Los Alegres de Telembí, cantos de esperanza que nacen en el Pacífico nariñense
Salvaguardar las raíces musicales del Pacífico nariñense, esa fue bandera que hace más de 16 años alzó un grupo de docentes, amas de casa, campesinos y estudiantes del municipio de Barbacoas. Así nacieron Los Alegres de Telembí, reconocidos hoy como exponentes por excelencia de la tradición de esta región.
La bonanza de la minería y el oro trajo consigo a las gran industria, forasteros y ritmos de otras latitudes que comenzaban a desplazar la música autóctona de esta zona del país. El vallenato y la música popular estaban colonizando este rincón del Pacífico. A la par, los golpes de marimba, cununo y guasá anunciaban una travesía que empezó con el ideal de exaltar y preservar los sonidos propios.
Fue así como este grupo se lanzó al ruedo por amor a su tierra y sus ancestros, rindiendo honores a esa tradición que hoy los sigue manteniendo orgullosos. Por encima de críticas y comentarios negativos, persistieron en su misión.
“Al principio la gente no nos paraba bolas, nos tildaban de locos, que eso era para vagabundos, un poco de cosas. A mí, que era profesor de física y matemáticas me decían que yo estaba loco, que qué estaba haciendo yo ahí tocando esa música, que me dedicara a enseñar mis números, que eso no era para mí. Los mismo, igual a los otros compañeros docentes”, cuenta Jesús Liloy Ortiz, líder de la agrupación.
Los obstáculos se presentaban en el camino, pero las oportunidades también. En el año 2002 quisieron probar suerte en el Festival Petronio Álvarez, allí llegaron a la final y se ubicaron en el tercer lugar de la competencia en la modalidad de marimba.
El reconocimiento de uno de los festivales más importantes de música tradicional de su región y del país, les significó una carta de presentación de ahí en adelante. Estaban logrando llegar la comunidad a través de sus sonidos nativos.
“Poco a poco, nosotros le fuimos dando a entender a la gente que eso eran nuestras raíces y que no podíamos desconocer nuestra cultura y nuestras tradiciones. Por el contrario, teníamos que fortalecerlas, porque el pueblo que olvida su cultura está expuesto a desaparecer”, asegura Jesús.
Los Alegres de Telembí llegarían para colocar más gamas al paisaje musical de su región, para mostrar que más allá del sonsureño que dibuja los Andes, las tonadas de currulao también hacían parte de la esencia ese territorio. Emergieron para reflejar un Nariño más diverso, más Pacífico.
Barbacoas colinda con los municipios de Magüi Payán y Roberto Payán, los tres forman el famoso Triángulo de Telembí, bañado por el río que lleva este mismo nombre. Una subregión cargada de historias y riqueza cultural, pero también azotada por la violencia en los últimos 20 años, allí convergen todos los grupos al margen de la ley.
De esas experiencias surgen letras que hablan del amor, la paz y la hermandad. La música se vuelve la mejor herramienta para transmitir su mensaje de resistencia y esperanza a la comunidad.
“El barbacoano es un persona tranquila, es una persona pacífica. Nosotros, a pesar de que hemos sido bofeteados por la violencia, no nos hemos desprendido de nuestras costumbres y nuestras tradiciones, porque nosotros a través de estas canciones, queremos darlas al mundo a conocer al mundo. Barbacoano que se respete, es un ser alegre, es un ser que se antepone a todas las dificultades, pase lo que pase”, dice Ortiz.
Cada son, cada toque tiene un mismo sentir, le cantan a los chigualos, como se conoce a las ceremonias fúnebres de los niños, a las tumbas, al ‘Riviel’, así le dicen popularmente al diablo. Le cantan a la cotidianidad, al minero, a la salud, a los santos, a Dios y por supuesto, a la parranda. Todo gira alrededor de historias de alegría y esperanza, de allí el nombre de la agrupación.
Celebran la música, sus raíces y su identidad, y aunque paralelo a su labor como agrupación desempeñan sus quehaceres diarios, el tiempo nunca será impedimento para ser guardianes de su cultura.
“Nosotros los afrocolombianos llevamos el ritmo en la sangre, la música nace con nosotros. Los niños negros cuando apenas están aprendiendo a sentarse ya se mueve cadenciosamente, rítmicamente al escuchar el sonido de un bombo o una melodía de la marimba. Para nosotros la música es un idioma especial por el cual nosotros podemos transmitir lo que sentimos, lo que pasamos, lo que sufrimos”, señala Jesús.
El Petronio Álvarez se ha convertido en su casa, aquella que los vio nacer y crecer, la misma que los llena de felicidad y orgullo cuando la visitan. En 2016, regresaron y se coronaron como ganadores en la categoría de marimba.
“La música une, lo vemos en el Festival Petronio Álvarez, más de 100 mil personas y en su mayoría afro. Nosotros tenemos la fama de que somos violentos, nos tildan que somos muchas cosas malas, pero mira que en este festival hay cero peleas, cero robos, cero maltratos. Todo es alegría. Negros, blancos, indios, amarillos, colombianos, europeos, norteamericanos, todos unidos. Unidos por un ritmo, por una música. Yo creo que esta música sí es celebradora de paz”, dice Jesús.
Los Alegres de Telembí estarán a la Noche Radio Nacional el próximo 2 de diciembre en Tumaco. Con los sonidos autóctonos de su región, llegan para conquistar y unir a la comunidad entorno a la música y la cultura.
“La esperanza que guardamos es que esto tarde o temprano tiene que cambiar ¿Y cómo cambiamos? En la medida que todos aportemos con nuestro granito de arena y hagamos lo que tenemos que hacer para beneficio propio y de la comunidad. Bien hecho el que hayan escogido a Tumaco, porque Tumaco se merece este tipo de eventos con Radio Nacional. La idea es que esa sea una noche de reconciliación, donde todos los artistas le cantemos a la paz, a esa paz que tanto nos necesitamos los colombianos y sobre todo esta región del Pacífico nariñense, que ha sido tal vez la región más golpeada por la violencia de los últimos años en Colombia”, puntualiza el líder de esta agrupación.
