Los dulces artesanales son una de las riquezas gastronómicas de La Guajira. Gran parte de este legado está en manos de las mujeres, quienes en su mayoría se encargan no solo de la preparación, sino de velar para que las recetas trasciendan a nuevas generaciones y se mantenga la tradición.
Una de esas mujeres es Leda Vega, dulcera, quien se ha dedicado a este oficio desde hace más de 22 años en La Jagua del Pilar, al sur de La Guajira. Un municipio reconocido por ser la tierra de ‘la vieja Sara’ y Emiliano Zuleta, que ahora ha tomado fama gracias a los dulces de ‘Manita’, un emprendimiento que le heredó Leda a su madre.
“Ese era su arte y desde muy joven se lo aprendí. Yo le ayudaba y cuando ella murió, decidí continuar con su legado, una tradición de más de 50 años”, relata Leda.
Leda se levanta cada día a las seis de la mañana, a esa hora inicia sus labores culinarias y empieza a preparar los dulces que hace en el patio de su casa en fogón de leña. Su meta es que no falte producción porque la clientela siempre toca la puerta y no puede permitir que un visitante se vaya del pueblo sin su dulce favorito.
Según Leda, los dulces más apetecidos en la región son el de ñame, leche con coco, papaya, maduro, arracacha, entre otros. Pero, indiscutiblemente, el más solicitado es el de leche, uno de los más fáciles de preparar, pero de los que requieren mayor concentración.
“A 20 litros de leche se le echan ocho libras de azúcar, se hierve hasta que tenga una consistencia cremosa, cuando se esté secando la leche se bate para que no se pegue y si se desea que quede más consistente, se le agrega un poco más del lácteo”, explicó la dulcera.
La tradición de dulces típicos en el municipio de La Jagua del Pilar ha fortalecido también el sector turístico, pues se ha convertido en una parada obligatoria de la famosa tierra de la ‘vela de marquesote’, que ha sido inspiración de compositores vallenatos como Rafael Escalona, Rafael Manjarrez, entre otros.
“En temporadas altas se incrementan nuestras ventas, debido a que llegan turistas que vienen al municipio o van de paso y se llevan sus dulces para probar o para llevar de souvenir”, narra Leda.
Pero no solo en temporada alta son vendidos los dulces de ‘Manita’, estos también son comercializados en otros municipios del Cesar y La Guajira y, según cuenta esta emprendedora, estos dulces han cruzado fronteras y han sido llevados hasta países como Venezuela.
Con estos manjares caribeños, las mujeres de La Guajira no solo endulzan el paladar de paisanos y turistas, sino que, además, mantienen viva una tradición de más de medio siglo.
En La Guajira hay naturaleza, playa, mar, ríos, desierto, música vallenata y ahora, los dulces también marcan un atractivo que vale la pena degustar y disfrutar.