Hace más de 53 años, entre notas de acordeón y las romerías de cantores de la región de Lagunita en Barrancas, La Guajira, nació Luis Manuel Díaz, un niño que en ese tiempo jamás imaginó que con el pasar de los años tendría un hijo que se convertiría en una de las glorias más importantes del fútbol mundial.
“Mane” Díaz, como le llaman cariñosamente, creció y se crió en medio de la miseria y los sacrificios, donde en ocasiones solo había en su hogar para un plato de comida, pero esto no fue un impedimento para darse por vencido en sus sueños.
En la casa de los Díaz siempre reinaron las notas del acordeón, porque Adanes Díaz, tío de Luis Manuel, era en ese tiempo el referente más importante del vallenato en la región; éxito que fue truncado por un fatídico accidente donde falleció un 9 de febrero de 1983 junto a su hija y la entonces abuela de Luis Manuel, Erminia Brito, un duelo que marcó a esta familia.
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Adanes Díaz se marchó, pero dejó en ellos el legado musical que siempre ha llevado en su sentir y en las venas “Mane” Díaz, el papá de “Lucho”, el eco de su alegría está en todas las fiestas de su población, donde con sacrificio poco a poco fue forjando su talento musical que no ha contado con muchas oportunidades, por eso se enfocó en enriquecer el talento de su hijo. Fue un proceso de sacrificios, empezaron desde abajo, vendiendo en las calles comida y aferrado a la esperanza del refrán que cita: “El que persevera alcanza”, porque desde que lo vio jugar ratificó que Luis Díaz sería grande.
Aportes al deporte y la cultura
Entre cantos y amor al fútbol fueron cultivando una vida llena de amigos, música, parranda y encuentros deportivos donde su único objetivo, ha sido forjar espacios para los amantes del fútbol y el folclor de una dinastía de juglares como el conocido Leandro Díaz, de quien también heredaron la vena musical. Hace varios años Luis Manuel fue formador cultural en la Casa de la Cultura de Barrancas y hoy cuenta con una escuela de fútbol donde asisten a formarse más de 250 niños de bajos recursos, que son capacitados para llegar a ser grandes glorias del fútbol como Luis Díaz.
La Guajira y en especial Barrancas disfrutan de una de las familias que le permite a esta tierra ser referente en el mundo, ya sea cantando goles o tirando versos y en su trasegar por estas tierras, donde han dejado una huella marcada de paz, alegría, servicio y reconciliación que agradecen los barraqueros.
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La marca de un secuestro
Este apellido hoy le está dando la vuelta al mundo, luego de que entre logros y risas, un secuestro empañara la paz de la familia Díaz Marulanda y de una población llamada “La tierra amable” por su poca incidencia con la violencia y los actos terroristas. Un acto jamás antes vivido en Barrancas silenció los acordeones y detuvo los balones en las canchas, como rechazo a este acontecimiento donde se laceró el sentimiento de alegría de una familia que le ha servido a muchos niños en la región y que le permitió a un pueblo olvidado cantar goles con eco mundial.
“Mane” Díaz sigue siendo ese ejemplo de transformación e inspiración, de ahí que su hijo muestre su casta, su disciplina y compromiso, no solo consigo mismo, sino también con niños que sueñan ser como él y con los amantes del folclor que continúan disfrutando del talento de los Díaz, una familia que cultiva paz y que su siembra fue lacerada por la violencia en Colombia. Para muchos seguidores de Luis Díaz, es lamentable que quienes le han regalado tantas glorias y alegrías al mundo, hayan sido golpeados por las injusticias que generan la violencia.