Moverse por las calles capitalinas y sistemas de transporte puede ser una experiencia emocionante, pero también llena de obstáculos. Los más jóvenes y aquellos que provienen de otras ciudades viven grandes dificultades al buscar su camino en la capital colombiana. Desde las preocupaciones de seguridad hasta las soluciones innovadoras, Bogotá debe esforzarse para crear una movilidad más inclusiva y amigable para todos.
El 14.4% de los habitantes de Bogotá son niños y niñas, mientras que los adolescentes representan el 7.2% de la población total de la ciudad, según el DANE. Por lo tanto, la capital debería ser un espacio donde ellos se puedan mover de manera fácil y segura en sus trayectos, sobre todo al colegio. Sin embargo, según expertos, esto no es así.
“La ciudad nunca fue pensada para los niños, su desarrollo, estatura, ni los elementos que necesitan al moverse por las calles”, explicó Jessica Kisner, gerente de seguridad vial de WRI (Instituto de Recursos Mundiales). “Muchas veces, el ciclo semafórico no está diseñado para los niños, no hay islas de refugio (separadores en las calles amplias), andenes espaciosos ni cruces a nivel”.
Se vuelve una exigencia de los niños, niñas y adolescentes hacia la ciudad, un diseño que ponga en primer lugar su seguridad con elementos creados a su medida. Mientras la infraestructura vial de Bogotá se adapta a los más pequeños, el Distrito ha creado programas de acompañamiento en sus trayectos como ‘Al colegio en bici’, ‘Bici Parceros’ y ‘Ciempiés, caminos seguros’.
Aún así, cabe destacar que es deber de los ciudadanos cuidar de los menores gestionando la velocidad, respetando los pasos peatonales, sobre todo en las zonas escolares, y creando una red segura que respete y vele por la movilidad de los niños, niñas y adolescentes.
En las caóticas calles de Bogotá, los extranjeros encuentran una ciudad que nunca deja de sorprender. Desde los encantadores barrios históricos hasta la emocionante escena cultural, la capital colombiana es un destino de descubrimiento constante. Pero, al mismo tiempo, estos visitantes se enfrentan a una serie de desafíos al navegar por la ciudad, desde el idioma hasta las complejidades de su sistema de transporte.
Al ser la ciudad más visitada del país, por encima de Medellín y Cartagena, la ciudad está en la constante necesidad de modernizarse para ser más amigable con los turistas, pues tan solo en los primeros 5 meses de 2023 698.000 extranjeros llegaron a la ciudad.
Si bien Bogotá cuenta con diferentes alternativas de transporte como el alquiler de bicicletas, el Sistema Integrado de Transporte Público, taxis y aplicaciones móviles, lo cierto es que la ciudadanía y algunos elementos de señalización no están preparados para recibir a los extranjeros.
Por ejemplo, TransMilenio es el sistema de transporte público emblemático de Bogotá, y puede ser sencillo de usar para quienes lo hacen a diario. Sin embargo, para los visitantes extranjeros, enfrentarse a esta red de autobuses articulados puede convertirse en un desafío desalentador. La barrera del idioma es solo una de las muchas complicaciones que los forasteros encuentran al tratar de navegar por la ciudad.
Al resultar insuficiente la señalización de la ciudad para los extranjeros y ante la poca promoción de las diferentes alternativas de transporte. Se hace necesario crear un ecosistema en el que los ciudadanos locales sean capaces de ayudar a los visitantes para así garantizar una estadía amena en la capital.