Estaba Juanita regresando del colegio a casa y le preguntó a su papá “papi, qué es pene”. El padre en silencio se dijo a sí mismo “ay Dios, yo sabía que este día iba a llegar”, así que sacó su enciclopedia y empezó a buscar la forma de explicarle lo que es este órgano del cuerpo, a partir del comportamiento humano y del enfoque de la educación sexual y reproductiva. Al final, cuando terminó su amplia y ardua explicación, le preguntó “hija, ¿por qué me preguntaste qué era pene?”, y ella le respondió “porque hoy estábamos en clase y la profesora nos pidió que rezáramos para que el alma de la abuelita de Florecita no pene”.
Con esta anécdota, María Isabel Guerrero, psicóloga infantil y de adolescentes, líder del movimiento 'Padres Coherentes¿, explicó la importancia de abordar la educación sexual desde el hogar, siendo un tema que no puede ser delegable y que es de exclusiva responsabilidad de padres y madres para proteger y formar a sus hijos.
En Contacto Directo, Guerrero dijo que hablar de educación sexual es tan importante como hablar acerca de las tareas de matemáticas o artes. Se trata de una parte esencial del ser humano que debe ser abordada sin tabúes, miedos o vergüenzas, porque de la formación que se imparta en el hogar se adquirirán los valores y el respeto alrededor de la sexualidad.
“Lo más importante es poderlo abordar con esa tranquilidad y no verle el lado negativo que se ha querido promover en la redes sociales o en los medios de comunicación”, dijo.
¿Le sudan las manos, evita el tema, se sale por la tangente cada vez que sus hijos le preguntan acerca del sexo? Probablemente no sea el único, por eso, Guerrero estableció cuatro sencillos pasos para enfrentar este tema y romper el hielo con los hijos:
1. Normalizar la situación y validar las preguntas. “Como padres tenemos que indagar qué es lo que realmente quiere saber nuestros hijo de acuerdo a la edad que tenga. Una de las características de los padres coherentes es que no damos reacciones sino respuestas; hay que detenernos, pensar lo que realmente queremos responder y ahí si dar una respuesta efectiva”.
2. Preguntarle al hijo qué tanto sabe del tema. “Hay que indagar qué tanto conoce para saber si se añade más información o si es necesario aclararla”.
3. Contestar con honestidad y con la verdad. “Hay que hablar de forma clara y llamar las cosas por su nombre, eso incluye llamar a las partes del cuerpo por su nombre. Hay que tener un lenguaje tranquilo para que los niños puedan ver que ciertas partes de sus cuerpos se deben proteger”.
4. Preguntarles si entendieron la respuesta. “Algunas veces nos vamos a los tecnicismos o nos salimos tanto del contexto que, tal vez, no le demos a nuestros niños la información que quieren y necesitan”.
Guerrero insistió en que la educación sexual no es un tema que los padres puedan delegar a los colegios, a los maestros y mucho menos al internet o a los amigos de sus hijos ya que “los principios y valores del padre en estas conversaciones van a formar a su hijo en su sexualidad y eso es parte del criterio de las familias. Si delegas a terceros esta responsabilidad, así sean muy buenos terceros, vas a impedir darle una parte del ADN de la familia, porque es aquí en donde se les comunica lo que realmente es su responsabilidad frente a su sexualidad, aquí se enseña a ser responsables con ellos mismos y que ojalá más adelante tengan una sexualidad plena y placentera”.
Pero la educación sexual va mucho más allá de la formación, puesto que, a criterio de Guerrero, esto les permitirá ser personas informadas que cuiden de sus cuerpos y establezcan límites ante un posible escenario de abuso.
“Cuando desconocen estos temas el riesgo de ser abusados es mucho más grande. Es indispensable que ellos sepan que hay partes privadas que nadie puede tocar y que como niños les corresponde cuidarlas. También se les protege de relaciones sexuales inadecuadas porque está comprobado que los niños que no tienen información acerca de educación sexual desde casa tienen más posibilidad de iniciar tempranamente su vida sexual. Los ayudamos a prevenir enfermedades de transmisión sexual, del sexo indiscriminado, de la promiscuidad, y posibles abusos. Hablar de sexualidad en casa es un protector en la adolescencia ya que los niños que inician vida sexual de forma inadecuada lo hacen porque han sido vulnerados o porque han querido y no estaban preparados mentalmente. Estos últimos son más propensos a la depresión o a la ansiedad”.
Aunque en un inicio sea complicado, desconocido y hasta incómodo para los padres abordar estos temas, en la formación integral del niño, niña o adolescente se requiere de una guía y orientación clara, sensata y amorosa para evitar daños futuros e información tergiversada. Es así como guerrero puntualizó en que “hay que dejar de lado los tabúes porque hay que enseñarles acerca de una sexualidad adecuada, desde los sentimientos y desde el respeto. Como padres hay que educarnos, buscar información propicia y acudir a herramientas de primera mano para que seamos nosotros los que les digamos a nuestros hijos la realidad acerca de un tema tan importante y vital como seres humanos”.
“Llénense de tranquilidad y piensen que es un tema tan sencillo de abordar como cualquier otro tema, siempre y cuando tengamos algunos mínimos de conocimiento y si estos no están, se pueden buscar talleres para padres, lecturas, entre otras ayudas que resultarán muy útiles”, asegura la especialista.