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Día del Maestro: el reto de enseñar a población con discapacidad auditiva

Tres licenciadas en educación, con énfasis en educación especial y música, nos cuentan sus experiencias con estudiantes de la comunidad sorda.
día del maestro
Fotos: Lina Gasca Martín - Alcaldía de Bogotá
Yaneth Jiménez Mayorga

¿Cómo es el reto de enseñar a la población en condición de discapacidad? En el Día del Maestro nos acercamos a la historia de Ana María Martin, una joven sorda oralizada que decidió dedicarse a la enseñanza de niños con su misma condición luego de haber atravesado las dificultades de la falta de inclusión en la educación. 

Ella siempre había soñado con ser música profesional, un sueño que parecía difícil de cumplir, y no precisamente porque ella se sintiera incapaz de lograrlo, sino por los múltiples condicionamientos, prejuicios e incluso desconocimiento que aún persisten en nuestra sociedad en torno a las personas con discapacidad. 

“Yo encontré muchas barreras en mi aprendizaje musical porque se cree que la música no es para personas sordas, no hay rutas metodológicas para llevar a personas como yo a ser músicos profesionales, una concepción completamente errónea porque los sordos vivimos y disfrutamos de la música desde otras ópticas”, señala Ana María.  

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Esta situación la llevó a preguntarse ¿por qué no hay sordos en la academia, en las artes?. Eso la hizo decidir estudiar licenciatura en música en la Universidad Pedagógica de Colombia, motivada también por la maestra cubana Gloria Casas, con quien empezó un proceso pedagógico a través del cual aprendió a cantar y a entender la música desde la vibración y desde la memoria muscular. 

A punto de graduarse, Ana María es profesora de música de niños de primera infancia, una experiencia que le ha permitido evidenciar, tanto en los niños sordos como en los niños oyentes, cómo ellos se sensibilizan alrededor de la música, cómo la música los estimula y cómo a través de ella logran conectar sus emociones y reconocerse como individuos en un escenario de igualdad.  

“Yo ya no voy con una concepción simplemente de impartir saberes sino de construir desde lo que ese niño desea, tratando de llevarlo a desarrollarse de una forma más integral y completa, incluyendo sus emociones, lo que siente, lo que piensa, su contexto social. Creo que eso es lo que más me ha impactado, porque los niños también brindan una información que a uno se le va olvidando con el pasar de los años”, apunta Ana María.  

Lo que más le gusta de ser docente es el impacto que su labor puede suscitar en la sociedad, en las generaciones venideras y en las transformaciones sociales que pueden generarse desde el aula. “Sembrar una semilla en cada estudiante para que de esa semilla surja algo magnífico, un proyecto de vida que brinde esperanzas, que beneficie a la sociedad y ayude a construir un mejor país”, apunta Ana María. 


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Desde la educación superior 

Para Diana María Chamorro, licenciada en Educación con énfasis en Educación Especial, intérprete de lengua de señas colombiana y docente de español escrito como segunda lengua para la comunidad sorda de la Universidad ECCI, ser maestra de esta población representa desafíos, pues a veces no a todos les gusta el español, les parece difícil, pero también grandes satisfacciones.

“La experiencia de acompañar a los estudiantes sordos en sus procesos de comprensión lectora y de la gramática del español a nivel escrito, y sus procesos dentro de la universidad nos ha permitido consolidar herramientas y procesos para prepararlos, por ejemplo, para las Pruebas Saber T y T, para las Pruebas Saber Pro, y para ‘Evalúame’, una prueba interna de la institución centrada en comprensión lectora”, señala la docente.   

Procesos en los cuales, añade, es fundamental tener en cuenta cuáles son los intereses de los alumnos, saber qué temas son los que más llaman su atención, qué tipo de formatos o contenidos se ajustan más a sus necesidades o gustos, ya sea libros, películas, o determinados temas, pues esto facilita su aprendizaje. 

“Algo muy valioso en este camino ha sido la interacción entre todos, compartir las experiencias pedagógicas, discutir las dudas, y retroalimentarnos. Eso nos ha brindado la oportunidad de comprender la configuración gramatical del español, que puede resultar bastante compleja, y la estructura gramatical de la lengua de señas colombiana que es completamente distinta”, acota Diana María. 

Un proceso que ha traído significativos logros en el desarrollo de competencias a nivel escrito que se han evidenciado en los resultados de las distintas pruebas y en los trabajos que los estudiantes entregan en sus programas académicos, pues este apoyo a la población sorda no se limita a los alumnos de español como segunda lengua sino que se brinda a los estudiantes sordos de otras carreras como Ingeniería de Sistemas, Gastronomía, Mercadeo y Publicidad.     

Uno de sus mayores orgullos es ser parte del equipo de apoyo y docentes que ganaron en 2019 el concurso de la NASA Human Exploration Rover Challenge que la Universidad ECCI por el diseño de un Rover o astromóvil para el proyecto Artemis que busca llevar a la primera mujer a la luna en 2024 y en el cual participaron tres estudiantes sordos de Ingeniería de Sistemas. 


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Aprendizaje personalizado 

Que el 30 de abril de 2022, uno de sus primeros estudiantes con sordoceguera se haya convertido en el primer egresado de Sociología de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia -UNAD- solo le confirman a Jennifer Villamil, licenciada en educación con énfasis en educación especial, guía intérprete de personas con sordoceguera e intérprete de lengua de señas de la UNAD, que su decisión de seguir este camino era lo que anhelaba ser.  

“Siempre tuve claro que quería ser docente y en especial de personas con discapacidad, un tema que me apasiona muchísimo. Lo que más me llena es poder aportar a su calidad de vida, facilitarles las herramientas que les permitan ser personas independientes, autónomas, y acompañarlas a través de procesos personalizados, que van más allá de la simple interpretación de la lengua de señas, según sus propias necesidades”, señala.  

De acuerdo con la docente, el reconocer que al frente hay una persona con determinadas habilidades y no una discapacidad permite eliminar tantas perspectivas negativas y abrirles las posibilidades de ingreso a la vida académica y a la educación superior para que se puedan desempeñar como profesionales con las mismas competencias y conocimientos que los estudiantes oyentes.   

Actualmente, Jennifer tiene a su cargo 16 cursos de estudiantes sordos de diferentes carreras, con una población diversa en la que no todos manejan la misma lengua de señas ni los mismos niveles de habilidades y competencias, lo que representa un reto, pero también la inspiración para seguir creciendo personal y profesionalmente y aportando al desarrollo de una comunidad muchas veces invisibilizada pero que tiene mucho por brindar a la sociedad.   

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