Luego de conocer a las ciudades más devastadas por la guerra contra el Estado Islámico en Irak, el papa Francisco culminó este domingo su histórica visita con una ceremonia a la que asistieron miles de feligreses en Erbil, en el Kurdistán iraquí.
Tras haber orado por las víctimas de la guerra en medio de los escombros de Mosul, antigua “capital” del Estado Islámico, el sumo pontífice celebró esta misa bajo estrictas medidas de seguridad.
Durante la ceremonia Francisco hizo un llamado a los cristianos a “no desanimarse” y señaló que “he oído voces de dolor y de angustia, pero también voces de esperanza y de consuelo”.
El papa, de 84 años, inició la misa en latín para luego terminar bendiciendo en árabe a los miles de fieles que le acompañaron. Cabe señalar que, según las estadísticas, el número de cristianos ha pasado en 20 años del 6% al 1% de la población en Irak.
Algunos medios internacionales han calificado como exitosa la visita del papa en tierras iraquíes, a pesar de que por cuenta de la pandemia y las condiciones de salud era una “visita muy especial”, tal como lo señaló el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni.
Antes de su partida, el papa, los periodistas y clérigos que le acompañaban fueron vacunados contra la Covid-19, pero la gran mayoría de ciudadanos iraquíes que asistieron a sus encuentros no habían sido inmunizados, de hecho, Irak se encuentra en confinamiento total luego de que los contagios diarios del virus superaran los 5 mil casos.