En la última semana, y por tercera vez este año, miles de peces murieron en el río Carare, que bordea el municipio de Cimitarra, en Santander.
A este fenómeno los pescadores le llaman embarbascar y representa una pérdida para el principal medio de supervivencia de los pobladores de este municipio, de ahí su mayor preocupación.
Los cálculos de Carlos Rubio, un curtido pescador del Carare, es que “en 6 balsas alcanzaron a recoger, cada una, 840 kilos de peces muertos”, producto que no se puede vender porque puede estar en descomposición.
Además de los animales flotando, el río se torna más turbio que de costumbre, “es oscuro, casi negro, y no sabemos exactamente qué pasa, es la tercera vez este año que se nos da una embarbascada”, agregó.
El Carare es tributario del río Minero que llega a Santander desde el departamento Boyacá, pasando cerca de las minas del municipio de Muzo, razón por la que los pescadores no descartan que se trate de un proceso de contaminación que viene de ese punto del departamento vecino.
“Nos mató casi todo el pescado, no sé qué será lo que está pasando por allá en las minas: alborotan el agua, lavan por allá algo, no sé (…) por eso pedimos que nos ayuden las autoridades para saber qué es lo que está pasando”, mencionó Carlos Rubio.
La situación los mantiene en alerta porque la mayoría de los cerca de 50 mil 200 habitantes de Cimitarra están dedicados a la pesca, y si la situación se sigue presentando se quedarán sin el sustento del diario vivir temporalmente.