El exmandatario de 66 años fue sentenciado a tres años de cárcel de los cuales uno corresponde a prisión firme por cargos de corrupción y tráfico de influencias en el llamado “caso de las escuchas”, convirtiéndose en el segundo expresidente francés condenado bajo el régimen político de la Quinta República, después de Jacques Chirac.
De esta condena, el Tribunal Correccional de París permitió que dos de esos años de cárcel sean exentos de cumplimiento y que el tercero, de prisión firme, pueda ser apelado por Sarkozy para que sea únicamente detención domiciliaria, por lo que no iría a prisión necesariamente.
Tras el fallo del tribunal, Tanto Sarkozy (quien fue presidente de la República francesa entre 2007 Y 2012) como sus abogados abandonaron la sala de forma inmediata sin hacer declaraciones, aunque se espera próximamente la apelación de la sentencia, por lo que aún podrían darse cambios en la condena.
Desde hace algunos años se llevaba la investigación por acusaciones contra Sarkozy por haber intentado obtener en 2014 información confidencial de un magistrado de la Corte de Casación, Gilbert Azibert.
Las denuncias de este acto de corrupción fueron resultado de “las escuchas” de la línea telefónica secreta de Nicolas Sarkozy, que figuraba con un teléfono de prepago bajo el pseudónimo de Paul Bismuth, por lo que también se le conoce a este escándalo como el caso “Bismuth”. En recompensa por información confidencial, Sarkozy le había prometido al magistrado un cargo alto en el Principado de Mónaco.
Además, la corte impuso penas similares para el abogado de Sarkozy, Thierry Herzog, quien en consecuencia ha sido inhabilitado para ejercer su profesión durante cinco años, y para el magistrado implicado en el caso Gilbert Azibert, ambos convictos por los mismos delitos.