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¿Conoces el origen de los Derechos Humanos? ¡Te lo contamos!

Se conmemoran 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
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Colprensa.
Ana María Lara

“No habrá paz en este planeta mientras los derechos humanos sean violados en cualquier parte del mundo”, decía el jurista juez francés René Cassin. Hoy la mención de los derechos humanos se oye y se lee en muchos ámbitos, no solamente filosóficos o jurídicos. Son parte del acervo de las organizaciones internacionales, de muchos estados y de numerosas organizaciones de la sociedad civil.

Pero la construcción de este concepto y su aplicación ha tenido una historia accidentada y no es universalmente aceptada.

Se supone que, después de la desaparición de las monarquías de derecho divino, y la separación de la Iglesia y el Estado, todo ser humano tiene derechos universales, independientemente de su nacionalidad, religión, etnia o posición social. Pero se dan contradicciones entre los estados, que deben hacer respetar estos derechos a través de sus legislaciones, y los individuos que los reclaman, por ejemplo, con el argumento de la seguridad. Ahí la voluntad de la mayoría no es válida, la ley impone límites a los derechos.

Estas contradicciones también ocurren cuando un estado emprende una intervención militar en otro, supuestamente para proteger los derechos humanos del pueblo que agrede, su cultura o su religión.

Se han dado debates entre pensadores liberales, conservadores y marxistas; estos últimos consideran el concepto de derechos humanos como una invención de la burguesía para enmascarar un régimen de explotación. Pero, ¿qué nos dice la Historia al respecto?

Desde la Antigüedad pueden hallarse varios episodios en los que los pensadores y políticos empezaron a aproximarse a lo que en el presente conocemos como derechos humanos. Por ejemplo, en Grecia se encuentran reflexiones en pensadores como Platón y Sócrates; pero especialmente en la tragedia Antígona, de Sófocles, donde la heroína reta al rey que niega la sepultura de su hermano. En otro contexto, el primer rey de Persia , Ciro el Grande, consignó por escrito, después de conquistar Babilonia en 539 antes de Cristo, en el Cilindro epónimo (cilindro de Ciro), la liberación de los esclavos. Ese cilindro es conocido como la primera declaración de derechos humanos. 

En otro punto geográfico, África, en el siglo XIII, la Carta de Mandén, en el territorio que hoy es Mali, instaura el principio de igualdad y no discriminación. Desde 2008, esa carta es patrimonio cultural inmaterial
En 1215, la Carta Magna en Inglaterra, se yergue contra el absolutismo, seguida en el siglo XVII por el Acta del Habeas corpus y el Bill of rights. 

En la conquista de América, donde se evangelizó a la fuerza, los religiosos debatieron sobre los derechos de los indígenas y negros, siendo San Pedro Claver, Bernardino de Sahagún y Fray Bartolomé de las Casas tres personajes a los que se asocia con la defensa de sus derechos. 

Pero es en el siglo XVIII, con la Independencia de los Estados Unidos y sobre todo con la Revolución francesa de 1789, con su Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, cuando se institucionalizaron los derechos humanos. La Declaración fue condenada por el papa Pío VI.

Después de las devastaciones de las dos guerras mundiales, la ONU proclamó en 1948 la Declaración Universal De Los Derechos Humanos: derechos civiles, políticos, libertad, no a la esclavitud, no a la tortura, libertad de culto y educación. Esta Declaración irá siendo complementada por los derechos de segunda, tercera y cuarta generación.


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Los de segunda generación, que tienen origen en las luchas de los movimientos obreros en el siglo XIX, son los derechos económicos y sociales: derecho al trabajo, a la seguridad social, derecho de huelga. En los derechos de tercera generación, están el medio ambiente, el desarrollo, el derecho a la diferencia de las minorías y las poblaciones autóctonas. Los de cuarta generación, sobre los que no hay pleno consenso, se relacionan con la informática, incluyendo el derecho al acceso y a la reputación digital, a la privacidad y a la seguridad.

Paralelamente, se han ido creando y fortaleciendo grupos conectados con propuestas y reivindicaciones que se alejan por completo de la universalidad de los derechos humanos, y buscan cuestionarlos; de allí surgen intenciones de dictaduras de supuestas identidades, como por ejemplo la “supremacía blanca”, los libertarios financieros o el nacionalismo exacerbado que va creciendo y llevando a que aparezcan y triunfen personajes nuevos dictadores que ponen en riesgo el camino ganado por la humanidad. Por ello, la lucha por derechos verdaderamente humanos no ha terminado.
 

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