En los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, Estados Unidos, de 1932, se vio desfilar en el estadio de esa ciudad estadounidense a Jorge Perry, el único y primer colombiano que representaba a nuestro país en la historia del magno evento.
Lo curioso de esa presentación es que este joven boyacense de 18 años participó en estas justas deportivas cuando en Colombia no existía un comité afiliado, requisito indispensable que exige el Comité Olímpico Internacional (COI) para competir.
Alberto Galvis Ramírez es un veterano y reconocido periodista investigador de la historia del deporte colombiano y profesor universitario. Ha publicado 15 libros acerca de este tema. Fue director del equipo de comunicaciones del Comité Olímpico Colombiano (COC) y actualmente es el director de la revista digital de dicha entidad. También es el secretario de la Academia Olímpica Colombiana. Con el maestro Galvis conversamos sobre la vida de este singular deportista.
“Jorge Perry Villate había nacido en 1910 en Samacá (Boyacá). Su padre fue el inglés Alfredo Perry y la española Lola Villate, quienes llegaron a Colombia desde Inglaterra y se radicaron en ese municipio. Allí se dedicaron a la explotación de minas de carbón, actividad que les brindó un buena posición social y económica”, señala Galvis.
También cuenta que cuando estuvo en edad de estudiar fue enviado por sus padres a Tunja, en donde cursó primaria y secundaria en el colegio Boyacá, y se aficionó a la literatura y a la práctica del atletismo.
“A los 18 años, el joven Perry se rebeló en contra de la disciplina establecida por sus padres y partió para Bogotá. Inicialmente se vinculó a los Ferrocarriles Nacionales de Colombia en labores de oficina. En las madrugadas entrenaba con un grupo de corredores como Jorge Nova, Hernando Navarrete y Hugo Acosta quienes realmente tenían al atletismo como un pasatiempo”, dice.
Según Galvis, en 1928 se realizaron en Cali los primeros Juegos Olímpicos Nacionales, que luego se llamaron Torneos de la República y, por último, terminaron por conocerse como Juegos Nacionales. Perry Villate no participó en esos juegos.
Asimismo, resalta el historiador que no existía una mayor actividad deportiva en el país. Había pequeñas competencias que se realizaban en Bogotá, Medellín, Cali y en la costa Caribe. Dice que había una ley de deporte promulgada en el año de 1924 pero duró como letra muerta, unos 10 años. Además, señala que no había una política de estado que permitiera realizar gestiones para establecer el deporte como una rutina normal en la educación.
“Perry Villate pudo participar en los Juegos Olímpicos porque se le ocurrió la locura de escribirle, a comienzos de enero de 1932, una carta al COI para solicitarle su aceptación para representar a Colombia en esos juegos. Al mes recibió la respuesta en donde no sólo lo aceptaban, sino que le ofrecían alojamiento y alimentación durante los cuatros meses anteriores a los juegos, para que se pudiera preparar adecuadamente para la maratón”, comenta.
Perry Villate, cuenta Galvis, tuvo que convencer a su familia para que le diera el permiso de salida del país. Finalmente viajó y, el 30 de julio de 1932, participó en el desfile inaugural de los Juegos Olímpicos.
“En la maratón alcanzó a recorrer 10 kilómetros y se fundió. Perry era un corredor de calle que participaba en pequeñas carreras de 8 kilómetros, no estaba capacitado para correr 42. Sin embargo, recibió una medalla al mérito por su esfuerzo”, comenta.
Una vez finalizado el evento, Perry Villate regresó al país con la obligación de organizar el Comité Olímpico Colombiano (COC) antes de los Juegos Olímpicos de 1936. “Sin embargo, Perry Villate no tuvo alguna incidencia en las actividades que se realizaron en los cuatro años siguientes para la creación del COC”, asegura.
A comienzos de 1933, durante la presidencia de Enrique Olaya Herrera, fue nombrado canciller del consulado de Colombia en Los Ángeles, cargo que desempeñó durante dos años, con un salario mensual de 30 pesos.
“Durante su estadía se enamoró de Raquel de los Ríos, hija del cónsul de Chile, con quien alcanzó a hacer planes de matrimonio. Pero desafortunadamente la joven murió de manera repentina”, comenta.
En 1936, cuando Perry Villate regresaba al país, Colombia participaba con seis deportistas por primera vez de forma oficial en los Juegos Olímpicos de Berlín, avalados por el Comité Olímpico Colombiano (COC), el cual había nacido el 3 de julio de ese mismo año.
También recuerda el periodista Galvis que Perry Villate ingresó como profesor de educación física en el Gimnasio Moderno de Bogotá, uno de los más prestigiosos establecimientos educativos del país. Mientras tanto continuaba con las prácticas de atletismo, que alternaba con las de fútbol americano, su segunda pasión.
En ese plantel donde estuvo dos años, organizó el primer partido de futbol americano jugado en el país. Una actividad que era muy extraña, según Galvis, para los colombianos en esa época. En 1937 dejó definitivamente la práctica del atletismo, pero continuó como entrenador y profesor.
“En los años cuarenta, Perry Villate trabajó en el Liceo Nacional de Zipaquirá y tuvo entre sus alumnos a Gabriel García Márquez. Perry en cierto modo le alcahueteaba el poco interés que manifestaba Gabo por el deporte. Tuvieron una buena amistad. Incluso García, quien dibujaba caricaturas en esa época, hizo una de Perry Villate. Esa caricatura la conserva Gustavo Castro Caicedo que escribió el libro titulado “Gabo: cuatro años de soledad. Su vida en Zipaquirá”, comenta Galvis.
La vida de este intrépido atleta terminó cuando apenas tenía 36 años de edad. Murió el 29 de diciembre en el hospital San José de Bogotá víctima de una pulmonía en estado avanzado luego de permanecer ocho días sin recuperar el conocimiento.
“A Perry Villate lo podemos considerar como un pionero sin proponérselo. Un soñador y un rebelde que la historia ha reconocido. Yo tengo Algunos libros que hablan sobre el protagonismo de Perry en los comienzos del deporte organizado en Colombia, especialmente del deporte olímpico. Aunque cuando se habla en términos oficiales de Colombia en los Juegos Olímpicos siempre los historiadores comienzan en el año de 1936 porque ese fue el comienzo oficial”, puntualiza Alberto Galvis Ramírez.
Para el alcalde de Samacá (Boyacá) Luis Alberto Aponte, la figura de Perry Villate ha sido un ejemplo y un referente por ser el primer deportista colombiano en participar en un evento tan importante a nivel mundial.
También comenta que el apellido Perry se sigue escuchando en esta región porque todavía hay familiares (tíos y primos) que tiene varias fincas en el valle de Samacá y siguen desarrollando actividades en el sector agrícola. La mayoría de este linaje ejerce la medicina en la ciudad de Bogotá.
Aponte señala que tampoco existe un monumento que exalte su figura. Sin embargo, dice que en estos momentos se está desarrollando un área deportiva multifuncional en Samacá. En esas instalaciones tienen pensado instalar una placa para hacerle un reconocimiento al hijo de este municipio.
Igualmente, el alcalde señala que en Samacá existen varias escuelas de formación deportiva en ciclismo, patinaje y fútbol. Aun así, reconoce que el atletismo no ha sido uno de los deportes fuertes en su municipio, pero que sería una buena labor fomentar esta actividad que tanto le gustaba a Perry, el osado deportista boyacense.