Jaguares de la Amazonía y las causas que siguen poniendo en riesgo su existencia

El jaguar es una especie icónica para las comunidades indígenas de la Amazonía, ya que es considerado un símbolo de poder y sabiduría. Para estas poblaciones, es una figura espiritual importante que representa la fuerza, la agilidad y la habilidad para sobrevivir en el entorno natural. 

Se le conoce como el felino más grande del continente americano y el tercero a nivel mundial, después del tigre y el león. Habita en 18 países de Latinoamérica, desde México hasta el norte de Argentina, mientras que en El Salvador y Uruguay se encuentra extinto.

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En Colombia se estima que hasta el 2021 habían alrededor de 25.000 jaguares, según indica Carlos Castaño-Uribe, arqueólogo y antropólogo que durante más de 30 años se ha adentrado en la espesura del Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, ubicado entre los departamentos del Caquetá y Guaviare con una extensión de 4’268.095 hectáreas. 

Fruto de esto, plasmó parte de sus aprendizajes en el libro Chiribiquete: la maloka cósmica de los hombres jaguar publicado en el año 2019 donde se presenta al jaguar como una deidad:

“El sol creó al jaguar para que lo representara en este mundo. Le dio el color de su poder y le dio la voz del trueno que es la voz del Sol, para convertirlo en el Dueño de los Animales, su poder vive en el gran cerro sagrado”. 

Es allí donde este arqueólogo encontró una estrecha relación de las comunidades indígenas con este felino a través de pictogramas ubicados en las grandes paredes rocosas conocidas como tepuyes.

En este denominado Patrimonio Mixto (cultural-natural) por la UNESCO, Castaño-Uribe dice que hay más de 10.000 representaciones visuales donde se refleja la prevalencia de jaguares desde tiempos precolombinos. Tal información, también se puede apreciar en la investigación convertida en la exposición “El jaguar y la mariposa” del Museo Nacional de Colombia la cual se puede visitar de manera virtual.

Además de la importancia ancestral, esta especie es un depredador clave en el ecosistema de la selva amazónica, y su presencia es indicativa de la salud y la diversidad de la vida silvestre. Para las comunidades indígenas, es una especie que debe ser respetada y protegida, ya que su desaparición podría tener consecuencias negativas en el equilibrio ecológico y la subsistencia de la humanidad.

Tres problemáticas principales que afectan a los jaguares:

Deforestación e Incendios Forestales: 

El incremento de la deforestación es notorio y prevalente, según el más reciente Informe de monitoreo de pérdida de cobertura vegetal realizado por la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) y la información que presenta el sistema satelital Global Forest Watch, en los departamentos del Caquetá y Guaviare hubo un total de 7.786 hectáreas deforestadas entre junio y septiembre de 2022. 

Sumado a esto, los incendios forestales acabaron con 1.300 hectáreas de zonas que recientemente habían sido deforestadas en los departamentos de Guaviare, Meta y Caquetá para febrero y marzo del 2022. La pérdida de la capa vegetal afecta a los jaguares debido a que su hábitat se va reduciendo al igual que la fauna con la que este interactúa.

Cacería y comercialización ilegal:

La caza de jaguares tiene un impacto negativo en el ecosistema porque el felino es un depredador innato y su desaparición puede tener consecuencias graves en el equilibrio de la cadena alimentaria. Además, la caza de jaguares puede afectar la población de otras especies animales y vegetales, así como alterar el equilibrio ecológico de la región.

Por una parte, esta tiene raíces culturales en algunas comunidades especialmente de la zona rural. También, algunas personas cazan jaguares por su piel, que se vende en el mercado negro. Sin embargo, esta práctica no solo es ilegal, también es perjudicial para la economía de la región a largo plazo.

En el departamento, existe el “Grupo de Estudios de Felinos del Caquetá”, conformado por interesados en la comprensión académica y personas de las comunidades rurales donde el felino usualmente frecuenta. Olber Llanos, fundador de este grupo, menciona que gracias a la comunicación que tienen con las personas han podido hacer un seguimiento continuo para informar que entre el año 2019 y 2021 92 jaguares fueron cazados, a lo que también añade que en el 2023 se tiene registro de 3 felinos cazados en el departamento, los cuáles se comercializan en el mercado negro nacional e internacional. 

Desconocimiento de su importancia

Según Alfonso Valderrama del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible (PNUD) en San Vicente del Caguán, el jaguar ha sido visto como una problemática o amenaza para la productividad de las comunidades, desconociendo su importancia el cual hace parte de las Especies Sombrilla.

Su protección y conservación puede contribuir a la preservación de la biodiversidad de los ecosistemas donde el jaguar transita. Por esto, la capacitación constante de los habitantes de estas zonas se convierte en la clave para la transformación de imaginarios de amenaza o peligro.

Identificar las problemáticas ha permitido que se generen iniciativas locales, nacionales e internacionales que brinden a los jaguares su permanencia y la posibilidad de conservar las especies silvestres como un modelo económico que beneficie al sector rural en el departamento del Caquetá desde la reforestación, conservación y concientización.

Reforestación

Este año se realizó la socialización de la tercera versión de la Sembratón “Unidos por la Amazonía”, un proyecto liderado por la organización Agrosolidaria que vincula a entidades públicas, privadas y el sector productivo con la meta de sembrar cerca de 100.000 árboles en Caquetá en el transcurso del año 2023. 

Esta Sembratón tiene un doble propósito: por una parte, brindar servicios de restauración ecosistémicos como la producción de oxígeno y captura de dióxido de carbono, y por otra generar ingresos económicos a partir de la comercialización de la materia prima generada por estos árboles nativos como el Asai y el Copoazú.

Conservación

En materia de cuidado y protección del Jaguar se han realizado estrategias como Conexión Jaguar que a través de mecanismos de financiación busca apoyar iniciativas locales que partan de la reforestación como corredores biológicos, al igual que la Fundación Panthera que a través de un proyecto ambicioso pretenden que haya una conexión entre las zonas del continente americano donde transitan estos felinos.

Concientización

En la normatividad nacional los jaguares están protegidos por la legislación colombiana desde 1972 en la resolución 848, la Ley 99 de (1993) y el Decreto 3570 (2011) que indica responsabilidades al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible para eliminar la caza furtiva de jaguares y el comercio ilegal de sus partes, incluyendo la venta en línea.    

Sin embargo, existe la preocupación sobre el grado de aplicación de estas leyes y si pueden proteger eficazmente a los jaguares en el país. Por ello, no solo se requieren normativas sino herramientas de pedagogía y formación como la desarrollada en la zona de los Llanos del Yarí donde el PNUD y organizaciones ambientales vienen acompañando a la población civil a través de la formación de Equipos de Respuesta Rápida compuesto por personas capacitadas en la atención de reportes sobre presencia o ataques del jaguar.

A todo esto, se suma la conmemoración del Festival del Jaguar que para el 2022 realizó su segunda versión y para el presente año estas iniciativas han generado el Acuerdo Intergeneracional por la Conservación del Jaguar en las Sabanas del Yarí que a través de la educación ambiental, la forestería comunitaria y la restauración de fuentes hídricas brinda el mejoramiento productivo desde la sostenibilidad y la conectividad entre los Parques Naturales Serranías de La Macarena y Chiribiquete.