Un "hotel" que cuesta que cerca de 100 dólares la noche ofrece cuidados y servicios de lujo en medio del desierto de Arabia Saudita para camellos de competición, un animal venerado en el reino del Golfo.
En la localidad de Rumah, a a unos 100 kilómetros al noreste de la capital Riad, el camello de Omair Al Qahtani pasó dos semanas como huésped en unas instalaciones donde fue limpiado, cepillado y alimentado con leche tibia antes de participar en un concurso de belleza.
Este centro ubicado en medio de una extensión desértica de arena roja abrió sus puertas en el marco del prestigioso festival de camellos que organiza el rey Salmán bin Abdelaziz Al Saud, que se celebra de diciembre a enero con cerca de 66.600 millones de dólares en premios.
"Es muy cómodo. Mi camello recibe cuidados y tiene un seguimiento médico periódico", contó a la AFP Omair al Qahtani, un empresario de 51 años que vive en Riad y estima que la estadía de cerca de 80 camellos le costará entre 160.000 y 213.000 dólares.
Al Qahtani recuerda una época en la que los participantes del festival debían instalarse en tiendas y ocuparse ellos mismos de los camélidos.
En este "hotel" con cerca de cerca de 120 corrales al aire libre, con estancias individuales y dobles, medio centenar de trabajadores se desviven por mimar y alimentar a los huéspedes.
-Inyecciones de bótox -
Según Mohamed Al Harbi, encargado de comunicaciones del festival, el hotel fue instalado para "proteger y cuidar a los camellos, pero también para aliviar la carga a sus dueños".
El establecimiento fue muy popular entre los participantes y durante el mes que duró el festival facturó alrededor de 1,6 millones de dólares.
Los "camellos de Arabia", conocidos como los "barcos del desierto", en realidad son dromedarios de una sola joroba y han sido utilizados durante mucho tiempo para desplazarse en la extensión del desierto de la península arábica, convirtiéndose en símbolo tradicional del Golfo.
La cría de camellos es una industria millonaria en la región, donde se celebran eventos similares que van desde los concursos de belleza a las carreras y se extienden durante todo el año.
En Arabia Saudita, los ricos aficionados a los camellos pueden gastar cientos de miles de dólares para comprar y mantener a sus animales.
En los concursos de belleza que organiza el rey Abdelaziz los criterios son altos y se evalúa principalmente el tamaño de los labios, el cuello y la joroba.
En diciembre, 43 animales fueron excluidos del certamen ya que habían sido tratados con bótox, silicona y rellenos faciales y corporales para sobresalir entre sus pares.
Esta práctica está prohibida y los organizadores prevén multas de hasta 26.000 dólares.
Harbi aseguró que el hotel "revisa" a los animales, lo que evita a los dueños cualquier sanción.
Las competencias "refuerzan la obsesión por los camellos en Arabia Saudita", dijo Harbi.