia, le darían identidad nacional a la Lira. Y para eso, por supuesto, tuvo que llevarlos primero al pentagrama y crear un formato de escritura para el bambuco que es el que hasta el momento tiene vigencia”.

Más allá de la recordación de esas piezas y de la encomiable labor de codificar el bambuco y el pasillo en el papel, a Pedro Morales Pino hay que abonarle el hecho de haber sido el primer músico colombiano exitoso en tierras extranjeras, gracias a las giras por Latinoamérica y Estados Unidos de su agrupación, la Lira Colombiana, una estudiantina de hasta 16 músicos que logró darle un aire modernista a lo que antes era disperso y materia de tradición oral.

Pero, además, Morales Pino, con el apoyo del lutier Jorge Montoya, modernizó la bandola añadiéndole un sexto orden de cuerdas graves, variación melódica y armónica que también sobrevivió hasta nuestros días y que fue presentada en sociedad a fínales de 1898, en el Teatro Colón.

Nacido en febrero de 1863 en cuna humilde, y fallecido en Bogotá en 1926, Pedro José Pascasio de Jesús Morales Pino demostró desde muy pequeño aptitudes excepcionales para la interpretación de instrumentos de cuerda y para las artes plásticas. El señor José María Hoyos fue su primer y desinteresado maestro en ambas artes a partir de sus ocho años.

La situación económica llevó a Morales Pino junto a su madre, doña Bárbara, hasta Ibagué. Allí, luego de ver una ejecución de una orquesta y de repetir lo que había escuchado en su bandola, llamó la atención de un miembro de la prestante familia bogotana Sicard Pérez. Fue así como Morales Pino terminó siendo apadrinado por el señor Adolfo Sicard, trasladándose a Bogotá y terminando allí sus estudios superiores.

Luego decidió empezar a ganarse la vida y buscó una habitación en el célebre Pasaje Rivas, donde se conoció con muchos colegas, entre otros el pintor y músico Ricardo Acevedo Bernal, con quien consolidó gran amistad.

Con el apoyo de esos músicos fundó su agrupación, la Lira Colombiana, una estudiantina en la que pudo promover sus ideas acerca de la música andina colombiana. Con ejecutantes de cuerdas como Carlos “El Ciego” Escamilla, Blas Forero, Julio Valencia, Carlos Wordsworthy, Gregorio Silva e Isaías Martínez; Morales Pino decidió viajar hacia París, para participar de la Exposición Mundial de 1899.

Pero debido a una epidemia que se había desatado en el puerto de Buenaventura, decidieron embarcarse en el primer buque que iniciara viaje, y terminaron en Panamá. De ahí fueron subiendo por Centroamérica hasta los Estados Unidos, convirtiéndose en los primeros artistas colombianos en triunfar en escenarios extranjeros.

En 1905, de visita en Guatemala, Morales Pino contrae matrimonio con la pianista Francisca “Paquita” Llerena, con quien tiene cuatro hijos. La muerte de su esposa lo lleva de regreso a ese país en 1916, pero un año después tuvo que verse de regreso tras un terremoto que asoló a Ciudad de Guatemala. Hacia el final de sus días, en situación económica compleja, Morales Pino repetiría la hazaña de una gira internacional con una nueva Lira Colombiana, en países suramericanos.

Composiciones como “Cuatro preguntas”, “Una noche”, “Gente”, “Leonilde”, “Fusagasugueño”, “El calavera”, “Reflejos”, “María Luisa”, “Colombina”, “Pierrot”, “Tartarín”, “Lejos de la patria”, “Nunca mía serás”, “Trigueñita”, “Lira Colombina”, “Aura”, “El Sofocón”, “Iris”, “El Chato” , “Ausencia”, “Vida bogotana”, “Voces de la Selva”, “Once de noviembre”, “Confidencias”, “Íntimo” y “Recuérdame” hacen parte de la inmortal creación de Morales Pino, apenas un puñado de nombres de entre las más de cien piezas compuestas por él en diferentes aires.

La música colombiana acusa un antes y un después de Pedro Morales Pino. Por eso, a 160 años de su natalicio, que se conmemoraron el 22 de febrero pasado, es nuestro Artista de la Semana.

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