Pasar al contenido principal
CERRAR

Aprendiendo a vivir con los flagelos de la guerra, buscando ser resilientes.

Después de la firma del acuerdo de paz, la salud mental se ha atendido un tanto más en rincones recónditos de Colombia
Flickr FAO AMERICAS
Álvaro Martínez Avendaño

La guerra en Colombia ha marcado la mente y los corazones de casi la totalidad de la población, que de una u otra manera se ha visto inmerso en ella.

Se están haciendo esfuerzos por que retoñen semillas de paz y esperanza en cada rincón de los territorios.

Si bien la firma de los acuerdos, con las extintas Farc, como en otros procesos se  dan pinceladas de paz; hay que seguir dibujando día a día nuevos trazos para multi colorear y escribir nuevas páginas, con historias agradables que las generaciones futuras quieran leer.

En Colombia la guerra deja secuelas que según  los estudios de expertos en psicología, quienes han estado expuestas de una manera más directa en la violencia, dejan huellas negativas y trastornos por mucho tiempo y que se llegan a convertir en traumas, hasta en 8 de 10 individuos.

Según Álvaro Hernán Guzmán, psicólogo especialista en alta gerencia, con experiencias en derechos humanos, conflicto armado y con más de 20 años en apoyo y acompañamiento psicosocial en poblaciones vulnerables (excombatientes, víctimas, familias y comunidades) desde entidades del sector público, deja saber que muchas veces las atenciones y los acompañamientos en temas de salud mental, no es la suficiente, ni en los tiempos por sesiones ni en acompañamientos en los procesos. 

El profesional refiere que  las continuidades no son las suficientes ni las necesarias, por lo que invita a que las entidades de salud, fortalezcan los espacios y lugares para el acceso a la atención psicosocial, no solo de manera individual sino familiar y grupal.

Este pensamiento también es compartido por Paola Andrea Dvera Cuadros. Psicóloga,  en salud sexual y reproductiva con conocimientos y experiencias en feminicidio, resiliencia y paz, quien además aporta que se puede usar el arte, el deporte, la lectura, el diálogo y que las personas puedan expresar lo que les duele a través de alguna forma que ellos y ellas se permitan, con el fin de mitigar sus duelos y poder sentirse mejor, además de usar las herramientas legales que se han venido dando para estos fines.

Los testimonios que se relatan y recuerda en las personas que han sido estado inmersos en la historia oculta del país, reflejan lágrimas  epicrisis en salud mental  y falta de soluciones reales de ayuda que en muchas veces han llevado a los individuos a la ideación suicida, cutting y otras conductas de trastornos diferentes

Desde la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, Adriana Pestana Rodríguez, psicóloga con un Máster en Criminología con énfasis en victimología. Con más de 30 años de experiencia en el trabajo con víctimas. Quien en el momento está gerenciando la Regional Oriente de la Unidad, comenta que están apoyando a las víctimas que han sufrido las desapariciones por un lado a causa de la violencia en los territorios y por otra por la infinidad de peticiones dadas en casos de desapariciones desde la primera desaparición registrada,  el caso de Omaira Montoya sobe los años 70 y que a hoy cuenta con más de cien mil personas en esta situación.  

Después de la firma de los acuerdos en el año 2016 se crea la entidad para ayudar a buscar a las personas, sin usar la denuncia en los hallazgos sino todo desde lo humanitario.

La entidad quiere ayudar a aliviar el sufrimiento y el dolor de las familias, en bien de mejorar la salud mental de las personas que han sido afectadas y contribuir a satisfacer los derechos de las víctimas a la verdad y a la reparación integral.

La unidad ha realizado encuentros, en algunos casos en los que las personas se han vuelto a abrazar  ya que por diversas razones tuvieron que partir a otros territorios. Por ejemplo el encuentro de dos hermanos que vivieron separados por más de 20 años, y según ellos volvieron a vivir, entre muchos otros casos en el que los dolores, lágrimas y tristezas  se convierten en rostros con nuevos semblantes, con sonrisas sinceras, con mirada de esperanza y paz y esto se da, al encontrar a sus seres queridos, sea vivo o no.

En el caso de las madres buscadoras, Amparo Buzato, quien lidera muchos de los procesos de duelos y mejora en la salud mental de ella misma y de otras mujeres  con apoyos psicológicos y desde el tocar fondo en la vida, usó el teatro para expresar sus duelos y formaron el grupo las Corocoras, con eso pudieron mostrar sus realidades en las pérdidas y las búsquedas de hijos, esposo, amigos, familias.

Ella comenta que han aprendido que la resiliencia y los sueños, son los de seguir encontrando a sus familiares y quiere dejar un futuro de paz para las generaciones venideras, sin derramamientos de sangre.

En fin el mensaje es que hay muchas marcas en las mentes de quienes han  vivido acciones de violencia que necesitan mejorar su paz mental y ponen su esperanza en el Creador para las búsquedas

Porque las historias no terminan, pero se están escribiendo nuevas realidades, en espera que sean más esperanzadoras, concluyó Amparo.

Artículos Player