Desde el año 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el Día Internacional de las Cooperativas o del Cooperativismo, con el ánimo de celebrar la consolidación de la Alianza Cooperativa Internacional y con ello instar a los gobiernos a fomentar las asociaciones ciudadanas.
Las cooperativas son importantes porque reúnen a un grupo de personas que buscan un bien común ya sea en el contexto social, económico o cultural; además implementan un sistema económico vital para estabilidad de cualquier Estado.
El día del cooperativismo ha ido cobrando importancia a través de los años porque lleva de manera intrínseca, el cumplimiento de un desarrollo sostenible soñado para todas las cooperativas a nivel mundial, es por ello que para este 6 de julio el eslogan de esta celebración es “Por un futuro mejor para todas las personas”.
En La Guajira existe una cooperativa para la paz
Un ejemplo de cooperativismo con sentido social es COMPAZCOL (Cooperativa Multiactiva Para La Paz De Colombia), la cual funciona en Fonseca, La Guajira.
Esta es una organización conformada por firmantes de paz y miembros de la comunidad, quienes trabajan en diferentes unidades productivas enfocadas en confecciones, ecoturismo, ebanistería, agricultura y otras iniciativas con enfoque étnico.
Este trabajo articulado le permite a la comunidad suplir sus necesidades más apremiantes desde el aspecto económico, pero además apostarle al proceso de reincorporación de los firmantes de paz y promover la sana convivencia en una región que siempre le ha apostado a la paz y a la reconstrucción de su tejido social, tras superar los embates más fuertes de la guerra.
Más de 200 excombatientes gracias a COMPAZCOL hoy labran la tierra y cultivan sueños en más de 150 hectáreas que comprenden la Serranía del Perijá, donde gracias a un convenio con el gobierno nacional y municipal, impulsan sus iniciativas desde el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (AETCR), con granjas experimentales y los cultivos de batata, yuca y otros que ayudan a la seguridad alimentaria de estos territorios.
El cooperativismo, una estrategia para crear fuentes de empleo en Magdalena
Otro de los territorios donde se construye tejido social desde estas organizaciones es Magdalena, ubicado en la costa Caribe y donde la gobernación de este departamento viene trabajando en la creación de cooperativas con el propósito de fortalecer la economía en los diferentes sectores de este departamento.
La administración departamental señaló que, con la implementación de este modelo económico, buscan acabar con la intermediación que les toca vivir a los campesinos y pequeños productores del Magdalena.
En este sentido, la gobernación creó la Empresa de Administración Pública Cooperativa (APC) como una herramienta para combatir la pobreza y potenciar el desarrollo económico. Entre estas se destacan la ‘Alianza Campesina La Colorada’, ‘Agro Unión Magdalena’, ‘Macondo Unido’ y ‘Modistas del Cambio’.
Cabe resaltar que estas cooperativas surgen de la unión de varias agremiaciones; es así como se vienen capacitando a cada una de las asociaciones en diferentes ámbitos, para luego financiar las diferentes iniciativas productivas de cada una.
En Meta renace el Cooperativismo
Uno de los ejemplos más representativos del cooperativismo en el sur del Meta se ve con la Cooperativa CATYPSA, que hoy involucra a firmantes de paz de esta zona del país y población campesina, los cuales decidieron posicionar el turismo como un renglón económico importante para construir tejido social.
A través de diferentes iniciativas con las Juntas de Acción Comunal han logrado restaurar zonas que habían sufrido de deforestación debido al conflicto armado; recientemente lograron sembrar 17.200 árboles en seis veredas para mejorar los ecosistemas de la región.
Si bien Mesetas fue epicentro del conflicto armado, gracias al cooperativismo se han ido generando lazos fuertes de reconstrucción del tejido social, ya que al haber sido un escenario donde se establecieron varios Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, se lograron alianzas para trabajar mancomunadamente tanto en mejoramiento de vías terciarias, así como restauración de los ecosistemas.
Por otra parte, también se han adelantando diferentes talleres de cartografía social, donde líderes comunales denominados gestores del cambio, proponen acciones para mejorar los territorios en materia turística y social.
Cooperatividad en San Jacinto: un Ejemplo de resiliencia y desarrollo
En San Jacinto, municipio ubicado en el departamento de Bolívar, conocido por su riqueza cultural, sus gaitas, tambores y sus artesanías, situado en la subregión de los Montes de María, ha sido un epicentro de resistencia y transformación social, donde sus habitantes han trabajado arduamente para reconstruir el tejido social y económico de la comunidad.
En este contexto, la Cooperativa Multiactiva para el Desarrollo Integral de los Montes de María (COOMULDIN) emerge como una iniciativa ejemplar. Está integrada por firmantes de paz, víctimas del conflicto armado y miembros de la sociedad civil de Bolívar, de los cuales 23 son mujeres y 28 hombre. Esta cooperativa representa un esfuerzo colectivo para promover el desarrollo sostenible y la inclusión social a través de actividades económicas y productivas.
Una de las principales actividades de COOMULDIN es la producción y promoción de prendas artesanales, las cuales son un reflejo de la identidad cultural de la región y un medio para generar ingresos y empleo para sus miembros. Estas prendas, elaboradas con técnicas tradicionales transmitidas de generación en generación, no solo tienen un valor económico, sino también un profundo significado simbólico, ya que representan la resiliencia y la capacidad de la comunidad para sobreponerse a la adversidad.
“Un día dijimos: vamos a dejar el fusil a un lado, porque le apostamos a las artesanías de San Jacinto”, así lo manifestó, Oscar Ortega, firmante de paz y enlace de cultura en San Jacinto, Bolívar.
COOMULDIN de San Jacinto demuestra cómo la cooperatividad puede ser una herramienta poderosa para la reconstrucción social y económica en comunidades afectadas por el conflicto. A través de la unión y el trabajo colectivo, sus miembros están creando un futuro más prometedor, donde la paz y el desarrollo integral son posibles.
Las comunidades indígenas también le apuestan al cooperativismo
Asoseynekun, palabra en lengua arhuaca que traduce “mujer”, es una asociación compuesta por 374 familias productoras indígenas que apoya el sector agrícola en los municipios de Pueblo Bello y Valledupar, en Cesar.
Nació, el 12 de marzo de 1982, con el objetivo de trabajar por el desarrollo y la tecnificación de las capacidades productivas mejorando así la calidad de vida de las familias que la integran, a través de la producción agroecológica, orgánica o biológica de café, cacao y caña panelera.
Promover el comercio justo, trabajar por la conservación cultural de los pueblos indígenas y proteger la biodiversidad de la Sierra Nevada, es la misión de esta asociación que agrupa a pequeños productores campesinos e indígenas Arhuacos.
Asoseynekun cuenta con certificaciones orgánicas y Fairtrade, es el sello líder en España y en el mundo que certifica productos de Comercio Justo.
Los agremiados de Asoseyekun se encuentran en 22 veredas, de tres municipios aportando un total de 644 hectáreas de café certificadas, 91,2 hectáreas de cacao y 93.4 de caña.
La conformación de cooperativas en los diferentes territorios de nuestro país, buscan fomentar la igualdad y el desarrollo sostenible de cada una de las regiones promoviendo la inclusión, la equidad, pero sobre todo la defensa de los Derechos Humanos.