Los arrieros de pura cepa están de paso por Manizales
Los arrieros visten un traje de dril, alpargatas, correa, mulera o poncho. Llevan sombrero, rabo de gallo o pañoleta roja en el cuello y tapa pinche, una especie de delantal en cuero.
“Arrieros somos y en el camino nos encontraremos” es uno de los dichos más populares que los arrieros nos heredaron, como el mito de que fueron personajes enamoradizos y con la fuerza suficiente para recorrer con sus mulas las montañas y trochas de regiones como Tolima, Antioquia y Eje Cafetero.
Y estas historias se conocen año tras año en la Feria de Manizales, donde un grupo de arrieros retirados se dedican a difundir el valor cultural de estos andariegos que aún conservan el atuendo y los recuerdos de sus mejores años.
Con carriel en mano y a sus 69 años Luis Guillermo Morales, conocido como ‘Mamarracho’ recuerda que a los siete años comenzó a arrear gallinas en la finca de sus padres, en Líbano (Tolima). Recuerda que su papá pasaba hasta un mes en un viaje. Mamarracho se dedicó por 30 años a la arriería. “Cuando fui arriero pasaba de tres a cuatro días llevando carga”, señala.
Los arrieros visten un traje de dril, alpargatas, correa, mulera o poncho. Llevan sombrero, rabo de gallo o pañoleta roja en el cuello y tapa pinche, una especie de delantal en cuero que usaban para ir al baño mientras caminaban, pues no podían descuidar la recua de mulas. Aclaran que portaban machete para cuidar la mula, pues si el animal estaba en peligro preferían cortar la soga de la carga y proteger su vida, antes de que cayera por una montaña.
En el carriel portaban mínimo 37 objetos. No podía faltar aguja, navaja, cabuya y la foto de la mujer amada. Los arrieros se distingue por su apodo, es el caso de ‘Tominejo’ o Héctor Patiño Correa, un arriero nacido en Manizales que recuerda como pernoctaba en posadas o en las fondas. En su juventud era un honor heredar esta labor de su papá y tíos. “Hace más o menos 40 años era mejor ser arriero que cargar con un azadón en las fincas”, asegura.
Aunque hoy en día se ve a los habitantes del campo llevar cargas a lomo de mula, los arrieros aseguran que las condiciones cambiaron, ya no visten el atuendo típico de hace 30 años, ni tardan tres o cuatro días en un viaje.
Los arrieros que están de visita por Manizales fueron al monumento a los Colonizadores y el Centro Cultural Banco de la República. Durante la Feria permanecen en las fondas y arrierías en conversatorios y en demostraciones de cargue y descargue de mulas.