Por: Thomas Beltrán
Hace tres años, justo después de que se firmó el Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y la extinta Farc, nació en medio de las dificultades el equipo de fútbol La Paz FC, conformado por excombatientes del conflicto armado en el país. Nadie apostaba por ellos, pero poco a poco se ha ido abriendo paso y ahora ha alcanzado logros que dejan en evidencia su crecimiento.
El presidente del equipo es Félix Mora, un hombre que se ‘ha puesto la camiseta’ por sacar adelante este equipo y llevarlo a lo más alto del fútbol nacional. Ya tienen reconocimiento deportivo y están inscritos como club en la Liga de fútbol de Bogotá, una de las más importantes del país.
La situación no ha sido fácil, pues es un equipo en el que todavía hay quienes no ven con buenos ojos que sus integrantes sean personas que integraron las filas de la guerrilla. Pero no solo eso, también hay jóvenes que vivían en municipios en condición de víctimas y ahora comparten con los que fueron sus victimarios.
“Empezamos con un programa que nos permitiera incluir a jóvenes de distintas orillas de la sociedad colombiana y más aquellos jóvenes inmersos en la violencia y la guerra de nuestro país. No solo la guerra los ha llevado a tomar armas sino también su entorno, y ahí es donde hemos podido llegar a varios municipios y hemos tenido la iniciativa de que todos los actores de la violencia se pongan la misma camiseta”, manifiesta Mora.
El equipo ya fue invitado al Hexagonal de La Alquería, uno de los torneos aficionados más importantes del país y que empezará a inicios de febrero. Este es un gran paso para el club, que ya no solo es visto como un ejemplo para la sociedad, sino como un conjunto que puede aportar en lo competitivo de un campeonato.
“Nacimos con el objetivo de ser una herramienta para la construcción de la paz y ya estamos en una etapa competitiva. Vamos a afrontar retos que nos permitan crecer como equipo. Ya es hora de que levantemos nuestro primer título”, señaló el dirigente de La Paz FC.
Ellos siguen su proceso, entrenan en Bogotá y su sueño es pertenecer como equipo en la Dimayor. Para ello, ya han hecho solicitudes formales pero por el momento no ha sido posible. Quieren seguir creciendo en la competencia, pero sobre todo se sienten orgullosos de poder abrazarse bajo un mismo objetivo, de poder hacer estrategias de juego y no de guerra, y de celebrar un gol en lugar de lamentar muertes por el conflicto armado.