"El codazo es brutal". En un pueblo de la ribera del río Mekong, jóvenes camboyanos perpetúan la tradición de un arte marcial ancestral que estuvo cerca de desaparecer durante el periodo de los Jemeres rojos.
Mao Rida se inició en el yutkromkhorm hace dos años para protegerse de "las malas personas". "El codazo es brutal, puede provocar heridas en la cabeza", explica a la AFP este estudiante de 18 años.
"Desde que aprendí que era un antiguo arte marcial jemer, quiero practicarlo bien, para preservar esta cultura", añade.
En una sala al aire libre en Krong Areyksat, cerca de la capital, Phnom Penh, una veintena de jóvenes participan en cursos de yutkromkhorm, "el arte de la guerra" en la lengua jemer.
Al estilo de los 'kata' en el kárate, repasan sus golpes utilizando pies, codos y rodillas. Su aprendizaje incluye también el combate con un palo, una espada y una lanza.
Los orígenes del yutkromkhorm se remontan a la época del imperio jemer, cuya gran influencia en el sudeste de Asia se aprecia hoy en día en los vestigios de los templos de Angkor.
El arte marcial tiene tres componentes: arte de la guerra, encantamientos mágicos y la estrategia militar.
Las técnicas de combate eran útiles en periodo de guerras, explica Nak Rinda, de 25 años, que enseña este arte marcial en Krong Areyksat.
"Técnica mortal"
Pero los cuatro años de terror de los Jemeres rojos provocaron que descendiera el número de practicantes y amenazó la memoria de este deporte. Entre 1975 y 1979 este régimen comunista llevó a cabo un genocidio de dos millones de personas, un cuarto de la población.
"Perdimos muchos recursos humanos, principalmente intelectuales, fue una gran pérdida para el yutkromkhorm. Casi desaparece", señala Rinda.
Bajo el impulso de las nuevas generaciones, el deporte se relanzó a principios de los años 2000, en un contexto de paz y estabilidad tras una larga guerra civil.
Su práctica se ha extendido al ejército camboyano y a las universidades, pero el yutkromkhorm sigue a la sombra de otros dos artes marciales más conocidos: el boxeo camboyano o 'kun khmer' y el 'kun lbolkator', incluido enl a lista de patrimonio cultural inmaterial de la Unesco.
"Entrenaré lo mejor que pueda para intentar preservar este arte marcial en las próximas generaciones", explicó Ouen Bunthav, estudiante de derecho de 23 años.
Tras solo dos meses de curso ha descubierto que el yutkromkhorm le permite rebajar el estrés y sentirse mejor.
"Lo que más me gusta es la técnica para saltar y golpear con el codo", explica. "Si te ves metido en una pelea, este golpe de codo es una técnica mortal".