Desde 2017, por lo menos 100 firmantes de paz, miembros en su momento de varios bloques de las hoy extintas Farc se pusieron la camiseta por las familias que tienen algún familiar desaparecido en razón del conflicto armado.
Para ello, crearon la Corporación Humanitaria Reencuentros con el objeto de resarcir los daños causados en el marco de la confrontación armada. En estos momentos, la entidad de firmantes tiene documentados 936 casos, que corresponden a 916 personas desaparecidas.
De acuerdo con John León, representante legal de la Corporación Reencuentros, se tiene el reto de ubicar 4.403 casos de personas dadas por desaparecidas en el Tolima, por lo menos 200 solo en el municipio de Chaparral y alrededores.
“Esto se inscribe en el plan de trabajo que adelantamos conjuntamente con la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas en el marco de sus distintos planes regionales de búsqueda para esta región del sur del Tolima de manera particular. [...] Para el Cañón de Las Hermosas, este número bien importante de casos han llegado tanto a la Unidad como a la comunidad firmante de Paz de la Corporación, quienes han aportado para estos y otros casos”, explicó.
Para que se adelanten los trabajos de búsqueda, explica John, “se realiza de manera regional en todo el país, no necesariamente departamentalmente, como puede existir la división administrativa, sino atendiendo criterios de contexto, criterios de presencia militar de la antigua guerrilla en cada región y de la forma cómo se dijeron algunas desapariciones. En el caso particular del Tolima, se dividió geográfica en tres regiones en particular, entre otras cosas, atendiendo a la geografía misma este departamento y algunos corredores por donde transitaron las antiguas Farc”.
Procedimientos de búsqueda
Yolima Bonilla, conocida en las antiguas Farc como ‘Shirley Méndez’, hoy responsable de la región sur de la Corporación Humanitaria Reencuentros, explica el procedimiento que han implementado en este trabajo. “Eso es un proceso que tenemos junto con las solicitudes de familiares o también de excombatientes que saben dónde han quedado posibles cuerpos. Teniendo en cuenta esto, se abre la solicitud de búsqueda, la cual queda plasmada en un formato, se firma un consentimiento informado del familiar que abre esa solicitud de búsqueda de la persona”, explicó la firmante.
Y dijo además que, “luego, se recogen todos los datos que se necesitan para la búsqueda, todo el contexto de cómo fue la desaparición y, posteriormente, ese formato es entregado a la Unidad de Búsqueda. Nosotros hacemos seguimiento hasta completar la información. Si tenemos el sitio donde posiblemente puede estar el cuerpo, también plasmamos ese contexto en el formato con todas las características del lugar donde posiblemente esté el cuerpo y, finalmente, ya entonces procedemos a hacer el trabajo de ubicación”.
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Con certeza, nadie de los involucrados en este trabajo humanitario se atreve a dar tiempos de ubicación y entrega de cuerpos y desaparecidos vivos. De acuerdo con el vocero de la Corporación, “quien se atreva a dar un tiempo de cuánto se demora en encontrar un cuerpo de un desaparecido, creo yo que estaría mintiendo. Puede, como ha sucedido, que hay información muy detallada, muy contrastada, que permite una ubicación segura. Pero hay situaciones que lamentablemente escapan a la planeación y a la ejecución. Creo yo que, entre otras cosas, el número muy elevado de casos hace que también estos procesos se ralenticen más”, explicó.
Dificultades del proceso
Entre los obstáculos que han encontrado los buscadores y buscadoras de la Corporación Reencuentros radica en varios factores. Uno de estos es la actual situación de orden público, la cual impide llegar a algunas localidades y territorios a realizar las labores de búsqueda. “Hoy, año 2023, tenemos nosotros casos que fueron documentados en 2017, y que no se ha podido iniciar el proceso de búsqueda y recuperación, porque sencillamente no se puede ingresar a las áreas”, explicó León.
Otro tema es el estado en el que encuentran algunos cuerpos. Factores como la humedad en algunos terrenos y el clima generan que los huesos humanos encontrados no permitan la extracción de información genética. “A veces, los cuerpos que se encuentran tienen unas condiciones que no permiten la extracción y, con ello, sacar información de la médula, razón por la cual se complica sacar una muestra. También están restos que, a veces, no disponemos de información de sus familias biológicas y pues así será muy difícil”.
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Estas situaciones han hecho que los procedimientos de identificación, contrastación y entrega se demoren más del tiempo estimado. “Lamentablemente, estos procesos son demorados. Estamos hablando de procedimientos que duran más de cinco años. Uno diría que, en un proceso medianamente con todas las condiciones ideales, no debería tardar entre dos y tres meses, contando la identificación y los procedimientos de entrega, siempre y cuando la información esté, digamos, completa. Si los familiares están ubicados, si hay un proceso también de acompañamiento y demás, diría uno que eventualmente fuese un proceso que no debería superar los seis meses. Pero la congestión, a veces también, las mismas trabas institucionales hacen que estos procedimientos, incluso, después de cinco años, ni siquiera hayan despegado”, puntualizó John León.
Jaime Alberto Parra, más conocido como Mauricio Jaramillo, representante a la Cámara por el Partido Comunes, decía que ‘Tiro Fijo’ y ‘Jacobo Arenas’ siempre orientaba a las tropas de las antiguas FARC a dejar los muertos a un lado de la carretera, para que las autoridades locales los encontraran y dar aviso a sus familiares. Sin embargo, el Centro Nacional de Memoria Histórica y otras entidades le atribuye al extinto grupo armado al menos diez mil desaparecidos.