El volcán Nevado del Ruiz continúa con un nivel de actividad naranja o II, comportamiento muy inestable según el Servicio Geológico Colombiano, que se evidencia en la actividad sísmica asociada a fracturamiento de roca al interior del edificio volcánico que va aumentando con respecto a los días anteriores, desde que se dio el cambio de nivel.
Día a día incrementan las acciones preventivas con la comunidad para evitar una emergencia mayor, teniendo en cuenta que, según los expertos vulcanólogos, esta sería una erupción mayor a la de las últimas décadas.
Dentro de esas posibles afectaciones están las fuentes hídricas, que nacen del volcán, sin embargo, y en esa parte alta de la montaña, nacen otro tipo de especies que durante año han hecho de este lugar la más grande reserva natural y hábitat de animales únicos en este territorio.
Oscar Ospina, profesional especializado de Corpocaldas, recordó que, “la mayor amenaza volcánica es para quienes viven cerca al nevado en un radio de 15km, donde pueden caer lapilli, ceniza o rocas que pueden generar quemaduras o incluso aplastamiento por su tamaño”.
Y esto incluye también los animales que viven mucho más cerca y en medio del Parque Natural Los Nevados, como periquito de los nevados, la cotorra, el cóndor andino, el perico paramuno, el colibrí de páramo o chivito de páramo que es endémico de la región y único en el mundo.
Según la Corporación Autónoma Regional de Caldas también existen mamíferos como la danta de montaña, venado cola blanca, el tigrillo y el puma, además de 20 especies de murciélagos entre insectívoros, frugívoros y nectarívoros.
“Hay otra zona que es considerada de riesgo medio donde la capa de ceniza puede alcanzar hasta 10 cm, entonces la fauna silvestre se verá afectada de acuerdo con su tamaño y su masa corporal, es decir, una danta se podría ver afectada por la caída de ceniza, pero no será tan grave como lo que le puede pasar a una rana que podría ser sepultada por el material” dijo el profesional de Corpocaldas.
Óscar Ospina concluyó que a pesar de que lo ocurrido en el año 1985 fue una erupción de baja magnitud, hizo que sólo muchos años después se el ecosistema se equilibrara estableciendo de nuevo las cadenas tróficas, sin embargo, en algunas zonas en las que cayó material pesado, la recuperación fue más lenta.
Por su parte, Ángelo Quintero Palacio, subdirector de sostenibilidad y Negocios Ambientales de Parques Naturales Los Nevados, señaló que teniendo en cuenta dicho antecedente de 1985, se tendría que esperar la magnitud de la erupción para analizar los posibles escenarios de recuperación que dependería de incluso el clima.
“Si se viene de un proceso como el invierno, puede haber un lavado rápido y en uno o dos meses volveríamos a una normalidad, en la que los pastos se hayan recuperado y tengan follaje nuevo para que alimente, y si hay verano se alargaría la recuperación de praderas y cultivos pues no se tendría fotosíntesis”, dijo Quintero Palacio.
Sumado a este caso de animales y terrenos afectados por este posible fenómeno, el Parque Natural Los Nevado tiene dentro de su entorno miles de frailejones, vegetación que se encuentra entre los pisos del subpáramo y del páramo que se ubica entre los 3.000 y 4.000 metros sobre el nivel del mar.
En el caso del Nevado del Ruiz donde se encuentra el Cerro Gualí, montaña que alberga la base militar del Batallón Ayacucho de la Octava Brigada del Ejército, que tiene dentro de sus hombres al soldado profesional Franklin Neira Ruíz, cuyo apellido hace honor al sitio donde se trabaja como “Guardián del vivero de frailejones”.
“Después de muchos intentos, de experimentos fallidos y gracias a la sapiencia de la naturaleza, vamos avanzando de manera significativa, la proyección es tener 20 mil plantas y cada dos meses hacer reforestaciones de 500 a 600 plantas” dijo el militar.
Para el soldado Neira Ruiz también existe una gran preocupación y es la de perder posiblemente estas plantas que crecen alrededor del volcán y que su crecimiento tarda hasta 100 años para alcanzar la altura propia de la vegetación.
“Lo que hemos podido establecer es que por donde podría bajar la lava afectaría las plantas, sin contar lo que pasa con los ríos que se crecerían y afectarían la vegetación incluida los frailejones que durante estos años hemos tratado de recuperar” explicó.
Agregó que en cuanto a los ríos su proceso se recupera en cuestión de días o semanas, caso contrario a lo que pueda quemar la ceniza o el material pesado, pues ya el terreno quedaría muerto para la vegetación, sin embargo, no descansa en su labor de sembrar y cultivar frailejones.
“Actualmente tenemos en el vivero 8.000 frailejones listos para que crezcan y se puedan sembrar, los estamos cuidado con plásticos de la caída de ceniza, para que cuando todo esto pase las organizaciones y la comunidad en general se sume a la reforestación de nuestro páramo” indicó.
“Lo que más me motiva de levantarme todas las mañanas es que el proceso de germinación es difícil, pero cuando se llevan las plantas a campo abierto, se siembran y en el seguimiento se les ve el crecimiento, el corazón y alma piden seguir sembrando” concluyó el soldado profesional Franklin Neira Ruiz.