Cuando las aguas del Océano Atlántico sufren un leve aumento de temperatura, algunas especies de peces suben por el río Magdalena para buscar aguas frescas para poder desovar (acto de verter los huevos y espermatozoides por los peces y anfibios en su ambiente). Este comportamiento natural de algunas especies de peces, como el nicuro, el bagre rayado y el capaz, hizo que la entrada al llamado Valle Interandino (Tolima y Huila) sea todo un festín gastronómico y cultural en el municipio de Honda.
Desde que tiene memoria, don Raúl Rondón ha transitado las aguas del río Magdalena en Honda. Asegura que su padre fue pescador y su abuelo también lo fue, y siempre por esta época de comienzos de año la subienda de pescado ha estado presente en la cultura y economía de su familia y de su municipio.
“Tengo 60 años y llevo 50 pescando. Mi padre me llevaba a pescar, y aquí con muchos ha pasado lo mismo, que sus padres les inculcaron el arte de la pesca y muchos como yo continuamos con este oficio”, relata don Raúl.
Hoy, don Raúl Rondón es también pescador y ahora, debido a las problemáticas que ha tenido el gremio de pescadores artesanales en diferentes ámbitos, creó junto a otros pescadores la Asociación de Pescadores Independientes (Asopein), de la que él es su representante legal y presidente. “La organización se creó, primero que todo, porque el pescador ha sido muy maltratado por la politiquería y, también, por fenómenos naturales: En 2011, cuando resultó el fenómeno de la niña, el río hizo mucho daño a las viviendas de muchos pescadores. Por esa dificultad, 11 de octubre de 2012 creamos la Asopein con el apoyo de la Alcaldía”, explicó el líder pesquero.
Reducción de la pesca
Y aunque, por décadas, los tatarabuelos enseñaron a los bisabuelos y estos, a su vez, a las generaciones siguientes, hoy los hijos de don Raúl ven poco factible vivir de la pesca. “Lastimosamente, ya nuestros hijos, algunos de ellos, han cambiado un poco porque la situación del río ha cambiado con los años. Para ninguno es un secreto, el río Magdalena tiene muchos problemas en este momento: la contaminación y las represas y otros factores han hecho que lamentablemente el pescado se reduzca significativamente”.
El líder pesquero reconoce que sigue habiendo mucho pescado en la época tradicional de la subienda del río Magdalena, pero ya no es como otros años. “En este momento, aún hay pescado, pero ya no en gran cantidad, porque ya estamos hoy, finales de marzo, con la subienda terminando. El río permanece creciendo y mermando, y esto ha hecho que mucho pescado ya no arrime; y esto por supuesto ha hecho que se reduzca el recurso en aproximadamente en un 80% hoy en día”, resaltó don Raúl.
Salidas a la situación
Para mitigar los estragos de las lluvias y su impacto en la producción pesquera, Aspein diseñó un proyecto que denominaron la Casa del Pescador, que busca potenciar el trabajo de las 48 familias de pescadores asociadas a la organización, igualmente apoyar el sustento de los cerca de 400 pescadores que viven del río. La Casa del Pescador se abrió entonces en las antiguas instalaciones de una vivienda relativamente cerca de la ribera del Magdalena. Desde este lugar se articularán los procesos del gremio: captura de peces, refrigeración y comercialización.
Igualmente, hace unos días Aspein logró que sus gestiones “desovaran”: La empresa de energía Celsia les dio en calidad de donación los primeros equipos para iniciar el proceso de industrialización de la producción de pescado en Honda, una iniciativa que no existe en Tolima.
“Ya hicimos un proyecto con Celsia sobre la luz y nos ganamos ese proyecto, el cual incluye transformadores, los postes de la energía, las acometidas para la vivienda y la instalación de estos equipos. Nos tocó hacer esta gestión, porque los equipos de refrigeración requerirán electricidad a 220, entonces tocó. Ya nos lo colocaron. Vamos lento, pero queremos hacer algo bien hecho y seguro”, dijo el presidente Aspein.
Otra de las iniciativas en la que vienen trabajando desde el 2022 los pescadores es el programa ‘Vigías del Río’. La idea, según don Raúl, es “tratar de que el pescador por uno o dos meses deje descansar al río, no pescar durante la actividad, recoger toda clase de residuos que bajan por el río, reforestar las riberas en donde se necesite, realizar campañas de visibilización del problema de basuras que llegan al río y también evitar que colegas suyos o personas que esporádicamente realizan faenas de pesca capturen ejemplares muy pequeños”.
El año pasado Asopein logró gestionar un proyecto de 100 millones de pesos para la primera etapa del programa ‘Vigías del Río’, gracias a la Ley 2048 de 2020 que permite que municipios ribereños al río Magdalena se hagan a unas asignaciones especiales del Sistema General de Participaciones para la protección de la importante arteria fluvial. Para este 2023, se logró gestionar la segunda parte de ‘Vigías del Río’, esta vez por 200 millones de pesos. “De esta manera hacemos que se proteja la economía del campesino pescador y, de paso, se contribuya a proteger el río”, puntualiza don Raúl.
Con estas dos iniciativas, así como el compromiso de gremios y los gobiernos local, departamental y el Nacional, se espera que se avance hacia nuevas formas de ver el río y, de una vez por todas, se siga teniendo el agua como centro de desarrollo regional.